Daesh, hoy en día el enemigo número uno del Islam. Por mucho que yo le dé los buenos días a mis vecinos de la forma más amable, por mucho que felicite las Navidades a mis amigos cristianos, por mucho que exteriorice mi rechazo sincero al antisemitismo, por muy buen compañero que sea en el trabajo, …
…por mucho artículo que escriba en este u otros periódicos alabando la diversidad, la convivencia y la multiculturalidad, por mucho que me proponga ser un elemento productivo, positivo y beneficioso para la sociedad, basta con que el Daesh cometa un sólo atentado,y todo mi esfuerzo se va a la porra. Y como yo, millones de musulmanes.Y vuelta a empezar. Esto es como el mito de Sísifo.
¿Donde dijo nuestro amado profeta que hubiese que convertir al Islam por la fuerza?
Todos tenemos un criterio que nos ayuda a discernir el Bien del Mal. Ves a alguien ayudando a un anciano a cruzar la calle, y piensas; ¡eso es bueno! Ves a alguien tirar de un bolso y salir corriendo, y piensas; ¡eso es malo! Ves a una madre acariciando a su bebé y piensas; ¡eso es el Bien! Ves a un energúmeno agredir brutalmente a su esposa y piensas; ¡eso es el Mal! No hay que hacer gran esfuerzo para discernir la luz de la oscuridad. Es algo que se ve. Ves uno de los videos brutales del Daesh y; ¿qué es lo que piensas? Pues claro; ¡eso es el Mal! Y si eso es el Mal, no puede ser Islam, ni Cristianismo, ni Judaísmo, ni ninguna religión que tenga su fuente en Dios.