Sin duda, lo que ha acontecido este verano con la configuración de dos calendarios no deja en demasiado buen lugar a la Federación Española de Baloncesto, que se jacta de que organiza la segunda o tercera mejor competición de Europa. Desde hacía algunos días se venía adelantando, a través de las páginas especializadas de baloncesto y en las redes sociales, que los calendarios de la LEB Oro y de la LEB Plata podrían sufrir variaciones por la petición de ascenso del filial del F.C. Barcelona y la aparición de un nuevo equipo.
Es más, hoy lunes estaba previsto, en un principio, que una comisión deportiva evaluase esta posibilidad. Sin embargo, antes de que el resto de clubes pudieran dar su opinión, la Federación Española de Baloncesto, mediante su Comisión Delegada, decidió el pasado viernes inscribir en la segunda categoría del baloncesto nacional al Barça B y al Miraflores de Burgos, dejando, por tanto, en 16 el número de equipos participantes, uno de ellos, por supuesto, el Melilla Baloncesto.
Con esta medida se pretende que los clubes se vean beneficiados de más jornadas en casa ante su público y puedan tratar de firmar a jugadores que prefieren ir a otras ligas al sólo tener siete meses de competición.
Lo cierto es que las reacciones no se han hecho esperar, en bastantes casos nada favorables, por parte de algunos clubes que solicitan a la Comisión Delegada la exención del segundo pago de la inscripción “ante el desamparo que ha provocado saltarse el reglamento y Bases FEB de competición y participación en LEB”. Asimismo, se muestran decepcionados porque se “prima lo económico a lo deportivo año tras año”. De igual forma, aseguran no estar en contra de que la federación admita a un nuevo club y lo inscriba después de cerrar el plazo o de que admita el ascenso administrativo del Barcelona, pero sí consideran “un agravio comparativo no hacerlo público y en plazo para dar la oportunidad a los clubes que deportivamente podrían hacerlo y tienen más derechos deportivos”.
A ello hay que unirle el hecho de que la mayoría de los clubes ya han cerrado sus plantillas o están a punto de hacerlo “con el quebranto económico y de planificación que ello puede suponer”.
En el caso del Melilla Baloncesto, muy probablemente tendrá que realizar dos desplazamientos más, además de que la competición también se alargará, con el consiguiente desembolso económico que ello conllevará con el incremento de los emolumentos de cada uno de los integrantes de la plantilla.
Hoy se espera que pueda ver la luz un nuevo calendario, de manera que la entidad que preside Jaime Auday se tendrá que poner manos a la obra para volver a planificar los viajes, empezando por el primero que puede que no sea Logroño. Tampoco está confirmado que la competición arranque el 2 de octubre. Lo único que le queda al equipo de Alejandro Alcoba es esperar a que se realice el sorteo, que será el que dicte dónde debutará esta temporada el equipo melillense.
Sin duda, lo que ha acontecido este verano con la configuración de dos calendarios, además en un intervalo de poco más de un mes entre la publicación de uno y otro, no deja en demasiado buen lugar a la Federación Española de Baloncesto, que se jacta de que organiza la segunda o tercera mejor competición de Europa. La FEB parece abocada a tener que cambiar, más tarde o temprano, su modelo de competiciones, incluso haciendo desaparecer la LEB Plata y creando un único grupo de LEB con un mayor número de equipos (por ejemplo, 18, como en la ACB). A la vez, se fortalecería y aumentaría el nivel de la Liga EBA.
