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VIAS, casi 20 años de solidaridad discreta a ambos lados de la frontera

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Apenas se les ve en los medios de comunicación, y mucho menos se les escucha. Pero la enorme familia que forma el Voluntariado Islámico de Acción Social (VIAS) no para de ayudar y extender su solidaridad a ambos lados de la frontera en un ámbito, el sanitario, donde el que necesita ayuda es mucho más vulnerable y requiere una mayor implicación. Esta ONG melillense, la más antigua de carácter musulmán de toda España, cuenta por miles los casos en los que se ha volcado a lo largo de sus casi dos décadas de historia. Melilla acaba de reconocer la labor de VIAS con la entrega de su galardón más importante, la Medalla de Oro. Ninguno de los cinco partidos representados en la Asamblea se opuso a que esta entidad fuera premiada por la intensa labor que lleva realizando de manera discreta desde hace casi 20 años gracias a la dedicación de sus 500 voluntarios.

Nació oficialmente en 1998, y es la ONG musulmana más antigua de España. Pero en realidad, los inicios de VIAS se remontan a hace dos décadas, cuando sus primeros voluntarios empezaron a recorrer los pasillos del Hospital Comarcal en las horas de visita para echar una mano a quienes menos tenían. Acompañarles un rato, llevarles ropa, ayudarles en su higiene personal o, simplemente orientarles en cuestiones que les superaban por el desconocimiento y la barrera del idioma. Tareas relativamente sencillas, pero muy valoradas por quien la enfermedad convierte en una persona dependiente y sin nadie al lado.

Desarrollar el entorno
Pronto, la labor de VIAS empezó a ir más allá, colaborando directamente con los trabajadores sociales y requiriendo la ayuda de profesionales sanitarios que trabajan de manera altruista para devolver la salud a quienes no tienen recursos ni siquiera para salir adelante. Médicos generalistas, especialistas y otros profesionales sanitarios de diferentes puntos de España y Marruecos son hoy algunos de los muchos voluntarios que forman la maquinaria de esta ONG melillense, que es muy consciente de que para disminuir la presión asistencial en nuestros centros sanitarios es necesario mejorar las infraestructuras en nuestro entorno geográfico.

Juan Molina, el maestro que preside VIAS desde hace varios años, lanzó este mensaje hace unos días al recoger en nombre de su asociación la Medalla de Oro. Sentado en la sede de la ONG, abarrotada de material sanitario y ropa listos para entregar, Molina lo repite a MELILLA HOY. “Con los años, la gente ha aprendido que la mayoría de los casos se pueden solucionar en origen sin necesidad de derivar a otros centros, lo cual siempre supone más dificultades y trastornos”, explica con paciencia.

Así es como los voluntarios de VIAS se han empleado a fondo haciendo obras en el Hospital Hassani de Nador, donde han restaurado los servicios y han sido los artífices de un considerable avance como es la instalación de las tomas de oxígeno en toda la segunda planta del centro. Todo ello gracias a la generosidad melillense, tanto de los ciudadanos de a pie, que contribuyen con lo que pueden en las diferentes campañas, como de los empresarios que aportan una donaciones sin dudarlo en cuanto los responsables de VIAS llegan pidiéndoles ayuda para alguna intervención complicada.

Esta labor, que ayuda al desarrollo de las zonas limítrofes, se complementa con otras como es la recogida de medicinas y material quirúrgico para hacerlos llegar a familias sin recursos, elementos muy necesarios para quienes terminan en el Hospital de Nador, donde no se suministra ni una simple gasa.

La financiación de tratamientos a enfermos crónicos sin recursos o ayudar a quienes viven en zonas rurales de Marruecos de muy difícil acceso son otros de los ‘milagros’ que hace posible VIAS, una ONG que con el paso del tiempo ha perfeccionado su manera de actuar ante los diferentes casos que se les iban presentando.

Inicios difíciles
Molina recuerda cómo los primeros años fueron complicados, porque además de la atención sanitaria, VIAS llevaba la gestión de los centros de menores que hoy tiene unificados en el Fuerte de la Purísima la Ciudad Autónoma. “Empezamos con cuatro menores argelinos en un piso de Los Pinares”, rememora el presidente de la ONG, que llevó adelante durante algunos años diferentes centros ubicados por toda Melilla.

En 2004, sin embargo, la Junta Directiva decidió pasar página porque la gestión de los centros de menores creció y les terminó desbordando. “Jugando con las palabras, tuvimos que cambiar de ‘vías’ para no perder el tren y nos reafirmamos en la sanidad, donde trabajamos de manera muy intensa”, subraya Juan Molina, que lo demuestra señalando a una estantería repleta de archivadores.

Allí, guardados de manera muy ordenada, están todos los expedientes, recetas y diagnósticos de los miles de pacientes a los que VIAS ha echado una mano movilizando a voluntarios, profesionales e instituciones. Así es como con el paso de los años, esta organización sin ánimo de lucro se ha ganado el respeto de organismos oficiales de España y Marruecos, la confianza de los melillenses que aportan su granito de arena y la admiración de quienes al otro lado de la valla se ven socorridos y aliviados con esa ayuda anónima que les llega desde Melilla.

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Redacción

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