Para los que los pillan in fraganti, los agentes de policía, resulta descorazonador que esto ocurra, porque resulta muy decepcionante que un caco pillado de forma reiterada “con las manos en las masas”, esté en la calle sin más
Eso parece que está ocurriendo con algunos de los ladrones que está deteniendo la Policía Nacional en Melilla, como los que se han dado a conocer esta semana, en las que se han arrestado a individuos que tienen ante sí más de un centenar de detenciones anteriores por los mismos delitos, sobre todo relacionados con delitos contra la propiedad.
No sabemos a ciencia cierta donde puede estar la razón de este tipo de situaciones si bien de todos es conocidos que las leyes españolas son conocidas por ser muy garantistas con los acusados, una legislación que muchas veces deja atados de manos y pies a quienes tienen encomendada la misión de impartir justicia, porque se ven con normas muy laxas y poco efectivas con ladrones multireincidentes, como los que se vienen deteniendo en estas fechas.
Desconocemos si hay más causas que lleven a estos resultados, pero lo que es indudable es que esto que está ocurriendo puede minar la moral de unos agentes de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, que tienen que hacer un gran esfuerzo para detener a unos ladrones, en muchos casos poniendo en riesgo su integridad física ante cacos violentos y que pueden esgrimir en cualquier momento armas, en concreto armas blancas, y que ven con desánimo como los malhechores que roban una y otra vez no terminan en la cárcel.
A lo máximo que se exponen, por lo que estamos viendo, es a los tres días que tienen que permanecer encerrados en los calabozos de la Jefatura Superior de Policía, el máximo legal establecido para prolongar los arrestos, antes de ser puestos a disposición judicial. Pero después de esto, ladrones que tienen en sus espaldas cien detenciones por delitos contra la propiedad, los más comunes el hurto y el robo, igual que han entrado por una puerta, salen por otra e incluso por la misma, porque finalmente quedan en libertad pendientes de juicio.
Para los que los pillan in fraganti, los agentes de policía, resulta descorazonador que esto ocurra, porque, tal y como han manifestado a este periódico, resulta muy decepcionante que un caco pillado de forma reiterada "con las manos en las masas", esté en la calle sin más.
Si estamos ante un problema de legislación, los representantes de la soberanía española deberían hacer lo posible por acometer cambios para evitar que siga ocurriendo lo que viene sucediendo. Si el asunto viene de otras instancias, los responsables judiciales tendrían en su caso que reflexionar sobre esta cuestión que tan perjudicial es para la moral de los agentes, que llegan a pensar de qué sirve detener a un ladrón una y otra vez, si luego está en la calle a los tres días, y no entre rejas.
