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El 83% de las familias del Gámez Morón afirman que su familiar está mejor atendido que en casa

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El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, presentó ayer las conclusiones del primer estudio que sobre Discapacidad Intelectual se ha llevado a cabo en Melilla y en el que se señala, entre otras conclusiones, que el 83% de las familias de los residentes del centro Gámez Morón afirman que su familiar está "mejor atendido que en casa" y el 79% afirma que les ha beneficiado el ingreso. El estudio lo desarrollaron dos trabajadoras de los planes de empleo que reconocen que ni familiares ni trabajadores encuestados aportaron soluciones a los problemas detectados, sino que debe ser la administración la que tome cartas. Daniel Ventura destacó que este es el primer estudio que se elabora en Melilla sobre la Discapacidad Intelectual, un trabajo desarrollado por la socióloga María Cruz Yagüe y la trabajadora social Hasna Lamhamdi. Se elaboró entre los meses de julio a diciembre de 2015 en el Centro Gámez Morón, institución que este año celebra su veinte aniversario. Este trabajo, indicó, podrá servir de guía a estudiantes universitarios. "Es un estudio muy bueno, e interesante, el primero que recoge cuestiones que van desde el perfil social, al educativo, psicológico y médico fisioterapéutico de las personas con discapacidad, profundizando en asuntos como el día a día, la institucionalización, y la relación con los familiares y los trabajadores".

Conclusiones
El consejero de Bienestar Social detalló las conclusiones del estudio, que reseña que el número de hombres con discapacidad intelectual gravemente afectados que se encuentran en el centro, supera al de mujeres en un 32%. La media de edad está en la cuarentena en ambos sexos. Destacó que si bien los usuarios residentes se encuentran en su mayoría incapacitados legalmente, entre las familias de los medio pensionistas no lo consideran tan necesario aunque su porcentaje de discapacidad sea elevado. El grado de dependencia de nivel tres (grandes dependientes) supera el 57% de los usuarios del centro.

El ingreso del 53% de los usuarios fue por iniciativa familiar, aunque también hay casos de extrema necesidad e incluso por orden judicial. El 70% de las familias considera que la relación familia-centro es buena. Sólo un 4% de las familias, todas ellas de mediopensionistas, considera que es mala. El 57% de los residentes mantiene contacto semanal con sus familiares, bien de forma de visitas o telefónicamente, y el 36% restante no mantiene ningún tipo de relación, bien porque no tienen o porque no existe relación con ella.

A nivel educativo, el estudio constata que un 43% ha estado escolarizado en alguna etapa de su vida, y el 57% no. Sólo el 15% tiene capacidad lecto-escritora. El 50% de los residentes y el 58% de los mediopensionistas, son capaces de asearse y vestirse por sí solos bajo supervisión posterior. Muchos de los mediopensionistas tienen ayuda domiciliara bien de familiares o de servicios sociales.

En relación al perfil psicológico, se señala que los usuarios del centro son en su mayoría "muy sociales con sus compañeros, familia y trabajadores del centro", Se adaptan bien a los cambios. Tan sólo el 39% de los residentes y un 16% de los mediopensionistas "tienen problemas de conducta ocasionalmente, normalmente gritos o ruidos molestos, rabietas o agresividad verbal, siendo en muy raras ocasiones cuando se produce agresividad física hacia sí mismo u otras personas". A nivel sanitario, algunos padecen diabetes, problemas de visión, epilepsia o trastorno del sueño. La fisioterapia ocupa "un papel importante" en el centro, siendo un 68% de residentes y un 37% de mediopensionistas los que la reciben con mayor o menor intensidad.

Otras discapacidades
El informe constata asimismo que además de la discapacidad intelectual, muchos de ellos tienen añadida otra discapacidad de tipo sensorial o motor. De hecho un 23% va en silla de ruedas, lo que provoca que su nivel de participación y aprendizaje "sea muy ralentizado". Se reseña además la importancia de la unidad familiar "como lugar de apoyo y encuentro", labor que sustituye el Centro en el caso de los residentes que no tienen familia o no pueden atenderlos. De hecho, muchas familias reconocen que tienen "grandes barreras para conseguir por sí mismas una buena calidad de vida para sus familiares con discapacidad intelectual, por lo que les preocupa el futuro".

Un 83% de las familias aseguran que su familiar se encuentra "mucho mejor atendido en el centro que con ellos, y un 79% afirman que les ha beneficiado el ingreso, y que su calidad de vida es mucho mejor y más tranquila". Sólo 7 familias de residentes y 3 de mediopensionistas dicen "mantener contacto con alguna asociación de discapacitados en la ciudad, lo que nos hace pensar en la necesidad de potenciar esa información y necesidad de apoyo". Además reseña el estudio que una pauta común que se ha repetido a lo largo de la recopilación de información, ha sido "la falta de aportación de posibles soluciones a determinados aspectos que familias y trabajadores consideran negativos o mejorables". No obstante, sí indican que "hay que seguir trabajando hacia una meta global; mejorar la vida de las personas con discapacidad intelectual y de todos los que conforman su entorno, y que debe ser la administración quien no debe cejar en el intento de superarse día a día en lo que por Ley les pertenece".

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Jesús Andújar

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