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La columna de Salido

Melilla años 60. Semana Santa religiosa y laica

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¿Que puedo contar yo de la SEMANA SANTA de aquellos tiempos?, mas bien poco en cuanto a sus aspectos religiosos internos, los entresijos y cuestiones internas de sus cofradías y hermandades y poco también de los “tronos o pasos” de los diferentes Cristos y Vírgenes. Pido disculpas, pero, lo mío, o más bien mis costumbres no tenían nada que ver con la religión (con ninguna), ni con la liturgia, ni con la devoción a imágenes religiosas de cualquier tipo, ni nada por el estilo.

De todas formas, he conocido diferentes Semanas Santas en esos años vividos en Melilla (años 60) y procuraré ser lo más sincero y certero posible con mis recuerdos, eso si, manifestando que no tengo nada en contra de ello y respeto toda opinión, gustos y creencias al respecto. Precisamente este Domingo de Ramos marchamos a Dos Hermanas (Sevilla), nuestra hija nos necesita y sobre todo nuestro nieto de 7 años, por motivos laborales de sus padres, pero, difícil será que vayamos a ver alguna procesión, demasiado jaleo, mucha gente y a mi me gusta el sosiego y la tranquilidad. Creo que como a otros muchos, lo que más nos agradaba de esa semana era la interrupción del calendario escolar, las vacaciones, te olvidabas unos días de las clases, las tareas y de los madrugones y como además, en esas fechas en nuestra Melilla solía y suele hacer buen tiempo generalmente, cada uno a disfrutar como mejor podía según sus gustos y “pasiones”. La mayoría de mis amigos y yo los dedicábamos más a jugar al fútbol en la playa, o en sus cercanías, como en la explanada que existía frente a la “fábrica de la luz”, así la llamábamos (Gaselec, creo que se llamaba y puede que aun se llame así), el padre de mis amigos y paisanos Juan y Bienvenido Manresa allí trabajaba, este último también, luego marchó destinado a Ceuta, y ahora vive en Castellón también. Juan muy buen amigo mío más de mi edad, trabajó de Cartero muchos años conmigo en Castellón, desgraciadamente falleció con 52 años en 1998 después de una operación de corazón e infarto posterior en la misma clínica en Valencia.

Hablando propiamente de la Semana Santa en cuanto a las procesiones en Melilla, recuerdo que mi madre, mi tía y otras vecinas decían que “en Domingo de Ramos a quien no estrenaba nada se le caían las manos”, desde luego, que esa tradición y superstición en mi entorno se cumplía a “rajatabla”, normalmente era tiempo ya casi o primaveral y nuestras madres aprovechaban para comprar alguna ropita de ese tiempo, aunque simplemente fuesen unos calcetines, tenías que estrenar algo, a mis hermanos, primos y a mi, que yo recuerde “no se nos cayeron nunca las manos”.

A esa procesión primera de Domingo de Ramos, le llamaban también “La Pollinica”, puede que el nombre le viniese dado por la entrada de Jesús en Nazaret a lomos de un pollino (asno). Que me perdone la iglesia y los más doctos en la materia, así como la misma Sagrada Escritura si no era así.

Como en casi todas partes, mucha gente acudía ese día a bendecir sus palmas, unas normales y otras muy artísticas, así como ramitas de olivo, cuando éramos más pequeños nuestras madres nos llevaban muy arregladitos ese día a la Avenida, lugar de las procesiones habitualmente. Mi madre siempre padeció mucho de las piernas y caderas, mucha artrosis (yo lo estoy heredando), le costaba mucho caminar, así que otras veces iba con mi tía o vecinas. De algo más mayor a las procesiones nocturnas íbamos los amigos normalmente. Sin pertenecer a ninguna cofradía, en una ocasión por medio de un buen amigo, nos vestimos varios de “capuchinos”, creo recordar que esa cofradía tenía su sede en la calle Castelar, cerca de una floristería y de Bodegas Madrid, estábamos todos los amigos muy contentos por ello, por la novedad y por el “morbo” añadido que eso representaba para nosotros, las ganas de pasarlo bien y el “cachondeo” procesional de ir con la cara oculta con el capirucho y su telar, yo siempre veía que otros lo hacían cuando presenciaba alguna procesión, era como jugar a la adivinanza de quien era el encapuchado en cuestión que se dirigía a ti , con esa edad 14, 15 o 16 años también deseaba ser uno de ellos alguna vez, si te gustaba alguna chica era la oportunidad de decirle algo con la pretensión de no ser conocido, de todas formas, al final siempre te identificabas, el día que nos tocó salir, el traje era morado y Jueves Santo, la “Procesión del Silencio”, nos tocó una especie de capataz o jefe de filas que no dejaba pasar una, mandándonos callar si nos escuchaba, cuando se alejaba algo o a la fila de enfrente era el momento aprovechado de “jolgorio adivino”.

