Melilla lo sufrió casi en silencio durante muchos años, con poco por no decir ninguna solidaridad por parte de una Europa que veía el problema como muy lejano. Ahora que toca de cerca a los países más importantes del viejo continente, la cosa ha cambiado Melilla lo sufrió casi en silencio durante muchos años, con poco por no decir ninguna solidaridad por parte de una Europa que veía el problema como muy lejano. Ahí estaba el caso más sangrante de la que fuera comisaria de Interior, la sueca Cecilia Malmström, que reprochaba a España prácticamente todas las actuaciones que llevaba a cabo en las vallas de Ceuta y Melilla.
Desde que a finales de los noventa comenzara el fenómeno de la inmigración en nuestra ciudad, ha sido larga la travesía del desierto que ha tenido que soportar para encontrar la comprensión de muchas personas, tanto desde el seno de la Unión Europea como incluso desde parte de la sociedad española.
El Gobierno de la Nación afrontó la mayor parte del tiempo esta situación en solitario porque la ayuda europea para atender este fenómeno no empezó a hacerse ver hasta hace unos pocos años, que comenzaron a llegar partidas para la atención de las personas que venían a Melilla de manera irregular, tanto por razones económicas -la inmensa mayoría- como por razones políticas y de seguridad, como es el caso de los peticionarios de asilo.
Ahora que ha surgido en el mismo corazón de Europa una crisis migratoria nunca jamás conocida, con miles de refugiados que intentan llegar desesperadamente por distintas naciones del viejo continente, o los intentos de pasar a la fuerza de sin papeles subsaharianos por el eurotúnel de Calais que conecta Francia con el Reino Unido, los principales líderes europeos se han puesto las pilas y han pedido acciones conjuntas para hacer frente a lo que se está viniendo encima.
Este ha sido el caso ayer de la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, François Hollande, que tras reunirse, han pedido una mayor coordinación de los países miembros ante la masiva llegada de inmigrantes y solicitantes de asilo. "Es una responsabilidad que no se puede dar a un solo país, porque es algo que concierne a toda Europa", ha afirmado Hollande en rueda de prensa desde Berlín junto a la canciller alemana, Angela Merkel.
Unas palabras que ansiaban escuchar los gobernantes tanto de Melilla como ciudad directamente afectada como de España como país al que pertenecemos cuando sufríamos las avalanchas de miles de subsaharianos y que, por desgracia, tardamos en oír.
Pero bienvenidas sean este tipo de peticiones porque ahora sí que parece que no estamos solos ante este fenómeno y la tan demandaba coordinación de países para no dejar el problema en uno solo, nos va a beneficiar porque muchos han tomado conciencia de que la presión migratoria no sólo se da en nuestras vallas.
