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El Gobierno llama a la tranquilidad y destaca la reacción cívica

Otro deja vu de ayer fueron las llamadas a la calma desde los organismos oficiales para evitar lo que sucedió hace casi un mes, cuando cientos de personas salieron a la calle tras el terremoto de 6.3 grados y muchas familias optaron por subir a los Pinos de Rostrogordo, el punto más alto de Melilla, pensando que allí estarían a salvo si se producía un nuevo temblor por la ausencia de edificios cercanos.
También el consejero de Seguridad Ciudadana hizo ese llamamiento a la calma, aunque destacó el comportamiento cívico de los melillenses. “Estamos hechos unos expertos y sabemos que los terremotos no se pueden predecir ni prever y que entra dentro de la normalidad que haya réplicas”, apuntó González en referencia a la población.
El portavoz del Ejecutivo autonómico, Daniel Conesa, ahondó en esa idea al recordar que Melilla se encuentra en una zona sísmica que está actualmente en una fase de mayor actividad por haberse incrementado los movimientos sísmicos, aunque “lo normal” es que después de un terremoto de mayor intensidad se registren réplicas de menos magnitud.
Asimismo, destacó que los melillenses reaccionaron ayer con más tranquilidad respecto al terremoto del 25 de enero, si bien admitió que el seísmo de ayer era de menor intensidad, aunque se haya producido “casi a la misma hora” que aquel, también en la madrugada de un lunes y con varias réplicas.

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Redacción

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