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El espacio de Aranda

Y ahora, qué hacemos con la historia, ¡eh!

Un filólogo catalán ha presentado un listado de supuestos catalanismos, asegurando que Teresa de Cepeda, (Sta. Teresa de Jesús), se llamaba, Teresa de Cardona Enríquez, abadesa del Monasterio de Pedralbes, en Barcelona. Sobre Miguel de Cervantes, afirma que se apellidaba realmente Servent, y procedía de Jijona; y “El Quijote” lo escribió, integramente, en catalán, pero claro, luego los censores, que fueron unos “capullos”, lo tradujeron al castellano. Dice que la 1ª parte, no describe paisajes castellanos, sino escenarios de los alrededores del pueblo del turrón, (el que siempre vuelve a casa por Navidad). Y sobre Cristóbal Colón, no era genovés, sino un miembro de una noble familia barcelonesa apellidada Colom, y sostiene que las tres carabelas no partieron del Puerto de Palos, en Huelva, sino desde Pals, en Gerona. Y además añade, que la bandera de los tres navíos, era la senyera, porque a la estelada le faltaban 4 siglos para que un catalán la copiara de los mambises cubanos.

Esta literatura la han difundido unos historiadores?? catalanes, que desde hace ocho años denuncian una presunta conspiración de Castilla, por la que los grandes personajes históricos catalanes han sido eliminados de todas las narraciones oficiales, y reconvertidos en españoles. Dentro del mosqueo que los independentistas, con su secesionismo de ojana, despierta en la política española, las denuncias de este hipotético complot, por parte de esa fundación de tres al cuarto, son un anécdota que se mueve solo en Internet, ya que el mundo académico no entra ni siquiera a rebatirle. Y yo digo: ¿y para qué?.

Sobre el autor de “Elogio de la Locura”, Geert Geertsen (latinizado como Desiderius Erasmus Rotterodamus), conocido como Erasmo de Roterdam, humanista y pensador de Europa, dice que existe una tesis de que era catalán. Ese estudio es de otro lumbreras, compi suyo y miembro de la misma charanga, que cree que era el segundo hijo de Cristóbal Colón, Ferrán Colón, hijo de la verdadera esposa del descubridor, la portuguesa Felipa d’Avis, criadora del rey Juan II de Portugal. Pero ahí no queda la cosa, porque sobre Leonardo Da Vinci, sostiene que era realmente, un hijo perdido de la casa real catalana, seguramente de Nápoles. Entre otras afirmaciones considera que los fondos que aparecen en muchos de sus cuadros, entre ellos el de La Gioconda, son realmente la montaña catalana de Montserrat. De Francisco Pizarrro, pues que no nació en Trujillo, sino que era hijo de una mantenida, de la comarca de La Segarra, llamada Aldonça Roig d'Ivorra i Alemany, casada en 1475 con un tal Francesc de Castre-Pinós de So i Carròs: ¡Jooder, qué tío, y qué cacúmen se gasta el garlocho!. El matrimonio, según este iluminado filólogo, era una tapadera para ocultar los bastardos de Fernando el Católico, sin que se enterara la muy católica Isabelita, que menudos cojones se gastaba la buena señora: ¡Vamos!, como para ponerle los cuernos. En su opinión, Pinós de So i Carros, fue transmutado (convertido) a Pizarro para ocultar todo este embrollo, embrollo que quizás ya tengan ustedes en la cabeza, cosa que lamento, pero igual lo tuve yo al principio, créanme, y lo juro por “Los Simpson”. Prosigamos, que la cosa no queda ahí; porque también sostiene que Hernán Cortés, ¡sí señor!, el mismísimo conquistador de Méjico, era realmente Ferrán Cortes, otro catalán. Sobre “La Celestina”, sostiene que no fue escrita por el salmantino Fernando de Rojas, sino por un valenciano desconocido; es decir, el libro se publicó en catalán y luego, los supuestos conspiradores de Castilla lo plagiaron al castellano: “¡Qué putada!”. Y el “Lazarillo de Tormes”, es la obra de un valenciano, que podría ser el humanista Luis Vives, escrito también en catalán, que transcurre en Valencia. Dice que la obra medieval describe paisajes que se asemejan más al paisaje mediterráneo que a Castilla; porque tiene más lógica que el nacimiento del Lazarillo tuviera su origen en la población valenciana de Tormos, que no en Tormes. O sea que para él, todos los grandes escritores han sido de la “Casa Nostra”, (no confundir con la “Cosa Nostra”). A veces, dándole vueltas al “tarro”, a mi se me enciende la lucecita “eureka”, como se le encendió a Arquímedes, mientras se lavaba los huevos en un barreño, quisiera darle una buena idea, y por favor, que no la copie nadie, ¡eh!. Verán: no entiendo como no le ha buscado parentela a Franco, de gallego a catalán; porque total, era bajito, con bigote y con muy mala ostia, como el mañico, hijo de un guardia civil, que no quiere ser aragonés, ni español, sino catalán; y como Cervantes y Shakespeare eran coetáneos, ya puestos, también podría decir que Hamlet y Romeo y Julieta, fueron escritas en catalán. Creo que al bueno de D. Guillermo no le hubiese importado, como a D. Miguel, sobre su Alonso Quijano, y el regordete Sancho. Y para terminar, y no decirle: “Vete a la mierda”, porque así, dicho tan a lo bestia, la escatología queda un poco grosera; yo deseo cooperar con mi humilde aportación, sobre lo que se comentaba en la Ciudad Condal en los años 60, del monumento a Colón frente al Puerto, en el que aparece el descubridor con su brazo derecho extendido, indicando el oeste, y portando en la mano izquierda un rollo de papel, pareciéndo que dice: “¿Véis?, pues allí me cagué, y aquí os traigo los papeles”. Claro que si alguno de ustedes desea “mandarlo a la fulañí”, por mi no se corten, porque están a tiempo.

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