Un varón ha sido acusado de un delito de amenazas y otro de resistencia, tras presuntamente amenazar a la policía y a su pareja por llevarse a los hijos a casa de su madre. Tanto el acusado como su pareja niegan las amenazas, mientras los agentes de la policía sostienen que, bajo los efectos de haber consumido algún tipo de sustancia estupefaciente, amenazó con acabar con la vida de ella porque “ya no tenía nada que perder”. Según uno de los agentes, incluso en un momento amenazó con una pistola, aunque no llegó a quedar acreditado que fuese un arma, según la fiscal. Un varón ha sido acusado de un presunto delito de amenazas y otro de resistencia tras amenazar a su pareja, así como a la policía que se personó en el domicilio en dos ocasiones en el mismo día por las fuertes discusiones.
La pareja, que según los agentes que declararon en la vista fue quien requirió ayuda cuando llegaron al domicilio, dice no recordar nada de dichas amenazas, aunque reconoce que su pareja estuvo en dos ocasiones en el domicilio. Así, atribuye la llamada a los agentes de la Policía Nacional a una vecina ya que niega que ella avisase, motivo por el que la fiscal le advirtió de que podría caer en un delito de falso testimonio ya que declaró como testigo.
Asimismo, la pareja reconoce que le amenazó, pero no de que iba a acabar con su vida, sino de que la iba a denunciar por "abandono del hogar", y es que según relataron los agentes cuando llegaron al domicilio de la chica les contó que cuatro días antes tras una discusión, ella se llevó a sus dos hijos a casa de su madre.
En estado agresivo y violento
Sin embargo, los agentes que testificaron en el juicio explicaron que la chica fue quien llamó a la Policía Nacional, dado que el varón estaba en un estado "agresivo y violento", además cuando estuvieron en el domicilio, percibieron que el acusado habría consumido algún tipo de sustancias estupefacientes.
La primera vez que asistieron cuando el marido se llevó a uno de los menores, uno de los agentes presenció como la amenazaba de muerte porque "ya no tenía nada que perder". Así, en la segunda ocasión las versiones son diferentes y es que si bien uno de los agentes pudo distinguir una pistola, el otro no pudo acreditar que portaba un arma cuando amenazó a los policías. No obstante, este agente asegura que no era un cuchillo, como les decía el hermano del acusado, quien se trasladó al domicilio para mediar en la discusión y que el hermano se entregara a la policía.
Por su parte, la fiscalía solicita un año de prisión por el delito de amenazas, así como por el delito de resistencia a la autoridad, otro año de prisión tras la declaración en especial de los agentes de la Policía Nacional que estuvieron en el momento de los hechos.
Por otro lado, la defensa sostiene que la declaración de la joven se ha mantenido desde el primer momento de instrucción, donde declaró "no sentirse perjudicada", toda vez, que señala que fue una discusión porque "se sentía dolido" dado que le habían "quitado a la niña".
