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Navidad, punto de unión

Estas festividades conllevan una demostración de la coexistencia en armonía de los diversos colectivos que conviven en Melilla, una ciudad donde, sobre las diferentes religiones, costumbres, planteamientos y puntos de vista, planea de forma generalizada un respeto común de convivencia pacífica que es, sin duda, una muestra de compresión digna de elogio y de reconocimiento internacional Tan sólo en una jornada, un amplio colectivo de ciudadanos celebrará la Navidad, sin duda, una de las fiestas más importantes del Cristianismo, junto con la Pascua y Pentecostés. Conmemoran el nacimiento de Jesucristo en Belén, el 25 de diciembre, la Iglesia Católica, la Anglicana, algunas otras Protestantes, así como la Ortodoxa Rumana, mientras que la víspera se celebra la Nochebuena, una de las tradiciones más universales del mundo. Su sola mención llena de alegría y emoción de manera especial a los niños. Jornadas, también, de fiesta y gratos momentos para los jóvenes, así como de añoranzas y la esperanza del reencuentro con los familiares o amigos, para los mayores.

Pasada la Navidad se aproxima el comienzo de un nuevo año por lo que diciembre es el mes más festivo en cada país de mayoría cristiana, en cada ciudad y en cada pueblo. Los creyentes en estas fechas se engalanan con sus mejores galas. Las guirnaldas de colores se iluminan, un gran árbol de Navidad los une, los pesebres vivientes se muestran a su vista, y cada cristiano renueva sus esperanzas a la espera del año a punto de iniciarse. La celebración de la Navidad persigue el objetivo de conmemorar el nacimiento de Jesucristo en Belén, según los evangelios de San Mateo y San Lucas. En definitiva, se trata de la fiesta más importante del año eclesiástico cristiano, después de Pascuas.

Pero en Melilla esta celebración conlleva especiales connotaciones ya que es casi coincidente con la festividad judía del Januká, que este año comenzó el pasado 7 de diciembre, aunque algo más distante ha quedado en esta ocasión, el Aid el Kebir que se adelantó al 24 de septiembre.

El Januká es para los hebreos una festividad seguida con gran religiosidad y tradición por los miembros de la comunidad israelita de Melilla y se prolonga a lo largo de ocho días. Se conmemora la victoria militar de los macabeos contra la ocupación greco-siria que padeció Israel en el siglo IV antes de Cristo. Fue también una victoria religiosa, porque los hebreos se rebelaban al Imperio Griego que prohibía las prácticas de la Torá y que imponía su cultura y su idolatría.

En el caso del Aid el Kebir, es la demostración de fe de Abraham, aceptando el reto que le impuso Dios de sacrificar a su primogénito Ismael, en la ciudad de Minan, ahora tierra santa de La Meca. Pero el arcángel Gabriel, por imperativo divino, según las sagradas escrituras, detuvo en el último momento al siervo de Dios y le ofreció un cordero para que lo sacrificara en lugar de su hijo.

Estas festividades conllevan una demostración de la coexistencia en armonía de los diversos colectivos que conviven en una ciudad donde, sobre las diferentes religiones, costumbres, planteamientos y puntos de vista, planea de forma generalizada un respeto común de convivencia pacífica que es, sin duda, una muestra de compresión digna de elogio y de reconocimiento internacional, sobre todo, teniendo en cuenta que atravesamos una época en la que cada vez estamos más necesitados de paz y tolerancia.

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