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El Flagelado y el Mayor Dolor procesionan el Jueves Santo con el apoyo de Melilla

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(Autor: Guerrero)

A las siete y media de la tarde la Casa de Hermandad de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Flagelación y Nuestra Señora del Mayor Dolor abría sus puertas de par en par para que sus Sagrados Titulares llevaran a cabo su estación de penitencia en el Jueves Santo. Durante varias horas, hombres y mujeres de la Hermandad que dirige Francisco Ramos acompañaron al Flagelado y a su Madre, el Mayor Dolor, por las calles de la ciudad. Una salida procesional en la que el Flagelado se encamina hacia la crucifixión y su madre lo sigue, triste, sabedora de las horas duras que están por venir. Deseosa e ilusionada, la Cofradía del Flagelado vivió ayer de lleno el desarrollo del Jueves Santo, una jornada especial en la que sus santos titulares pudieron salir a la calle portados sobre hombros fuertes y convencidos de melillenses que apuestan por el mantenimiento de su Semana Santa. Esta vez no hubo lluvia o escasez de portadores que impidiera que Nuestro Padre Jesús de la Flagelación y Nuestra Señora del Mayor Dolor pudieran salir a la calle. Primero, el Hijo, El Flagelado. Después, apenas diez minutos de espera, la Madre, la Virgen del Mayor Dolor. Y todo bajo los aplausos de los fieles y vecinos del barrio de Batería Jota que quisieron ver muy de cerca de Jesús y a la Virgen juntos.

Recorrido
Desde allí, junto con los caballeros legionarios del Tercio Gran Capitán 1º de La Legión e integrantes de la Comandancia de la Guardia Civil de Melilla, el Flagelado y la Virgen del Mayor emprendieron un largo recorrido por las calles de la ciudad. Tras pasar por calle del General Castaños, junto a la parroquia de la Medalla Milagrosa, Jesús y la Virgen que estrenaba nuevo manto llegaron hasta la calle de Sor Alegría, previo paso por General Castaños, Carretera de Cabrerizas, Infantería, Juan de Lanuza.

El recorrido, lento, al son de los tambores de La Legión, las mujeres con mantilla y con los penitentes y hombres de trono de túnica roja y tercerol blanco, llegaron hasta la calle de Primo de Rivera y, tras pasar por Sidi Abdelkader, General O´Donell y plaza de los Héroes de España, llegaron hasta la Avenida de Juan Carlos I Rey.

En la Avenida, los melillenses, en silencio, vivieron los últimos pasos de Jesús hacia su muerte en la Cruz. La de ayer era una noche triste. Era Jueves Santo, víspera de la muerte de Jesús. Su Madre, el Mayor Dolor, lloraba por las calles de Melilla al ver cómo su Hijo estaba siendo flagelado después de que fuera condenado tras reconocer que era el Mesías y por confesar que era verdadero Hijo de Dios. Jesús fue azotado y entregado para ser crucificado. Estaba a escasas horas de morir en la Cruz por todos los cristianos.

A la luz de la luna, Nuestro Padre Jesús de la Flagelación y Nuestra Señora del Mayor Dolor pasearon por la Avenida, ante la atenta mirada de los melillenses que llenaban la principal vía de la ciudad. Al son de los tambores, con el paso lento, pero seguro y bonito de los hombres de trono, el Flagelado, sobre un manto de flores rojas y moradas, se acercaba cada vez más hasta el final del recorrido oficial, siempre custodiado por los caballeros legionarios.

La imagen del Flagelado, la imagen de Jesús atado a una columna, cubierto por un paño y sangrando tras ser azotado antes de morir, es obra de Juan Antonio González y está fechada en 1997. Sustituye al grupo escultórico realizado en los talleres de Vayseda Barrols y Casabó, en Olot (Gerona).

Unos metros después de Jesús le seguía su Madre, llena de dolor. La Virgen del Mayor Dolor, con claveles rosas y gladiolos blancos, llora el dolor de su Hijo, sabiendo lo que le espera. La tristeza inunda los ojos de esta bella imagen, obra de Juan Carlos García que bendecida el 5 de noviembre de 1994 y cuyo trono fue estrenado en 2005.

Y así, Madre e Hijo, paso a paso, llegaron al final de la carrera oficial. Siempre acompañados de los penitentes, muchos por tradición, otros por una promesa, otros para pedir un favor a Dios. Y los dos, juntos pero separados y arropados por la fe de los melillenses, llegaron hasta la plaza del Comandante Benítez, dando así el inicio de vuelta a casa, de vuelta a la Casa de Hermandad, a la parroquia de la Medalla Milagrosa.

La procesión de la Cofradía que dirige Francisco Ramos siguió su curso por la calle de García Cabrelles para, a continuación, tomar la calle de Juan de Lanuza y llegar así hasta la del Poeta Zorrilla. Llegó entonces uno de los momentos más bonitos de esta salida procesional que protagonizan este Jueves Santo, cuarto día de la Semana de Pasión melillense, Nuestro Padre Jesús de la Flagelación y Nuestra Señora del Mayor Dolor. Ahora sí, juntos, uno al lado del otro, como si la Madre le diera la mano a su azotado y ensangrentado Hijo, llegaron a hombros de sus portadores hasta la calle de Falangista Marina Farinós. Los fieles les siguieron, como desde que salieron a las siete y media de la tarde del día anterior. Los melillenses, los vecinos del barrio de Batería Jota, los cristianos, acompañaron al Flagelado y al Mayor Dolor hasta su Casa de Hermandad, en la calle General Castaños. Allí, entre aplausos, los Sagrados Titulares finalizaron su recorrido por las calles de Melilla.

De vuelta en casa, a coger fuerzas para el Domingo
El dolor, el sufrimiento, la tristeza quedaron encerrados en la Casa de Hermandad. Hoy es Viernes Santo, día de luto para los cristianos. Pero, tras el Sábado de Gloria, las puertas del Ave María volverán a abrirse para, el Domingo de Resurrección, dejar salir al Santísimo Cristo Resucitado. A manos de sus hombres de trono, Jesús, resucitado al tercer día, volverá a las calles de Melilla. En la Plaza de España, el Resucitado volverá a ver a su Madre, de blanco, a la Virgen del Rocío.

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Jesús Andújar

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