El ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, José Manuel García-Margallo, visitó ayer algunos de los lugares más afectados por el terremoto de 6.3 grados que se percibió con mayor intensidad en Melilla el lunes, y dijo estar “mucho más tranquilo que ayer [por anteayer]” tras ver la situación actual tras verlo con sus propios ojos y recibir información de los responsables de la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno. García-Margallo dio su impresión sobre los daños tras recorrer buena parte del centro de Melilla, el lugar más afectado por el seísmo, y entrar en el Palacio de la Asamblea, que lleva cerrado desde el lunes debido a las numerosas grietas que han aparecido en su interior y en los dos torreones que coronan su fachada. El ministro dijo que su impresión es que los daños aparentes del exterior de los edificios “no son excesivos”, pero en el interior se observan “grietas muy importantes”. En el caso del Palacio de la Asamblea, del que recorrió buena parte mientras los operarios trabajaban en la reparación de los daños, el ministro reconoció que fue “muy impresionante” observar las grietas que han aparecido en las paredes y techos de muchas de sus estancias.
Aunque muchos de estos daños no son visibles desde el exterior de los edificios, el ministro admitió que “hacen la vida imposible” y por eso “hay que actuar con rapidez para que la gente vuelva a recuperar su tranquilidad”, sobre todo aquellos que han tenido que ser desalojados.
El ministro tuvo oportunidad de conversar con algunas de las familias desalojadas, a las que se encontró durante su recorrido por el centro, y que aprovecharon para preguntar al consejero de Medio Ambiente cuándo podrán volver a sus casas.
“Se está trabajando muy bien y de forma ágil”
García-Margallo subrayó el hecho de que no se hayan producido fallecidos tras el terremoto y consideró que en Melilla “se está trabajando muy bien y de forma ágil”. Por ello, expresó su agradecimiento a la ciudadanía melillense, especialmente a los profesionales del sector de la construcción y rehabilitación, ya que “se han prestado sin vacilación a arrimar el hombro”.
Otra de las conclusiones positivas que extrajo el ministro fue que España ha demostrado a raíz de este seísmo que es “una gran Nación”, debido a la capacidad de responder a las necesidades de los ciudadanos, “sobre todo en situaciones angustiosas”. También señaló la solidaridad de los melillenses a la hora de afrontar el problema, y la del resto de lugares que “se han volcado” con Melilla.
García-Margallo explicó que el Consejo de Ministros optó el viernes por actuar en este caso mediante un protocolo que será firmado próximamente por el Gobierno y la Ciudad Autónoma de Melilla con el objetivo de “atender con mayor rapidez y eficacia” a las necesidades planteadas.
Este protocolo tiene como aspectos importantes un procedimiento ágil para recabar la información de los daños, ya que “cuanto antes se sepan, antes se podrá actuar”, una gestión rápida de las ayudas para los afectados y un mecanismo de seguimiento de la situación.
El ministro reiteró su interés en que las ayudas “lleguen con la máxima rapidez posible” a los afectados, para lo que también se ha habilitado el procedimiento recogido en el Real Decreto 307/2005, en virtud del cual ya se han recogido 410 peticiones desde que el miércoles se abrió el plazo para empezar a solicitar estas ayudas.
Disposición “total”
Informó asimismo de que el Gobierno recurrirá al fondo de contingencia o a créditos establecidos en los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2016 para que las ayudas “lleguen lo más rápidamente posible y en cuantía suficiente para paliar esos daños” en lo que se refiere a tratamiento de aguas y financiación de políticas sociales.
García-Margallo aseguró que la colaboración entre el Gobierno central y la Ciudad Autónoma “va a ser muy estrecha”, para lo que la disposición de la Administración General del Estado “es total”.
“Mi visita responde a ese propósito”, afirmó el titular de Exteriores y de Cooperación, que agradeció nuevamente al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que le haya encargado que se desplazara a Melilla, ciudad de la que fue su diputado nacional entre 1977 y 1982, y nombrado Hijo Adoptivo en septiembre de 2012.
