MELILLA HOY ha tenido acceso a la supuesta carta del guardia civil que fue salvado de morir el pasado sábado en la playa nueva de Horcas Coloradas, tras ser encontrado inconsciente por los Bomberos. El escrito va dirigido a su mujer y explica la desesperación del agente por su situación laboral. MELILLA HOY ha tenido acceso a la supuesta carta del guardia civil que fue salvado de morir el pasado sábado en la playa nueva de Horcas Coloradas, después de ser encontrado inconsciente por los Bomberos, tras recibir una llamada avisando del suceso. El agente presuntamente se intentó quitar la vida, enganchando un tubo de plástico desde el tubo de escape al vehículo y cerrando todas las puertas mientras aceleraba el motor para inhalar el humo. El funcionario fue hallado aún con vida y tras la acción de los Bomberos, que lo encontraron en parada cardiorrespiratoria y le aplicaron un soporte vital además de extraerlo del vehículo, fuer atendido por el servicio de emergencias médicas del 061 y finalmente trasladado al Hospital Comarcal con vida.
La misiva, que ha sido facilitada a este periódico, está dirigida a su mujer y muestra la desesperación del guardia civil, que habla de "desprestigios y humillaciones" durante los últimos siete años, una situación que asegura que empeoró en los tres últimos años, donde únicamente hacía servicios entre Barrio Chino y Río de Oro, salvo algunos momentos puntuales en los que suplía algunos permisos en otros servicios menos incómodos.
La carta, en la que omitimos nombres, dice textualmente lo siguiente:
"Hola cariño, lo siento pero ya no aguanto más. Tú no tienes culpa de nada. Al revés tú y nuestros hijos es lo mejor que he tenido en esta horrible vida. Ya no aguanto más la presión y estrés a la que me están sometiendo cada día de trabajo. El miedo constante a que vengan a por mí. No me veo capaz de seguir bajo esta dictadura militar en la que cual ya no confío y en la que si replicas y tienes razón, tarde o temprano te la hacen pagar. Aguanté por nosotros los últimos 6 ó 7 años todo tipo de desprestigios y humillaciones. Desde hace tres años la humillación fue a peor. Me fui rompiendo anímicamente pues ya era o el Barrio Chino o el Río de Oro o viceversa, nunca a otros sitios. En los dos últimos meses parecía cambiar un poco el servicio pero solo me usaban para tapar huecos de permisos.
En el caso de un año pasado con los GRS ya noté una total desconfianza en esta institución y desde ahí fue a peor. Pero podía ser peor pues en el último caso (…) han ido contra mí con total impunidad. No sólo no fueron imparciales sino que encima como dijeron (…) sus superiores nos hablaban muy mal de su mando. Le pido perdón a (…) por no haber podido entender mejor lo que me decía y no haberle tratado mejor.
Cariño dile a (…) que cuide de nuestra madre, que está muy mayor.
Cariño, espero que algún día me perdones y entiendas que estaba roto por dentro. Sé fuerte como siempre.
Siempre os querré”.
