Director: Daniel Calparsoro
Intérpretes: Luis Tosar, Rodrigo de la Serna, Raúl Arévalo
Ya conocen el dicho: “El que roba a un ladrón…” Más o menos esa es la moraleja de la película.
Una banda de ladrones aspira a dar el golpe del siglo. Está formada por: El Gallego (Luis Tosar), familiarizado con la ingeniería, metódico, obsesivo con los números y los datos, se encarga del aspecto puramente técnico del asalto, aunque piensa que no encaja en el grupo formado por argentinos; es el único que no está nervioso, su único problema son las mujeres.
El Uruguayu (Rodrigo de la Serna), delincuente profesional resentido con el sistema bancario y financiero e indudable talento para planear y dirigir grupos; parece violento porque tiene un sentido de espectacularidad de sus actos, sabe que todo es un teatro y lo aprovecha al máximo; un gran corazón, aunque esté roto. El Loco (Joaquín Furriel), que no termina de estar a la altura de lo que está sucediendo, siempre a punto de pifiarla, no consigue comprender lo que ocurre pero lo intenta. Varela (Luciano Cáceres) es el que pone la cabeza, mantiene la claridad de lo que están haciendo; cuando, en un momento dado, hay una traición interna, se siente muy molesto porque intenta hacer el atraco perfecto que le permita retirarse. Sandra (Patricia Vico) es el detonante del conflicto en la banda; como directora de la sucursal bancaria, ha vendido preferentes, productos basura y otras muchas cosas, antes de ser despedida de su trabajo.
Una mañana lluviosa, seis hombres armados asaltan la sede central de un banco en Valencia. Lo que iba a ser un robo limpio y fácil se complica cuando la directora de la sucursal desvela un secreto oculto en una de las cajas de seguridad.
Los ánimos se encienden entre los líderes de la banda y la sospecha se extiende dentro y fuera del banco hasta llegar a poner en jaque al Gobierno del país.
Para solucionar el conflicto, aparece Ferrán (Raúl Arévalo), jefe del gabinete de la presidenta del Gobierno, pero no un negociador profesional. Menos mal que está Cristina (Marian Álvarez), su mano derecha y la de la presidenta del Gobierno, que conseguirá encajar las piezas.
Por parte de la policía actúan Mellizo (Jose Coronado), solucionador de las altas instancias; estuvo en el ejército, pasó a la reserva y ahora lo utiliza el Gobierno para los asuntos turbios que puedan surgir. Y Domingo (Luis Callejo), negociador de la policía, muy profesional.
Cien años de perdón es el noveno largometraje del director Daniel Calparsoro. Un thriller rico en elementos que conforman una interesante trama de intriga. El guión es de Jorge Guerricaechevarría, autor también de “El Niño” y “Celda 211”. En principio, el título inicial era “El Robo”. Guerricaechevarría confiesa: “Mientras trabajábamos el título era El Robo. Cuando las cosas empezaron a fraguar, y comprendimos qué robo queríamos contar, qué implicaciones tenía a otros niveles, cómo se mezclaban dos mundos, de repente pensamos que CIEN AÑOS DE PERDÓN contaba bien la película”.
Concebida como una cinta de entretenimiento, al estilo más clásico, director y guionista barajaron inicialmente la posibilidad de un grupo similar a los panteras rosas para la banda de atracadores, pero -en ese caso- los protagonistas hubieran tenido que hablar en un idioma diferente, creando distancia con el espectador. Documentándose sobre atracos míticos, Guerricaechevarría encontró varios robos sucedidos en Argentina e inspirándose lejanamente en ellos, llegaron a la conclusión de que resultaría más interesante que los ladrones hablaran en español.
El director Daniel Calparsoro nació en Barcelona. Cuando solamente contaba unos meses, la familia se trasladó a San Sebastián. En Madrid, compaginó sus estudios de Cine con los de Ciencias Políticas, completando su formación cinematográfica en Nueva York, donde también estudió Bellas Artes.
Su primer largometraje fue “Salto al vacío” (1995), presentado con éxito en la Berlinale. Le siguieron “Pasajes” (1996), “A ciegas” (1997), “Asfalto” (2000), “Guerreros” (2002), “Ausentes” (2005), “Invasor” (2012) y “Combustión” (2013). Para televisión ha dirigido “El castigo” (2008), “La ira” (2009), “Inocentes” (2010), “Tormenta” (2012) y “Apaches” (2015).
Cien años de perdón se ha rodado en localizaciones de Buenos Aires, Canarias y Valencia.
El gran escenario de la película es el banco, un gran espacio en el que había que mantener un ambiente constante, sobre todo el hall. Los despachos o la caja fuerte, aunque adaptados a la realidad, fueron menos complicados.
Otra localización clave fue la estación en construcción del metro de Buenos Aires, que el equipo de producción inundó para sumergir a técnicos y actores en algunas secuencias. El túnel del metro también fue otro reto, un espacio muy grande con una sola entrada de luz. El equipo se planteó la posibilidad de construir la estación de metro, pero al final consiguieron permiso para utilizar desde la última parada hasta el final del túnel, con 200 metros adicionales de vía, allí se construyó un muro de contención para poder inundarlo.
Si encontrar esa idea única para el atraco fue un reto para guionista y director, convertir el guión en imágenes y conseguir el reparto perfecto no lo fue menos. Los numerosos personajes que dan vida a Cien años de perdón, cada uno con un papel clave en la historia, llevó al equipo (dirección, producción, guión y responsables de casting) al otro extremo del Océano Atlántico para realizar cientos de pruebas.
Cien años de perdón no se limita a contar el atraco a un banco, mezclando elementos reales y ficticios va más allá, mostrando al espectador retazos de la vida actual. Además de hacer un retrato de la vida política, habla del trabajo en equipo e intenta poner de manifiesto que hay gente mala, pero que la maldad por excelencia está en las altas esferas.
Un interesante thriller que nos mantiene expectantes durante toda la proyección, entreverado de mucho humor.
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