Partiendo de la base de que los terremotos no se pueden predecir, los expertos no se sorprendieron por el temblor de tierra de 5.1 grados que se produjo ayer al Sur del Mar de Alborán, que se percibió con gran intensidad en nuestra ciudad. MELILLA HOY se puso en contacto con el Instituto Geográfico Nacional (IGN) y el Departamento de Física y del Cosmos de la Universidad de Granada (UGR), cuyos expertos coincidieron en que el terremoto de ayer no ha causado ninguna sorpresa pese a tener más intensidad que las réplicas anteriores tras el seísmo principal del 25 de enero. “Estamos dentro de lo normal y de los esperado. Hay que vivir con las circunstancias y prepararse”, señaló ayer el catedrático de Física de la Tierra de la Universidad de Granada (UGR), Carlos López Casado.
Este experto, que se desplazó a nuestra ciudad para hacer mediciones en los días siguientes al terremoto de hace casi un mes, recordó que los seísmos que han causado daños en Melilla en los últimos cinco siglos se han producido en la misma zona del sistema de fallas que va desde Almería hasta Alhucemas. Una zona con un sistema muy activo que está en estos momentos recuperándose del gran terremoto de 6.3 grados del 25 de enero.
Las réplicas entran dentro de esa recuperación. La de ayer, al producirse en la misma zona que aquel temblor principal y estar aún dentro de un periodo pequeño, es considerada por el catedrático de la UGR como una más de las 1.500 réplicas que se han producido desde que el 21 de enero se percibió en Melilla el primer temblor de la serie sísmica que se está dando desde mediados de diciembre.
Sería un terremoto independiente, según López Casado, si hubiera pasado un periodo de tiempo más largo, de al menos un año. A su juicio, lo que se está viviendo en Melilla obedece a ese “modelo premonitorio” de un terremoto principal seguido de otros temblores más pequeños, “pero no de manera regular”. Y para ello, es necesario tomar como referencia un periodo de tiempo grande para ver si realmente está disminuyendo la magnitud de los terremotos.
“Lo de hoy [por ayer] ha sido un fenómeno más de ese proceso”, aseveró el catedrático de Física de la Tierra, que se remontó a lo ocurrido hace casi 12 años, cuando el terremoto de Alhucemas, como prueba de sus palabras. Aquella serie sísmica, que se inició el 24 de febrero de 2004, se prolongó durante un año, con temblores cada vez más pequeños, aunque “de vez en cuando había alguno que sacaba la cabeza y era más grande que los anteriores”.
“Es normal dentro de la sismicidad de la zona”
En el IGN, el terremoto de ayer no fue “ninguna sorpresa”, según explicó a este Diario el sismógrafo que estaba de guardia, Pedro Expósito. Para este experto, el seísmo de 5.1 grados que ayer de madrugada despertó sobresaltada a buena parte de la ciudad “es normal dentro de la sismicidad de la zona”, “algo normal que puede ocurrir en cualquier día y en cualquier momento”.
Tampoco le pareció extraño que después de muchos días sin réplicas perceptibles, de repente ayer, casi un mes después del terremoto principal, se produjera otro temblor por encima de los cinco grados. “Nosotros estamos registrando continuamente terremotos en la zona, de distintas magnitudes, y aunque éste sea más grande, dentro de la sismicidad no es nada anormal y entra dentro de lo esperable”, señaló.
Prepararse para el futuro
En opinión del catedrático de la UGR, Melilla debe prepararse para que los daños que se produzcan en el futuro sean menores que los que hubo en el temblor del 25 de enero. Y para ello, aludió al mapa del suelo que él y su equipo han empezado a hacer tomando medidas de la respuesta de cada tipo de terreno ante un temblor de tierra. Él mismo estuvo registrando datos con el sismógrafo en su visita a la ciudad justo después del seísmo del 25 de enero, y algunos de los resultados son “sorprendentes y buenísimos”.
Según dijo López Casado, el estudio está muy avanzado y a la espera de que el departamento que dirige en la UGR pueda firmar un convenio con la Ciudad Autónoma.
