Es inevitable el temor cuando se siente un terremoto, ya que es algo que escapa del control humano y algunos de los que han sucedido a lo largo de la historia se han tornado en grandes catástrofes naturales que nadie quiere vivir en su tierra. Pero en estos casos, como pasa con todo, la sensatez y la prudencia son los mejores aliados a la hora de actuar Algunos no lo notaron, pero la gran mayoría de los melillenses sí lo percibió con claridad. La tierra tembló ayer unos segundos y fue el tema de conversación durante horas. Melilla está situada sobre una falla con cierta actividad sísmica, como relataban a este Diario los expertos del Instituto Geográfico Nacional, y esa es la razón por la que con relativa frecuencia esta ciudad ha vivido varios temblores de tierra. Hacía casi 12 años del último, el terremoto de Alhucemas que tan mortífero resultó en febrero de 2004, cobrándose la vida de más de 600 personas. También hubo casi 1.000 heridos en aquel sismo que aunque se dejó sentir en Melilla, las peores consecuencias se vivieron al otro lado de la valla.
Muchos melillenses se acordaron ayer de lo que pasó entonces, aunque este último terremoto, afortunadamente, no resultó tan trágico como aquel porque no ha habido daños personales que lamentar. Sí alguna incidencia y muchas anécdotas que deben quedarse en eso sin llegar fomentar alarmismos innecesarios.
Es inevitable el temor cuando se siente un terremoto, ya que es algo que escapa del control humano y algunos de los que han sucedido a lo largo de la historia se han tornado en grandes catástrofes naturales que nadie quiere vivir en su tierra. Pero en estos casos, como pasa con todo, la sensatez y la prudencia son los mejores aliados a la hora de actuar.
Es necesario escuchar a los profesionales y expertos en la materia, que están llamando a la tranquilidad de la población porque la experiencia de terremotos anteriores hace pensar que las réplicas que se sucederán durante días no serán de tanta intensidad como el temblor de ayer. Nadie puede afirmar que será así de nuevo, pero es lo que ha venido ocurriendo y lo que muy probablemente volverá a suceder ahora.
Además, hay que tener en cuenta otro aspecto muy importante, y es la gran preparación con la que cuentan los profesionales de los servicios de seguridad y emergencias de Melilla a la hora de actuar si ocurriera alguna catástrofe natural en nuestros escasos 13 kilómetros cuadrados. Varios han sido los simulacros que se han llevado a cabo, algunos de ellos organizados por la Unidad Militar de Emergencias (UME), basados en hipotéticos casos de tsunamis y terremotos. En todos estos ejercicios, a lo largo de los últimos años, se han implicado muchos organismos de Melilla, cuerpos de seguridad, servicios sanitarios, Ejército, etc. para lograr una buena formación sobre cómo actuar ante una catástrofe. Es verdad que Melilla ni ningún lugar del mundo está ajeno a poder sufrir alguna, pero tampoco tiene mucho sentido alarmarse sin que haya sucedido nada más trascendente que un temblor de tierra sin mayores consecuencias.
