El periódico de difusión nacional, ABC, publicó ayer que el sindicato considerado de ultraderecha "Manos Limpias" se financió con sobres de hasta 5.000 euros de empresarios y jueces. Esta organización ha estado ligado en estos años con Melilla con las empresas que preside Gustavo Cabanillas de Gaselec, como Cablemel, a través del abogado de Manos Limpias José María Ruiz, que asiduamente visita Melilla y es entrevistado profusamente por los medios de Cabanillas, dando publicidad a casos que afecten únicamente al Gobierno de Juan José Imbroda (PP).
Entre esas denuncias están las que interpusieron contra el propio Juan José Imbroda en el Tribunal Supremo u operaciones como Ópera, Tosca, Caso Abogados o Campo de Golf,… en definitiva todos los que pueda perjudicar al Gabinete de Imbroda, contra el que los medios de Gustavo Cabanillas no ocultan su animadversión a través de sus medios de prensa. ABC publica que el sindicato Manos Limpias se financia, oficialmente, con las cuotas que pagan sus afiliados pero las cifras no cuadran. El periódico madrileño ha señalado que se ha entrevistado con media docena de miembros y colaboradores de Manos Limpias que lo dejaron cuando comprobaron varias irregularidades, que actualmente están bajo investigación policial y judicial.
"No había más de tres o cuatro mil afiliados y las cuotas anuales eran voluntarias, diez euros, veinte…", confirma a ABC Fernando Martínez Dalmau, que fue durante varios años mano derecha del secretario general, Miguel Bernad. Otras fuentes consultadas por este medio corroboran su versión, con lo que las cuotas no se llegaba a cubrir gastos, por lo que se recurría a un grupo de donantes fijos.
Para ello, añade, se organizaban unas reuniones con simpatizantes. Solían ser comidas en el restaurante Ferreiro, en la calle Comandante Zorita de Madrid, cada mes o cada mes y medio.
Los asistentes a las comidas eran "empresarios, jueces y profesionales de otros ámbitos" con un denominador común: compartían los fines de Manos Limpias y, en la mayor parte de los casos, son personas de una ideología "muy derechista", como Miguel Bernad, que fue discípulo del líder ultra Blas Piñar, asegura ABC.
En las comidas se reunían alrededor de treinta personas. El rotativo apunta que "había distintos grados de aportación. Los "patrocinadores fijos", que era un grupo muy reducido, aportaban 3.000 euros y, en algunos casos y en función de las necesidades, hasta 5.000 euros. Otros hacían donativos más modestos"
En cuanto a las entregas del dinero, hay varias vías. Algunos daban el sobre, en metálico, en el despacho de Miguel Bernad, primero en la calle Quintana y luego en la actual sede de Manos Limpias, en la calle Ferraz, habiéndolo pactado previamente en la comida. "La cantidad se comprometía en el restaurante", señalan las fuentes consultadas por ABC. Algunos donantes, los de cantidades más pequeñas, entregaban el dinero en el mismo restaurante. Otros ordenaban una transferencia a la cuenta del sindicato. Según fuentes consultadas por el medio, toda la tarea de recaudación era exclusiva de Miguel Bernad.
Empresarios interesados
Manos Limpias cuenta con otra vía de financiación, señala ABC. Dada la popularidad del sindicato, ha habido muchas personas, principalmente empresarios, que quieren denunciar a otro empresario, a un político o a un funcionario, pero no en su nombre, y acuden a Manos Limpias, como parece que ha ocurrido en Melilla. Lo hacen para que la presión hacia el querellado sea mayor, aprovechando el impacto mediático del sindicato. Como contrapartida, esos empresarios entregan un donativo a Manos Limpias, según confirman a ABC fuentes conocedoras del procedimiento. Ahora bien, admite, es imposible saber cuánto dinero ha ingresado Manos Limpias por esta vía, ya que el sindicato "nunca ha presentado cuentas a nadie”.
