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Una fiesta de todos

Ayer fue una jornada festiva para todo el mundo, aunque no lo fuera oficialmente debido a que el Aid El Kebir se ha adelantado un día respecto a los pronósticos de la Ciudad Autónoma en la confección del calendario laboral, porque en una ciudad multicultural como la nuestra, las festividades de cada comunidad se hacen extensivas al resto aunque recen a otro Dios La convivencia intercultural es una realidad diaria en las calles de Melilla. Pero si hay momentos en los que ésta es más palpable, es cuando alguna de las comunidades religiosas celebra un día importante, como ocurrió ayer con la conmemoración del Aid El Kebir. Al mismo tiempo que miles de melillenses musulmanes rememoraban con el sacrificio de un cordero el pasaje en el que Abraham estuvo dispuesto a matar a su hijo por amor a Dios, otros, de la comunidad hebrea, acababan de celebrar la festividad del Yom Kipur. Pero la realidad es que ayer fue una jornada festiva para todo el mundo, aunque no lo fuera oficialmente debido a que el Aid El Kebir se ha adelantado un día respecto a los pronósticos de la Ciudad Autónoma en la confección del calendario laboral, porque en una ciudad multicultural como la nuestra, las festividades de cada comunidad se hacen extensivas al resto aunque recen a otro Dios. La fiesta se extenderá hoy de igual modo debido a que el día ya fue declarado inhábil, lo que permitirá a buena parte de la población seguir con las celebraciones de una tradición tan importante para muchas familias melillenses.
Nadie podía poner en duda que ayer era un día muy especial. Para corroborarlo, solo hacía falta contemplar las calles desde bien temprano, que aparecían desiertas, debido a una nula actividad comercial y hostelera que ha provocado el llamamiento del gremio para evitar unas pérdidas económicas considerables. Al mismo tiempo, la mayoría de las familias musulmanas lucían sus mejores galas y muchas acudieron juntas al rezo colectivo que cada año se celebra en la explanada de Cabrerizas Altas, a los pies del Tercio.
Miles de fieles, hasta 10.000 según los cálculos de la Comisión Islámica de Melilla (CIM), rezaron juntas antes de seguir en sus casas con la tradición de sacrificar a un borrego. Nuevamente, la gran mayoría lo hizo en casa, ya que fueron muy pocos los que pasaron por el matadero municipal. La cifra, realmente anecdótica, debería haber impulsado mucho antes a la Ciudad Autónoma a analizar la posibilidad de instalar carpas, como ya se hace desde hace tiempo en Ceuta, y que al parecer podrían ser la novedad de la próxima Pascua Grande en Melilla. De esa manera, tradición y seguridad sanitaria podrían «reconciliarse», al fin, en nuestra ciudad durante la celebración del Aid El Kebir.

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