Lo que más me gustaba de las procesiones era el “momento saeta”, que garganta tenían algunos y algunas, recuerdo especialmente a una cantante muy amiga de Encarna, esposa de Lázaro Atienza (q.e.p.d.), vivían en Calle A (Río Ebro ahora) del Monte María Cristina, mi barrio. Era Adelfa Soto (hija de la Niña de la Puebla. Siempre que acudía en Semana Santa a Melilla, se apostaba en algún balcón de la Avenida y cantaba sus saetas a los diferentes pasos. También me gustaban las bandas de música civiles y militares que acompañaban a los pasos o tronos, pero, sobre todo la de la legión, referente a estos, no recuerdo si en algún momento en la Semana Santa melillense cantaban o cantan ahora como en Málaga, la canción/rezo “El novio de la muerte” en algún acto. Yo cuando la escucho y más viendo el video malagueño, de verdad, se me pone la carne de gallina, qué bonita es y con cuanto sentimiento la cantan los caballeros legionarios.

Esas procesiones, casi todas concentraban a sus cofrades con los pasos en los alrededores de la Avenida, creo que salían una tras otra desde la Plaza de España y subían por la Avenida, supongo que aun será así. Si no recuerdo mal, la del Domingo de Resurrección era diferente, la madre (la Virgen María), iba desde arriba de la Avenida detrás del paso de su hijo (Jesús) y al llegar a la Plaza de España giraban al contrario y se producía “El Encuentro” así se le llamaba también a esa procesión y todos rompíamos en aplausos.

En cuanto a la música en radio y televisión, menudo aburrimiento durante los días que el Señor estaba muerto, solo música sacra, rosarios, misas y similares, por lo menos hasta los años 65/66/67, poco a poco fue cambiando la mentalidad, si en aquellas fechas querías escuchar otro tipo de música, tenía que ser con la radio flojita y la puerta cerrada, caso contrario hasta podías ser denunciado. Otra tradición en esas fechas y más concretamente a partir de las 0’00 horas de la noche del sábado al domingo, con el Señor ya “Resucitado”, nos concentrábamos muchos chavales con edad entre 12 años a los 20 y algunos algo más mayores, en la cuesta que va desde Ataque Seco, discurriendo por ese lateral del Parque Lobera hasta la parte baja, Correos y el Cine Avenida, todos llevábamos latas y chapas atadas con una cuerda y el acto se llamaba “arrastrar las latas” por el motivo de la Resurrección. Buenas carreras nos dábamos delante de los “grises” (no lo digo de forma peyorativa pues además mis dos hermanos mayores, Paco y Rafa han sido “grises, marrones y azules”, según la época, ahora jubilados), yo tenía la buena costumbre de retirarme pronto si la cosa se ponía “chunga”, además eso lo hacía desde los 13 a los 16 años aproximadamente. En una ocasión, a un vecino de los más atrevidos de unos 20/21 años lo cogió la policía, lo introdujeron en el vestíbulo principal de Correos y cuando lo soltaron vimos bastante asustados que lo habían “calentado” bien, muchos moratones en la cara, brazos y cuando se quitó la camisa, en pecho y espalada también, supongo que cumplían órdenes de que si alguno se pasaba de hacer ruido que le quitasen las ganas de aquella forma tan “ejemplarizante”, “eran otros tiempos”, aunque estamos observando con preocupación que actualmente a muchos funcionarios del orden público también se les va la mano y en ocasiones “las pelotas”, de goma claro, “cumplen órdenes” ¿Verdad señor ministro de Interior?. En los años 60 se salía a la calle como la anécdota relatada por la alegría del “Señor Resucitado” o cosas similares, luego, mitad de los años 70 exigiendo democracia, legalización de partidos políticos, amnistía y elecciones libres en nuestro País y ahora también, salimos a la calle para exigir a aquellos políticos a los cuáles muchos les abonamos el camino de la democracia parlamentaria para que sean consecuentes con sus decisiones, actos y mandatos en beneficio de pueblo, del interés común general y no para que muchos de ellos “aumenten cuantiosamente sus cuentas bancarias en paraísos fiscales, buhardillas, caja de caudales o bajo el colchón ¡hay que tener más vergüenza, dignidad y honradez “respetados” señores!.

Para terminar con el tema este de la Semana Santa, respeto y animo a que sigan así a todos aquellos que tienen tan arraigada su devoción y esa entrega en cuerpo y alma desde sus parroquias, cofradías y hermandades, todas esas manifestaciones religiosas indudablemente son muy seguidas por muchos miles de personas en nuestro país y en otras partes del mundo, ciudades como Sevilla, Málaga, Granada por poner ejemplos más cercanos son fiel testimonio de esa grandeza de la Semana Santa y además se celebran de muy distintas formas y matices según la costumbre del lugar, las de Melilla creo que siempre han sido similares a las de Andalucía. En otros sitios, algunos se “flagelan” voluntariamente, o se ponen “coronas de espinas” y en Filipinas llegan a ser más atrevidos y temerarios, algunos son “crucificados” y clavados por sus manos y pies en la cruz (allá ellos con su “Santa devoción masoquista”.

En fin, amigos, en gustos dicen que no hay nada escrito, o mucho realmente.

Queridos/as paisanos/as mucha salud, sin “temblores”, paz, libertad y trabajo bien retribuido. Que cada cuál lo disfrute cómo y donde quiera libremente.

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