Desde que amanece hasta que oscurece, el Chau Chau suele ser el único habitante de casi todos los lugares del planeta.
También hay otros, pero éste, parece ser que es el más importante. El más principal. El que destaca más. El que protagoniza más papeles en la tragicomedia de la vida. El actor principal. Suelen interpretar también algunas escenas, el amor, el dolor, la alegría, etc… pero casi siempre el Chau Chau, anula a todos, por su peculiar manera de ser. Por su estilo poderoso. Por su acoplamiento natural al resto de personajes que animan la subida del telón. Chau Chau por allí. Chau Chau por allá. En la tele. En la casa. En la misa. En la calle. Vestido de cientos de formas el Chau Chau camina despistando. Sonríe envanecido. Hace pensar sobriamente. Receta doctamente. Sana, cura, fija, condena, resuelve, premia, censura, ensucia, limpia.
El Chau Chau. Personaje intrépido que nadie conoce pero que nos sobrevive continuamente. Y nos tiene a todos con la boca abierta. Con los ojos fijos. Con la mente llena. Con los oídos tensos. Con las caras limpias. Con los cuerpos garbosos.
El Chau Chau compra, vende, alquila, canjea. Solventa, resuelve, justifica, orienta, reclama, soluciona, presiona. EL CHAU CHAU, convence, anima y sabe y todos lo quieren. Y lo usan.
Todos nos dejamos alquilar por él para que nos disfrace y nos presente como él quiera. Y sonreímos amable, orgullosos, condescendientes. EL CHAU CHAU.
Buenos días y Buenas palabras
