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Melilla sufre el segundo mayor terremoto de su historia tras un seísmo de 6,3 grados

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Sólo cuatro días después, Melilla ha vuelto a temblar, pero en esta ocasión con mucha más fuerza. Si el pasado jueves 21 de enero se registraba un seísmo de magnitud 5.1 en la escala Richter al sur del Mar de Alborán a la hora del almuerzo –a las 14.48 horas–, ayer lunes se producía un terremoto de mucha más fuerza, en concreto de una magnitud de 6.3 cuando la gran mayoría de melillenses estaban dormidos. La sacudida fue tan notable que prácticamente todos los ciudadanos saltaron sobresaltados de sus camas después de percibir como temblaban sus casas y de oír como se movían las lámparas y otros objetos colgantes e incluso se caían objetos como televisores, espejos, cuadros, libros, estanterías y toda clase de elementos decorativos. En supermercados se cayeron productos de las estanterías que grabaron las imágenes de seguridad y que han corrido por todas las televisiones nacionales. Después del terremoto de las 05.22 horas, en solo una hora se produjeron 27 réplicas, la mayor de 4,5 grados a las 5.34 horas. Unos temblores que hicieron que miles de melillenses salieran de sus casas despavoridos, muchos con lo puesto -en pijamas-, para situarse en la calle, alejados de edificios, muros y postes eléctricos.

Mil llamadas de emergencia
Como consecuencia del seísmo, un total de 26 personas resultaron heridas, leves todas ellas, al sufrir cortes, contusiones o ataques de ansiedad. Asimismo, ocasionó daños en algunos edificios y viviendas, que han provocado que once familias hayan sido desalojadas. El terremoto también ha afectado al edificio del Palacio de la Asamblea, donde hay grietas y daños en las torres que la coronan, y en la Estación Marítima de Melilla, donde se ha caído parte de su techo.

Los efectivos de los Bomberos, Protección Civil y el conjunto de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (Policía Nacional, Guardia Civil y Policía Local) no han parado de trabajar en todo el día, tras recibirse casi mil llamadas en el servicio de emergencia 112, en concreto 920 hasta las 18 horas.

Los bomberos tuvieron que sanear cornisas como en un edificio situado en el cruce entre la calle Prim y General Pareja; en edificios como La Araucaria, Estrella Polar o Álvaro Bazán; o en viviendas como en las calles O'Donnell, Primo de Rivera, General Pintos y San José.

Del mismo modo, la Dirección Provincial de Educación suspendía ayer las clases en los distintos centros educativos como medida de precaución, centros que hoy retomarán la normalidad al no presentar daños.

Dormir al aire libre
El miedo a las réplicas llevó a miles de melillenses a subir a los Pinares de Rostrogordo, en la zona norte de Melilla, para situarse en la explanada que hay frente a este bosque y así estar lo más alejados posibles de las zonas edificadas.

De este modo, se formó una gran cola de vehículos que llegaban desde todas los lugares de la ciudad, para permanecer ahí durante horas, hasta el punto de que muchos decidieron finalmente pasar la noche a la intemperie, en tiendas de campaña o únicamente tapados con mantas, para no permanecer en sus hogares por miedo a nuevas sacudidas.

Buscaron zonas despejadas, ya fueran lugares libres de barrios como La Constitución, frente a las Palmeras, en los antiguos Conguitos, en explanadas públicas como San Lorenzo y sobre todo en los Pinares de Rostrogordo, con familias al completo dispuestas a dormir lejos de sus cuatro paredes.

Las fogatas fueron en muchos casos sus acompañantes para combatir el frío con los 11º grados que había durante la medianoche y que posiblemente descenderían con el paso de las horas.

Al cierre de nuestra Redacción, se produjeron 136 réplicas del terremoto de las 05.22 horas, algunos de más de 4,5 grados en la escala Richter, una situación que puso en guardia a muchos melillenses que se prepararon para vivir la noche más larga que recuerdan en mucho tiempo, después de sufrir uno de los mayores terremotos de la historia reciente, sólo comparables con los registrados el 24 de febrero 2004 de 6.5 grados, con más de 600 muertos en Alhucemas, y el 26 de mayo de 1994 de 6 grados, que causó seis víctimas mortales igualmente en la cercana Alhucemas. En el terremoto de este lunes, la única víctima mortal en Alhucemas fue un niño 12 años que sufrió primero un ataque de pánico y durante el traslado al hospital falleció de un paro cardiaco, mientras otras diez personas resultaron heridas, varias al lanzarse desde las ventanas de los pisos pensando que el seísmo tendría los mismos efectos devastadores que el de 2004.

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Mustafa Hamed

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