"No sé si el 17 de septiembre -Día de Melilla, por cierto- será considerado como un día histórico, como el día en el que se anunció el próximo nacimiento de un Semanario, Vivir en libertad, que ayudó poderosamente a que España fuera algo mejor, a que la libertad de cada una de las personas -sólo existe la libertad individual, conviene no olvidarlo nunca- fuera más respetada"
El 17 de este mes fue presentado en el Centro Riojano, sito en la famosa calle de Serrano de Madrid, el futuro semanario "Vivir en libertad". Los presentadores fuimos Carlos Entrena, melillense de nacimiento, y en buena medida de corazón, presidente del Club Liberal Español, colaborador habitual del MELILLA HOY, notario y una persona con una sólida formación jurídica, y yo, en representación del grupo editorial que agrupa Prensa de Melilla, editora del MELILLA HOY, y La Voz-Gacetas, que edita las Gacetas Locales de Madrid y la revista Arte de Vivir, entre otras cosas. Los asistentes al acto de presentación fueron todos aquellos a los que invitamos, personalidades destacadas en distintos ámbitos de la actividad española, personas que indisimuladamente abogan por la libertad, por vivir en libertad.
No sé si el 17 de septiembre -Día de Melilla, por cierto- será considerado como un día histórico, como el día en el que se anunció el próximo nacimiento de un Semanario, Vivir en libertad, que ayudó poderosamente a que España fuera algo mejor, a que la libertad de cada una de las personas -sólo existe la libertad individual, conviene no olvidarlo nunca- fuera más respetada. El tiempo dirá si ese anhelo de más libertad, que muchos compartimos y al que nosotros pretendemos ayudar con nuestro proyecto editorial, se consigue, pero lo que sí puedo asegurar, desde ahora, es que no vamos a escatimar esfuerzos para lograrlo ni nos van a asustar las dificultades o las presiones.
En el acto de presentación de Vivir en libertad me permití recordar una frase de Alexis de Tocqueville: Habría amado la libertad en cualquier época, pero en los tiempos en que vivimos me siento inclinado a adorarla. Eso lo decía el gran sociólogo a mediados del siglo XIX. Ahora es todavía más necesario ese amor por la libertad, tan acosada como está. Ahora es momento de recordar lo que Hayek escribió en su gran libro "Camino de servidumbre": "La única alternativa al sometimiento a las fuerzas impersonales y aparentemente irracionales del mercado es la sumisión a un poder igualmente irrefrenable y, por consiguiente, arbitrario, de otros hombres. En su ansiedad por escapar a las enojosas restricciones que siente ahora, el hombre no advierte que las nuevas prohibiciones autoritarias, que habrían de imponerse deliberadamente en lugar de aquéllas, serían aún más penosas". Que nos encontramos en pleno auge de "prohibiciones autoritarias" me parece algo tan evidente como innegable, como me lo parece que, aunque pueda parecer lo contrario, la libertad está hoy más amenazada que nunca.
Melilla fantasmagórica
El jueves y el viernes pasado Melilla se convirtió en una ciudad casi desértica y casi absolutamente paralizada, una ciudad fantasma. A tal situación se ha llegado (le dedico los siguientes párrafos a ese Consejero de la Ciudad Autónoma que, me cuentan, cada vez que escribo algo criticando algún aspecto del funcionamiento de nuestro actual Gobierno local, se lo envía por correo electrónico a algunos de sus compañeros de partido, para que vean lo mal que me porto) quizá porque cada vez se va cumpliendo más lo que decían los ingleses Laurence Peter y Raymond Hull en su famoso libro "El principio de Peter", un tratado de la incompetencia y una irónica explicación del por qué "las cosas van siempre mal", debido a la tendencia humana a escalar y ascender hasta llegar a su nivel de incompetencia, en el cual permanecen.
En lo que se refiere al funcionamiento general de los Gobiernos, Peter y Hull explican que ni las propuestas sensatas ni las insensatas "pueden ser puestas eficienntemente en práctica, debido a que la maquinaria del gobierno es una vasta serie de entrecruzadas jerarquías, surcadas de incompetencia en todas direcciones". Quizá porque muchos de los que ocupan altos cargos en, cualquier, gobierno se hallan ya en su nivel de incompetencia.
Si no se admite esa explicación es difícil comprender cómo se ha llegado en Melilla a declarar fecha oficialmente festiva una que, por razones religiosas, no se puede precisar, al depender de factores exógenos e incontrolables, como la posición de la luna, por ejemplo. Así se ha llegado en nuestra ciudad al ridículo de declarar un viernes oficialmente festivo, cuando los principalmente afectados por la festividad lo celebraban el jueves. El resultado ha sido dos días de conversión de Melilla en una ciudad más medieval que moderna, una ciudad paralizada hasta un nivel inadmisible y nunca visto hasta ahora, aunque la composición étnica de Melilla no ha cambiado demasiado con respecto a la que era el año anterior, ni el anterior a ese y así sucesivamente. Lo que ha cambiado son los comportamientos y las reacciones públicas ante esos nuevos comportamientos, ante esa nueva presión religiosa y social, que no nos acerca a la modernidad, sino todo lo contrario.
Tampoco nos acerca, como españoles, a la modernidad lo que va a pasar hoy, sea lo que sea, en las elecciones catalanas, un asunto que huele tan mal que repugna. Los catalanes que se sienten españoles se consideran abandonados por este y anteriores Gobiernos. Con razón, creo yo. Otros catalanes están siendo manipulados, desde hace años, por una propaganda intensa similar a la del nazi Goebbels, orientada a intentar ocultar la ineficacia y el latrocinio de los gobiernos de los Pujol y los Mas. Un asco.
