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CARTA DEL EDITOR

Fracasa la investidura, se acerca la repetición electoral

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La incógnita ahora es qué puede suceder y quienes serán los candidatos de los primeros partidos en la más que probable repetición de las elecciones en junio. Las primeras encuestas indican que esas elecciones no van a cambiar mucho la situación actual, pero faltarían más de tres meses para esas elecciones y hasta entonces pueden ocurrir muchas cosas nuevas. Ya veremos si perduran las dos Españas, la falta de inteligencia, la estupidez y la crueldad o sus antónimos, una España, con políticos inteligentes, perspicaces y comprensivos.

En España hay mucha gente que vale mucho, aunque se les conozca poco. Uno de ellos es el novelista extremeño Gonzalo Hidalgo Bayal, considerado como un 'autor de culto', que es como son conocidos algunos escritores muy buenos que venden pocos libros. Ahora Hidalgo Bayal acaba de publicar un nuevo libro, Nemo, un personaje que 'ni calla ni escucha', como un contertulio televisivo cualquiera de esa legión que ahora aparece días tras día no en una, sino en varias televisiones, en las que saben de todo, hablan sobre cualquier cosa (no callan), e incluso se interrumpen constantemente entre ellos impidiendo oírles y sin ellos mismos oírlos (no escuchan).

Claro que, para lo que hay que oír, a menudo es mejor no escuchar, me comentan, a propósito de todo lo muchísimo que han hablado políticos y contertulios durante estos últimos días de presuntas sesiones de investiduras que más han parecido jornadas de pre campaña electoral -la de las repetición de elecciones en junio- que verdaderos intentos con posibilidades reales de conseguir formar un gobierno presidido por el socialista Pedro Sánchez. Casi todo el mundo está de acuerdo, porque las matemáticas así lo exigen, en que el único gobierno español posible y que no signifique el final de España y la inevitabilidad de la ruina de lo que quede de ella es un gobierno formado por PP y PSOE, con el añadido de Ciudadanos, para que no quede todo, de nuevo, en un y el mismo bipartidismo. Pero Sánchez y los del inevitable aparato sectario, tipo la local Gloria Rojas, llevan mucho tiempo, muchos años, repitiendo que con el PP nada de nada, y Albert Rivera, en el nombre de Ciudadanos, ha insistido en que con Mariano Rajoy tampoco hay acuerdo posible, al mismo tiempo que el actual presidente insiste en su oferta de un gobierno tripartito… presidido por él, que es el líder del partido más votado. Es un enredo que, así, no tiene solución, excepto la de esperar, con muy pocas esperanzas, que unas nuevas elecciones cambien el panorama político. Habría más posibilidades de que eso se produjera si, dada la imposibilidad de entenderse, los actuales líderes de los tres partidos citados dieran un paso atrás y dejaran que otros ocuparan sus puestos, pero eso hoy parece altamente improbable, por no decir absolutamente imposible. Nuevas elecciones, pues, excepto que se produzca un verdadero milagro, un acto de poder divino, superior al orden natural y a las fuerzas humanas (que es como define el Espasa la palabra milagro), de última hora, algo que, por su propia naturaleza, es casi imposible e inesperable.

Me envía Paz Romanillos, nuestra redactora jefe de los periódicos de Madrid, un texto de Manuel Chaves Nogales, periodista y escritor de los años 30 cuya Obra narrativa completa está siendo reeditada, un texto que publicó hace unos días en su cuenta de twitter Arturo Pérez Reverte. "Yo era eso que los sociólogos llaman 'pequeño burgués liberal', ciudadano de una república democrática y parlamentaria", se autodefinía Chaves Nogales en 1937. "Todo revolucionario me ha parecido siempre algo tan pernicioso como cualquier reaccionario….mi única y humilde verdad era un odio insuperable a la estupidez y a la crueldad, una aversión natural al único pecado que para mí existe, el pecado contra la inteligencia, pero la estupidez y la crueldad se enseñorean de España". La España de hoy no es la de 1937, afortunadamente, pero la estupidez y la crueldad están renaciendo con fuerza, desgraciadamente. Las sesiones de no investidura del miércoles y el viernes fueron una clara, y muy preocupante, muestra de eso, de la estupidez generalizada y la vuelta a las dos Españas.

Ahora se abre un período de poco menos de dos meses para intentar conformar un gobierno que evite una repetición de las elecciones generales. Pedro Sánchez tiene un programa con un sólo punto central, repetido de nuevo instantes después de ser derrotado: echar a Mariano Rajoy. Este tiene muy claro que sólo votará un gobierno presidido por él, candidato del partido más votado. Iglesias quiere un gobierno de amor y besos (en la boca, si es posible), en el que ni PP ni Ciudadanos puedan participar de tanto amor soviético-estalinista-bolivarianochavista y en el que los indepenedentistas puedan independizarse, previa votación favorable a él, naturalmente. Albert Rivera da ya la impresión de que no sabe qué decir ni donde colocarse tras el estrepitoso fracaso de su acuerdo con Sánchez, con el que coincide en su animadversión a Rajoy y del que le separa su rechazo (el de Rivera) a Podemos. Los independentistas pretenden influir en España para marcharse de ella. Esto no tiene solución y si la hay, con un gobierno auspiciado por independentistas, podemistas/comunistas y algunos socialistas, yo no la veo, entre otras razones porque dudo mucho que el PSOE permita a Sánchez consumar el suicidio de su partido (y de España) y porque un acuerdo PSOE-Podemos-Ciudadanos, lo que ahora propone Sánchez, es algo no sólo antinatura que imposibilitaría cualquier tipo de gobierno mínimamente eficaz, sino que sería un acuerdo de tres en el que dos de ellos no quieren ni pueden querer estar, porque significaría su muerte política. La incógnita ahora es qué puede suceder y quienes serán los candidatos de los primeros partidos en la más que probable repetición de las elecciones en junio. Las primeras encuestas indican que esas elecciones no van a cambiar mucho la situación actual, pero faltarían más de tres meses para esas elecciones y hasta entonces pueden ocurrir muchas cosas nuevas. Ya veremos si perduran las dos Españas, la falta de inteligencia, la estupidez y la crueldad o sus antónimos, una España, con políticos inteligentes, perspicaces y comprensivos.

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