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El rincón de Aranda

Ramon Conti, Sidi Alí El Begui y Napoleón

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El 14.07.1804, dos barcas repletas de víveres y medicinas procedentes de la Península con destino a Melilla, son interceptadas por corsarios ingleses, y llevadas a Chafarinas. Inmediatamente envían un emisario a la ciudad, pidiendo un rescate de 9000 duros de plata. Ante esta situación, Ramón Conti, el Gobernador, con las arcas de la ciudad vacías, habla con un moro argelino, Sidi Alí El Begui, que fue quien los prestó, pudiendo así abastecerse toda la población.
El 5.08.1804. Reinando en España Carlos IV, con el valimiento de Godoy, en Melilla, como en todas las posesiones de África, se carecía de todo lo necesario para el sustento diario. No había ni aceite, ni medicinas, y se estaba a media ración de pan por persona y día. Ante esta situación el Tte. Coronel, Ramón Conti, Gobernador de la ciudad, mandó a Narciso Martínez salir con su falucho a pedir auxilio al primer puerto de España que encontrase.

A primeros de Julio de 1805, llega a Málaga un lanchón procedente de Melilla, con la solicitud de un envío urgente de víveres, ya que la guarnición de la Plaza estaba a media ración. Ramón Conti decía que Melilla se encontraba “en extremado apuro de indigencia, y en los últimos instantes de su exterminio por carecer de los principales artículos de primera necesidad para su subsistencia”.

El escrito de Ramón Conti llegó a manos del Brigadier, Jaime Moreno y La Corte, Gobernador Político y Militar de Málaga, y éste encomendó al Veedor y Ministro Principal de la Real Hacienda, para que tomara las providencias oportunas, ya que incumbía a éste alto funcionario atender las necesidades de los Presidios Menores, como entonces se les denominaba a Melilla, Isla de Alhucemas y el Peñón de Vélez de la Gomera.

El 8.04.1806, el Almirante inglés, Sir Willian Sydney Smith, puso sitio a Alhucemas, con un navío y varias fragatas, conminando a la rendición de la Plaza. El temporal que se levantó a continuación impidió la invasión, aunque Cumplido, su Gobernador, había rechazado tal rendición. Nos imaginamos la suerte que hubieran corrido si el temporal no hubiese hecho acto de presencia en aquellos momentos.

El 29.06.1806, se repite la misma felonía que el 14.08.1804, con nuestros “amigos” ingleses; esta vez costó 9000 reales y fue el mismo prestamista quien sacó de apuros a la ciudad.

El 7.08.1808, Napoleón confecciona en Bayona una Constitución, a su gusto, para España; pero no es promulgada, ya que es un “Dictak” y no se consideraba española.

El 16.02.1810, es descubierta una conspiración para la entrega de la Plaza a los franceses. Diego de Quijano y Miguel Chamizo, los conspiradores, fueron condenados a seis meses de rigurosa prisión.

El 25.03.1811, Ramón Conti envía presos, a Cádiz, a 79 individuos de la guarnición, por ser los promotores de un conato de motín debido a la noticia de liberar a algunos presidiarios por el escorbuto y el hambre que había en la Plaza.

Y ahora viene la siguiente reflexión: Si las autoridades, que mandan en las cosas de la Cultura en nuestra ciudad; que imagino debieran saber, si no toda, al menos algunos rasgos de nuestra Historia: Cómo es que Ramón Conti, no tiene una calle en nuestra ciudad, junto a Sidi Alí El Begui, y que Napoleón campe con sus respetos, mirando la Estrella, que tiene al lado, con una mano en el pecho, y con la otra rascándose un “cojón”, dándole el Viento en el careto, de Espalda al “Mismo”, desde la falda de Camellos, y además cachondeándose de las autoridades que le permiten estar ahí.

Nombro al argelino, Sidi Alí El Begui porque, a pesar de que cobraría sus intereses por el préstamo; creo que en algo hizo para que la población de Melilla, en parte, mitigara el hambre; y aunque tarde, estas autoridades, que tan pródigas son para colocar nombres de mindundis de ojaneta, en algunas calles, en agradecimiento debieran cambiarlos por el de estas dos personas que ¡¡SÍ HICIERON!! algo por la ciudad en aquéllos años tan aciagos para los que residieron en ella. Porque no debemos olvidar que aquél Gobernador las pasó muy putas, intentando dar de comer a la población civil, a la del presidio y a la guarnición; manteniendo el orden establecido, y muy importante, como era la defensa de las murallas de nuestros belicosos vecinos.

Yo creo que tanto el nuevo Director de Cultura, como la señora Consejera del Ramo, que deben cobrar sus magros y buenos sueldos; como los Protectores del Patrimonio, que no cobran ni un puto duro, pero tampoco dicen “esta boca es mía” algo debieran hacer al respecto. ¿No creen ustedes?.

Para finalizar debo señalar que Melilla tiene una veintena de calles con nombres que fueron Héroes y Mártires, en la Guerra de la Independencia.

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