Unas fórmulas imaginativas que en años anteriores han contado con un notable respaldo por parte tanto de los melillenses como de los foráneos que llegan la ciudad para participar en su gran fiesta anual. Enseñando recientemente las novedades que se han introducido en la ciudad durante los últimos años a una melillense que llevaba años sin volver a su tierra natal, preguntaba a su paso por la plaza multifuncional de San Lorenzo qué eran las estructuras que estaban levantando, ya que no sabía que se trataba del recinto ferial habilitado desde el año 2008 como sede permanente de la Feria de Melilla, que hasta entonces y durante décadas se asentaba en el céntrico parque construido por iniciativa del general de división, Venancio Hernández y Fernández, comandante general de Melilla.
Un recinto ferial, el de San Lorenzo, que vino a cubrir unas reiteradas demandas de aquellos que se preocupaban por el grave deterioro que la instalación provocaba en los jardines y parterres y de los vecinos de las calles adyacentes que sufrían por los ruidos y molestias que causaba la feria en pleno centro urbano.
En esta edición 2015 de los festejos patronales, son 21 las casetas que se han instalado en San Lorenzo una menos que el pasado año ya que el Partido Socialista no estará representado en el recinto por vez primera en más de tres décadas. Pero serán todas las que ofrecen alimentación las que se van a sumarse a la novedad ferial introducida por Festejos el pasado año bajo la denominación de “Día de la Tapa” que aunque se anunció que la iniciativa respaldado por Francisco Díaz se iba a prolongar durante dos jornadas será finalmente un solo día, el lunes 31 de agosto cuando se pueda disfrutar de una ventajosa oferta para sus bolsillos, ya que por tan sólo un euro se ofrecerá una bebida acompañada de la tapa del día. También se celebrará el martes día 1, por tercer año consecutivo, el día del niño con descuentos del 50 % en las atracciones infantiles. Se trata de unas medidas que pretenden amortiguar el receso de público que se nota en el ferial tras el fin de semana inicial. Unas fórmulas imaginativas que en años anteriores han contado con un notable respaldo por parte tanto de los melillenses como de los foráneos que llegan la ciudad para participar en su gran fiesta anual.
Este tipo de apuestas, o quizás otras de naturaleza similar, se deberían introducir en otros eventos inamovibles que se celebran a lo largo del año que se han quedado absolutamente trasnochados.
Una Feria que, a su término, dará paso al nuevo curso político postvacacional en que Melilla afronta tras las elecciones autonómicas de mayo una nueva etapa de gran importancia y trascendencia para su futuro de cara al próximo cuatrienio
