El grupo Pedales Sin Fronteras Melilla realizó por primera vez la ruta Melilla-Alhucemas, evento que tuvo lugar a finales del pasado mes de septiembre, aprovechando la fiesta de Aid El Kebir. La expedición melillense partió de nuestra ciudad el pasado viernes 25 de septiembre, camino de Alhucemas, con sus bicicletas de montaña en un trayecto de 155 kilómetros de puro mountain-bike, dividida en dos etapas.
La primera fue de 88 kilómetros y 1.800 metros de desnivel acumulado, que llegaba hasta la Playa de Sidi Driss, donde los melillenses montaron el campamento para pasar la noche. En esta primera jornada pudieron recorrer variados y divertidos caminos hasta Dar ElKebdani.
Fue a partir de esta zona donde comenzó un durísimo ascenso hasta el punto más alto de la ruta, a casi 900 metros de altura, parando a reponer fuerzas para afrontar en condiciones un vertiginoso descenso de más de 10 kilómetros hasta el final de la etapa.
En la primera parte del día, el recorrido discurrió por lugares tan emblemáticos como Zeghanghane, la zona norte de las minas de Uixan o el río Kert, por suerte vadeable en esta época del año, aunque la ruta completa sólo la realizarían seis de los integrantes de Pedales Sin Fronteras Melilla. En esta primera jornada fueron acompañados por el grueso del grupo, aunque hay que hacer una mención especial al gran trabajo de los pilotos de los coches de apoyo.
La segunda etapa, de 68 kilómetros y 750 metros de desnivel acumulado, partía de la playa de Sidi Driss y llegaba hasta el Hotel Casa Paca en Alhucemas. Tras unos kilómetros por la carretera de Alhucemas, el camino se adentraba en el cauce del Oued Amakrane hasta Ifassien, un tramo divertido en el que los pies acabaron bastante mojados, y tras subir hasta una altura de algo más de 400 metros, el grupo emprendió otro descenso rapidísimo hasta la carretera, por la que los seis ciclistas recorrieron los últimos kilómetros hasta el final de la etapa.
Un día más, el apoyo de los coches de asistencia fue fundamental para resolver algún problema técnico y proporcionar un buen avituallamiento. Para rematar el fin de semana, los expedicionarios se tomaron un merecido descanso hasta el domingo por la mañana, cuando cargaron las bicicletas en los vehículos y volvieron a Melilla con la satisfacción de completar la aventura, dibujada en sus rostros.
