La película ‘Les Sauteurs. Those who jump’ (Los saltadores), en referencia a los inmigrantes subsaharianos que saltan la valla fronteriza, ha ganado uno de los premios del 66º Festival Internacional de Cine de Berlín, más conocido como la Berlinale. La película, en la que ha trabajado durante 14 meses el periodista melillense Jesús Blasco de Avellaneda, ha sido una de las dos ganadoras dentro de la sección Fórum del programa oficial de la Berlinale.
La sección Fórum, en la que ha resultado ganadora esta película sobre la valla de Melilla junto con ‘Barakah yoqabil barakah’, se enmarca en los llamados Premios de los Jurados Independientes, una de las cuatro principales secciones del Festival Internacional de Cine de Berlín.
Esta sección está a punto de cumplir su primer cuarto de siglo, ya que empezó a funcionar en 1992, cuando un jurado compuesto por seis miembros de organizaciones internacionales empezó a otorgar un premio especial a aquellas películas que retratan acciones o experiencias humanas que están en consonancia con los principales valores espirituales, sociales y humanos y que más ayudan al espectador a sensibilizarse con los derechos humanos y la defensa de los valores fundamentales.
El Jurado Ecuménico entrega tres premios, uno para la mejor película de la Sección Oficial a Concurso, en el que ha resultado ganadora la película ‘Fuocoammare’, que también se ha llevado el Oso de Oro.
Otro premio es para la sección Panorama, que se lo ha llevado la película francesa ‘Les premiers, Les derniers’. Y en la sección Forum, el premio ex aequo ha recaído sobre las películas ‘Barakah yoqabil barakah’ y ‘Les Sauteurs’.
Les Sauteurs
El film ‘Les Sauteurs’, de corte documental, competía con otras 43 cintas por hacerse con el prestigioso Oso de Oro. El melillense Jesús Blasco de Avellaneda ha realizado labores de preproducción, producción y filmación en esta película, rodada en francés y bámbara, con subtítulos en inglés.
‘Les Sauteurs’ cuenta las vivencias de los últimos meses del maliense Abou Bakr Sidibé en los campamentos del monte Gurugú; sus últimos intentos de entrar a Melilla saltando la valla y finalmente su llegada a suelo europeo tras un salto que se produjo el 20 de octubre de 2014, después de 14 meses en los asentamientos cercanos a Melilla. Llegó siendo un inmigrante más, pero cuando comenzó la grabación del documental Abou ya era el jefe del campamento de Malí, el más grande y numeroso al otro lado de la valla.
Lo especial del film es que la mayor parte del metraje utilizado en el montaje ha sido grabado por el propio Abou. Durante meses, cada semana Blasco de Avellaneda subía a los campamentos del Gurugú y enseñaba a los inmigrantes a grabar con unas cámaras que él mismo les había proporcionado. Bajo las directrices de Estephan y Moritz les iba pidiendo un tipo de plano u otro, o centrarse en un tipo de situación u otra. Todos los fines de semana les llevaba baterías cargadas y tarjetas limpias para que pudieran seguir grabando y se traía a Melilla las tarjetas llenas de imágenes y las baterías que había que recargar.
Los dos directores de la película, que se estrenó el 17 de febrero, han anunciado que cederán los 2.500 euros del premio a Abou, que figura en los créditos como co-director de la película.
Jesús Blasco, en declaraciones a MELILLA HOY, se mostró muy contento de haber formado parte de esta película y, sobre todo, por Abou. “Lo importante es él, es su historia y ellos son los protagonistas”, subrayó. Blasco, que no ha podido estar en la Berlinale por motivos personales, dijo que se acuerda de todos ellos y se mostró especialmente agradecido a Abou porque gracias a él pudo trabajar en el monte Gurugú.
Lo que el Festival de Berlín dice sobre la película
«Les Sauteurs, película que ha tenido muy buena acogida de crítica y público y que se esperaba con gran expectación su estreno en la Berlinale, está dirigida por Moritz Siebert y Estephan Wagner y protagonizada por Abou Bakr Sidibé. La cinta representa la difícil situación de los refugiados africanos desde una nueva perspectiva, personal y radical. La producción crea un retrato íntimo de la comunidad maliense en el monte Gurugú en condiciones muy duras. Es la esperanza de un joven de entrar a Europa a través de la valla de Melilla, sus sueños, su día a día, su desesperación y su gloria. La película anima a mirar más allá de un inmigrante irregular, a mirar más allá de miles de puntitos negros en un monitor de ordenador para ver las personas que sufren, que son como nosotros, sus esperanzas y su lucha por la supervivencia».
