En apenas 24 horas abandonaron el Centro de Acogida de la Purísima 34 de los 45 menores y jóvenes extranjeros no acompañados localizados por la Policía Nacional en las operaciones de refuerzo desarrolladas en la zona del Mantelete y Melilla la Vieja contra la presencia de menores indocumentados en la calle. Así lo confirmó el sábado este diario el consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, unas horas antes de que muriera un menor en el puerto. Ventura señaló que a la vista de estos hechos, resulta cuanto menos un esfuerzo infructuoso el que realizan los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, porque la legislación impide poder actuar. Confirmó el consejero que en la jornada del viernes la Guardia Civil y la Policía Nacional condujeron a 45 jóvenes al Centro de la Purísima después de las redadas desarrolladas en la zona del Mantelete y Melilla la Vieja tras las quejas por actos vandálicos denunciados por vecinos de estas barriadas. Pero 24 horas después apenas si son once los jóvenes permanecen en el Centro. El motivo es que 13 de los 45 jóvenes eran mayores de edad, según se pudo confirmar gracias a los expedientes en posesión de la Policía, Fiscalía y la propia Consejería, con lo que estos jóvenes, al ser adultos extranjeros indocumentados, quedaron a disposición policial. Pero además a lo largo de la mañana se produjeron 21 bajas más, estas protagonizadas por menores no acompañados que han regresado a los lugares donde se cobijan en Melilla la Vieja. Según Daniel Ventura, la mayoría de los llamados 'niños de la calle' presentan problemas de drogadicción que al no encontrar en Purísima lo que necesitan, mientras que se les someten a terapia, prefieren regresar a sus escondites donde de seguro encontrarán la sustancia que precisan para su adicción.
Entiende el consejero que a la vista de este resultado, "no ha servido de nada" la actuación desarrollada por la policía. "Nunca sirven de nada porque estos jóvenes aprovechan cualquier oportunidad para escaparse del centro", indicó. Añadió que muchos de estos jóvenes indocumentados que viven en la calle, intentan de forma reiterada embarcar como polizones y llegar a la península donde esperan encontrar una vida mejor, pero "cuando no lo logran o se sienten en peligro, llaman ellos mismos a la policía para que los localicen y los llevan al centro de Purísima, con lo que convierten a los agentes en taxistas". Esta situación se seguirá repitiendo mientras la legislación siga sin atender las características de Melilla como ciudad fronteriza, señala el responsable de Servicios Sociales.
