A partir del 13 de octubre comenzarán a desarrollar su trabajo los educadores de calle, según lo confirmó ayer el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, que señala que este programa piloto, con un coste de 13.000 euros y atendido por dos profesionales, pretende reducir el número de menores extranjeros no acompañados que viven en la calle. Daniel Ventura reiteró que es preciso cambiar la imagen que relaciona la palabra MENAS con la delincuencia, porque afirma que no es real. Señaló que la inmensa mayoría de los MENAS acogidos por la Ciudad Autónoma llevan una vida perfectamente normalizada. "Los educadores de calle empiezan a trabajar a partir del próximo martes 13 de octubre", según lo indicó ayer el consejero Daniel Ventura que aclaró que al concurso organizado para adjudicar este servicio sólo concurrieron dos empresas y que ha sido Clece la que se lo ha llevado al presentar la oferta económica más baja, pasando de los 18.000 euros de licitación a los 13.000 euros finales de adjudicación.
Educadores
"Ya me he reunido con Clece y la próxima semana haré otro tanto con los dos educadores que me mande la empresa parea orientarles y asesorarles sobre el trabajo preciso que queremos con los MENAS que están en la calle y no quieren asistir a los centros de acogida", indicó. El perfil solicitado era el de dos profesionales, dos educadores sociales, que a ser posible tuvieran conocimientos o formación en educación de calle, que conocieran el árabe y tamazight, y que a ser posible uno de los dos fuese hombre porque "a nivel cultural parece que respetan más el hecho que sea un varón, pero la segunda persona puede ser una mujer". El martes 13 empiezan a funcionar.
La duración de este proyecto piloto será de unos tres meses y finaliza el 31 de diciembre. "Veremos entonces si es útil y si nos gastamos el dinero para algo, que consigamos retirar a los niños de la calle y que pasen al centro de acogida de Purísima como los otros 300 que tenemos en todos los centros. La idea principal que se busca con los educadores de calle, es ver las condiciones de vida de los MENAS, sus objetivos y qué buscan con ese estilo de vida".
Detalló el consejero que actualmente el sistema de protección en Melilla atiende a más de trescientos menores: 240 en el Centro Purísima, 80 en el Centro Asistencial y 30 niñas en Divina Infantita y de ellos "hay una cifra que fluctúa de entre treinta y cuarenta que por razones desconocidas van y vienen". De estos cuarenta se tiene constancia, indicó Daniel Ventura, que entre 10 y 15 son niños de la calle que proceden del interior de Marruecos, jóvenes que "vienen de estar en la calle, sin una estructura social clara, totalmente sin normas, con muchas dificultades en sus vidas y queremos intervenir con ellos y por eso, los educadores de calle", explicó.
Delincuencia
El consejero también quiso romper un viejo mito y aseguró que es preciso cambiar la imagen que se tiene de los menores extranjeros no acompañados (MENAS), porque "no es cierto que sean delincuentes, claro que los habrá, como hay niños así en otros barrios de la ciudad". Apuesta por eliminar este concepto erróneo que únicamente logra criminalizar a este colectivo y "crear alarma en la sociedad, cuando no es vedad".
Apuntó que como ocurre con los adultos, también habrá menores que cometan actos delictivos, pero no comparte que se acuse a todos los menores extranjeros de ser delincuentes "porque la mayoría de los MENAS llevan una vida estructurada y normalizada en los centros". Como ejemplo habló del caso de un joven acogido en Purísima, que acaba de cumplir 18 años y al que la Ciudad Autónoma quiere apoyar por haberse descubierto como todo un artista de la pintura. De hecho en unas semanas el joven, con el apoyo de la Consejería, inaugurará su primera exposición de cuadros en el Club Marítimo.
Centro Reforma
En relación al Centro de Reforma, indicó el consejero que en estos momentos de sus 46 plazas están ocupadas unas 40 y que la práctica totalidad son jóvenes en régimen cerrado. Debido a que son jóvenes con mayores dificultades que precisan una intervención más personalizada, se ha atendido la petición de la actual empresa que lo gestiona y se ha contratado a un segundo subdirector y ampliado el número de educadores y cuidadores. Este refuerzo ha provocado que el presupuesto para la gestión del centro se haya elevado a los 700.000 euros.
Dado el perfil de los jóvenes infractores que cumplen medidas judiciales en estas instalaciones de reforma, se hace preciso desarrollar un importante trabajo de mediación con profesionales preparados que haga posible aprovechar el tiempo de reclusión para "lograr que estos niños, entre los que se encuentran jóvenes que han cometido delitos algunos muy graves, cambien de actitud, adquieran nuevos valores y no sean unos adultos problemáticos para la sociedad", manifestó.
