Hoy está previsto que comiencen a desarrollar su trabajo los educadores de calle, según lo confirmado a este periódico el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, que señala que este programa piloto, con un coste de 13.000 euros y atendido por dos profesionales, pretende reducir el número de menores extranjeros no acompañados que viven en la calle.
Daniel Ventura reiteró que es preciso cambiar la imagen que relaciona la palabra MENAS con la delincuencia, porque afirma que no es real. Señaló que la inmensa mayoría de los MENAS acogidos por la Ciudad Autónoma llevan una vida perfectamente normalizada. El titular de Bienestar Social tenían programado reunirse con Clece y con los dos educadores para orientarles y asesorarles sobre el trabajo preciso que queremos con los MENAS que están en la calle y no quieren asistir a los centros de acogida. El perfil solicitado era el de dos profesionales, dos educadores sociales, que a ser posible tuvieran conocimientos o formación en educación de calle, que conocieran el árabe y tamazight, y que a ser posible uno de los dos fuese hombre porque «a nivel cultural parece que respetan más el hecho que sea un varón, pero la segunda persona puede ser una mujer». La duración de este proyecto piloto será de unos tres meses y finaliza el 31 de diciembre. «Veremos entonces si es útil y si nos gastamos el dinero para algo, que consigamos retirar a los niños de la calle y que pasen al centro de acogida de Purísima como los otros 300 que tenemos en todos los centros. La idea principal que se busca con los educadores de calle, es ver las condiciones de vida de los MENAS, sus objetivos y qué buscan con ese estilo de vida». Detalló el consejero que actualmente el sistema de protección en Melilla atiende a más de trescientos menores: 240 en el Centro Purísima, 80 en el Centro Asistencial y 30 niñas en Divina Infantita y de ellos «hay una cifra que fluctúa de entre treinta y cuarenta que por razones desconocidas van y vienen». De estos cuarenta se tiene constancia, indicó Daniel Ventura, que entre 10 y 15 son niños de la calle que proceden del interior de Marruecos, jóvenes que «vienen de estar en la calle, sin una estructura social clara, totalmente sin normas, con muchas dificultades en sus vidas y queremos intervenir con ellos y por eso, los educadores de calle», explicó. Delincuencia El consejero también quiso romper un viejo mito y aseguró que es preciso cambiar la imagen que se tiene de los menores extranjeros no acompañados (MENAS), porque «no es cierto que sean delincuentes, claro que los habrá, como hay niños así en otros barrios de la ciudad». Apuesta por eliminar este concepto erróneo que únicamente logra criminalizar a este colectivo y «crear alarma en la sociedad, cuando no es vedad». Apuntó que como ocurre con los adultos, también habrá menores que cometan actos delictivos, pero no comparte que se acuse a todos los menores extranjeros de ser delincuentes «porque la mayoría de los MENAS llevan una vida estructurada y normalizada en los centros».
