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Dos actitudes bien distintas

melillahoy.cibeles.net fotos 1489 FOTO EDITORIAL dd

La lacra de la violencia de género en Melilla ha tenido en estas últimas horas dos ejemplos muy distintos de forma de actuar. Una positiva, como la de dos militares que fuera de servicio salvaron a una agredida y otra la de hombre condenado por obligar a una mujer a ponerse el hiyab cuando la vio en la calle sin la prenda La lacra de la violencia de género en Melilla ha tenido en estas últimas horas dos ejemplos muy distintos de forma de actuar. Una positiva, como la de dos militares que fuera de servicio, aún vestidos con sus uniformes cuando salían de cumplir con su jornada de trabajo, no dudaron en parar sus vehículos, apearse de los mismos y defender a una mujer que estaba siendo agredida por su pareja en la vía pública. La segunda, negativa, la del hombre de nacionalidad marroquí que obligó a una compatriota, a base de insultos y amenazas, a que se pusiera el velo cuando la encontró en una calle cerca de la frontera sin el "hiyab" -no la conocía de nada ni mantenía ninguna relación o parentesco con ella-, además de escupir en el suelo en forma de reprobación, una actitud que le ha valido una condena de prohibición de entrada en España durante diez años al tratarse de un marroquí sin residencia legal en nuestro país.

Son dos expresiones distintas de las situaciones que se registran en nuestra ciudad y que dan una idea de la cada vez mayor concienciación sobre un problema que tenemos que desterrar con medidas no sólo policiales y judiciales, sino también y sobre todo educativas y sociales.

La propia viceconsejera de la Mujer, Isabel Moreno, felicitaba ayer públicamente a los dos militares por impedir la agresión a la mujer en plena vía pública y es que la concienciación es cada vez mayor. Porque todos deberíamos ser conscientes que no podemos pasar de largo cuando veamos una situación de este tipo y si no nos vemos capaces de enfrenarnos físicamente o "cuerpo a cuerpo" con el agresor por temor a sufrir un caso como el ocurrido con el profesor Jesús Neira, que fue agredido salvajemente por un maltratador, –salvo que el caso sea de urgente necesidad–, sí al menos hay que avisar a las fuerzas de seguridad y no pasar y mirar para otro lado.

Sobre le caso específico del condenado a una pena de prohibición de entrada por diez años en España por obligar a una compatriota, con la que no tiene ninguna relación, a ponerse el velo o 'hiyab' en la vía pública, bajo amenazas e insultos, cuando la vio sin esta prenda islámica en nuestra ciudad, se trata de un hecho aislado y que esperemos no vuelva a suceder.

Cada cual es libre de vestir como quiera y no se puede ni debe obligar a nadie a hacerlo de una manera u otra, y mucho menos por connotaciones religiosas. De hecho el denunciado se ha librado de la petición de un año de prisión y una multa económica que solicitaba la fiscal en un principio por su actitud, porque finalmente reconoció los hechos y ello le sirvió para rebajar su condena inicial únicamente a no poder entrar ni Melilla ni en cualquier otro ciudad española durante una década. Así que quienes tengan la tentación de actuar como él, deben sacar que caerá sobre ellos todo el peso de la ley.

Porque la libertad de cada persona no se puede violentar bajo ningún concepto en un Estado de Derecho como en el que vivimos.

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