La imagen intachable que ya tenía el cuerpo por su buen y discreto trabajo se ha engrandecido aún más a raíz del terremoto y debería ser tenida en cuenta por la Asamblea a la hora de hacerle el reconocimiento que se merece: la Medalla de la Ciudad Autónoma de Melilla
Desde que ocurrió el terremoto de fuerza 6,3 grados en la escala Richter el pasado lunes 25 de enero con epicentro el sur de la Isla de Alborán, los Bomberos de Melilla han tenido que hacer frente a una cantidad inmensa de servicios, más del mitad en estas dos semanas de las que se realizaron en todo el año 2015. En concreto el Servicio de Extinción y Prevención de Incendios acumula más de 1.200 actuaciones desde el pasado 25 de enero frente a los 2.023 del pasado ejercicio.
Y todos los que han tenido la oportunidad de recurrir a sus servicios, desgraciadamente en la inmensa mayoría tras sufrir daños materiales, ya sea en sus edificios, viviendas, vehículos u otras propiedades, han coincidido en señalar el gran trabajo que está realizando la plantilla de Melilla.
Así es. Desde esa madrugada del fatídico día 25, no han cesado de trabajar para apuntalar viviendas, retirar cascotes, sanear cornisas, acompañar a inquilinos hasta sus casas, etc, etc, en definitiva ayudar a los melillenses que han padecido las consecuencias del seísmo que si bien es el segundo más importante que sufre en Melilla en lo que a grados de la escala Richter se refiere, las consecuencias negativas de este último han sido mayores que el padecido el 24 de febrero de 2004 con epicentro en Alhucemas, con el resultado de más 600 personas fallecidas y más de mil viviendas afectadas en dicha localidad marroquí. Porque si bien esa sacudida fue de 6,5 grados frente a los 6,3 del día 25 de enero, los daños materiales no tuvieron nada que ver con lo ocurrido en esta ocasión en nuestra ciudad.
Y ello ha puesto a prueba a los Bomberos de Melilla, que han aprobado el examen con un sobresaliente porque en todo momento han estado a la altura de las circunstancias.
De este modo, la imagen intachable que ya tenía el Servicio de Extinción y Prevención de Incendios por su buen y discreto trabajo se ha engrandecido aún más a raíz del terremoto y debería ser tenida en cuenta por la Asamblea a la hora de hacerle el reconocimiento que se merece. Podría ser un buen momento para que se le conceda la Medalla de Oro de Melilla, como ya hiciera la Asamblea en 2004 con la Guardia Civil, en 2006 con el Cuerpo Nacional de Policía y en 2009 con la Policía Local. Porque una cosa está clara, y es que sin el esfuerzo y sacrificio que han hecho los Bomberos, pese a tener una plantilla más bien reducida, Melilla lo habría tenido mucho más difícil para volver a la normalidad tan pronto después de una catástrofe como la que ha sufrido.
Asimismo, a su impecable actuación durante los efectos del terremoto, hay que unir otros hechos históricos de los Bomberos de Melilla, de forma especial lo ocurrido en mayo de 1944, cuando extinguiendo el incendio en la ferretería 'Cabanillas Hermanos', se desplomó el techo del edificio de los almacenes y tres de sus integrantes perecieron en el intento de sofocar las llamas.
Es de justicia, pues, quienes han demostrado esta valía, sean merecedores de la más alta distinción de Melilla: la Medalla de Oro de la Ciudad.
