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Los ciclos de la inmigración

El fenómeno de la inmigración es muy variante en Melilla y está sometido a ciclos de mayor y menor presión, en función de las circunstancias. Los recursos que ahora se han destinado para ampliar el CETI permitirán afrontar con mejores medios el auge migratorio que a buen seguro volverá a darse en un futuro, probablemente más pronto que tarde si PSOE y Podemos alcanzan el Gobierno y cumplen su «amenaza» de derogar las modificaciones legislativas que cerraron de raíz la valla como puerta de entrada a la inmigración irregular Melilla ha estado durante meses en el punto de mira de las mafias que trafican con seres humanos. No ha dejado de estarlo, pero ciertamente los intentos de entrada que se registran ahora no son tan numerosos ni frecuentes como ocurrió en los años anteriores, sobre todo en 2014, el año de la valla, y 2015, el año en el que el éxodo sirio hizo que el fenómeno migratorio rompiera todos los registros históricos en Melilla.
Ahora apenas hay entradas de subsaharianos, que prácticamente se limitan a los peligrosos e infrahumanos dobles fondos. El éxodo sirio también se ha reducido de forma palpable, según el delegado del Gobierno a la mitad de lo que había antes. Y esa menor afluencia de los flujos migratorios dirigidos por las mafias, unida al traslado de grupos de inmigrantes a la Península, tiene su repercusión en el CETI. En estos momentos está por debajo de 500 plazas. Según El Barkani, la situación actual del CETI «no se había visto en décadas», aunque las estadísticas muestran que entre 2009 y 2011, la cifra de acogidos en el centro oscilaba entre las 480 plazas que entonces tenía como capacidad máxima, y las 600.
Ahora la situación en el CETI es mejor porque ahora la capacidad es de más de 600 plazas tras una primera ampliación, que dentro de poco se ampliará por encima de las 1.000 cuando concluyan las obras. Habrá quien piense que a buenas horas llega esta ampliación, máxime cuando el centro llegó a albergar en mayo de 2014 a más de 2.400 inmigrantes. Cierto, pero también hay que tener en cuenta una cuestión importante, y es que la inmigración en Melilla está sometida a ciclos periódicos de mayor presión seguidos de otros de menos entradas como consecuencia de las medidas de control establecidas.
Así pasó tras la crisis de las vallas de 2005, cuando las mayores dificultades para entrar de forma clandestina a Melilla tras la instalación de la sirga tridimensional y la elevación de la valla a seis metros derivaron los flujos a la costa atlántica con la afluencia de los cayucos hacia Canarias. En 2015 se volvió a repetir la historia con la entrada en vigor en abril de la reforma de la Ley de Extranjería que permite los rechazos en frontera a quienes intenten entrar en grupo por la valla, que puso la guinda a otras medidas físicas adoptadas con eficacia a mediados de 2014, como el enorme refuerzo de la Guardia Civil y la instalación de la malla antitrepa.
Queda claro, por lo tanto, que el fenómeno de la inmigración es muy variante en Melilla y está sometido a ciclos de mayor y menor presión, en función de las circunstancias. Los recursos que ahora se han destinado para ampliar el CETI permitirán afrontar con mejores medios el auge migratorio que a buen seguro volverá a darse en un futuro, probablemente más pronto que tarde si PSOE y Podemos alcanzan el Gobierno y cumplen su «amenaza» de derogar las modificaciones legislativas que cerraron de raíz la valla como puerta de entrada a la inmigración irregular.
Así es como ha venido ocurriendo en la historia reciente de Melilla, que nunca deja de ser uno de los destinos preferidos de las mafias para hacer su execrable negocio, aprovechando las condiciones geográficas que sitúan parte del territorio español en el norte de África. Otra razón de más para que el PSOE se replantee su posicionamiento y, sobre todo, para que no aproveche políticamente la parte de la historia que le conviene para hacer crítica del drama de la inmigración como ayer hizo de manera lamentable la presidenta de la Gestora, Gloria Rojas, y días atrás quien ostentó su candidatura frustrada al Senado, Juan Ángel Berbel.l.

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