El 27 de marzo se conmemora el Día Internacional del Teatro, celebración creada por el Instituto Internacional del Teatro (ITI, siglas en inglés), organismo asociado con la Unesco, creado tras la finalización de la Segunda Guerra Mundial con el claro compromiso de construir la paz y contribuir al entendimiento utilizando todas las herramientas disponibles, en este caso haciendo uso de las artes escénicas. El origen de esta festividad hay buscarlo en 1962, fecha en la que se inauguró el Teatro de las Naciones en París. Cada año, una reconocida personalidad elabora un mensaje en defensa de las artes escénicas y en esta ocasión el encargado de redactar el manifiesto ha sido el aclamado director Anatoli Vassiliev. En su texto, podemos leer el siguiente extracto: “… Si observamos todas las artes públicas constataremos que sólo el teatro nos ofrece aquella palabra que se transmite de boca a boca, el gesto que va de mano a mano, de cuerpo a cuerpo, la mirada a los ojos. El teatro no necesita intermediarios para funcionar entre los seres humanos. El teatro constituye la parte más transparente de la luz, no pertenece al norte, ni al sur, ni al este o al oeste. Más aún: es la esencia de la luz que brilla en los cuatro rincones del planeta y es reconocible por todos, por más hostilidad o afinidad que pueda sentirse hacia él.” El manifiesto se lee antes de las actividades realizadas en este día que pueden abarcar desde actuaciones gratuitas, festivales internacionales hasta jornadas de puertas abiertas en los teatros de todo el mundo.
En Melilla, coincidiendo con el V aniversario de la inauguración del remodelado Teatro Kursaal, desde la Consejería de Cultura se ha querido acercar este mundo a los ciudadanos abriendo cada puerta del edificio para que pudieran ver sus entrañas. Así mismo, el pasado 13 de marzo se presentó un libro en el que se incluye un capítulo dedicado al trasfondo histórico del edificio y en los sucesivos se hace una exhaustiva descripción de las obras de remodelación, dando protagonismo al factor gráfico con la inclusión de numerosas fotografías y planos.
Debemos remontarnos hasta 1912 para buscar los orígenes del Teatro Kursaal. En ese año, los empresarios Rojo y Rivas quisieron construir en Melilla un local que ofreciera un amplio abanico de actividades en las que los melillenses pudieran invertir su tiempo libre. El resultado fue el Salón de Recreo Kursaal, inaugurado el 23 de diciembre de ese año y en cuya jornada inaugural se pudo practicar el patinaje, presenciar varias proyecciones de películas y bailar en una animada velada beneficio de la Cruz Roja. “Bien merecen [los señores Rojo y Rivas] que el público premie los sacrificios que han realizado para proporcionarnos un esparcimiento gratísimo, culto e higiénico” (El Telegrama del Rif, 24 de diciembre de 1912). Los días siguientes se publicaron anuncios en este mismo periódico en los que se detallaban las actividades que podían hacerse en sus instalaciones. Clases de patinaje para señoras, vermut y café, sesiones vespertinas amenizadas por la banda de música. Los jueves se dedicaban a la moda, se tomaba el té de las 5 y por la noche se celebraba un baile de sociedad. Para el disfrute de estas actividades se expedía un carnet o se podía comprar un abono mensual.
En 1929, la Junta Municipal comunicó al señor Rico Albert, nuevo propietario, que las instalaciones no cumplían los requisitos del Reglamento de Espectáculos por lo que le instaban a su demolición. El empresario ya había encargado un nuevo proyecto a Enrique Nieto y en octubre de 1930 se abrían las puertas del Gran Teatro Kursaal, con una función benéfica para la Cruz roja y Ropero de Santa Victoria aunque las representaciones teatrales tuvieron que esperar a 1934, fecha en la que se ejecutó el segundo proyecto para construir la parte trasera del escenario y los camerinos.
Se iniciaba una nueva etapa en la cultura de la ciudad al igual que se hizo el 19 de marzo de 2011 con la inauguración del recuperado teatro. En estos cinco años, 207900 espectadores han podido disfrutar de 286 eventos con más de 530 funciones. Teatro, música, danza o cine han hecho posible que se colgara una y otra vez el cartel de Agotadas todas las localidades, toda una satisfacción por otra parte para los responsables del teatro y encargados de que podamos disfrutar de espectáculos de gran calidad.
El nuevo edificio ha sido dotado con un equipamiento escénico moderno y vanguardista capaz de acoger multitud de eventos: ópera, zarzuela, musicales, conciertos sinfónicos, de cámara o de solistas, danza, teatro, congresos o proyecciones de cine, tanto en 35 mm como en 3D. En definitiva, el Teatro Kursaal puede satisfacer prácticamente todas las necesidades culturales que los ciudadanos demanden.
Melilla necesitaba un teatro que pudiera acoger espectáculos con giras nacionales e internacionales pero también para que las diferentes organizaciones y agrupaciones locales pudiesen acercar sus proyectos al público en general. Hasta 2011, el Palacio de Exposiciones y Congresos había adoptado el papel de teatro municipal pero esta ciudad merecía mejores instalaciones. Por el escenario del Teatro Kursaal han pasado, entre otros reconocidos nombres de la escena española: Nuria Espert, Emilio Gutiérrez Caba, Maribel Verdú, El Brujo, Javier Gutiérrez, Carmen Machi, María Barranco, Amparo Larrañaga, Tricicle, Els Joglars o más recientemente Paco Arévalo y Bertín Osborne. David Bustamente, Javier Ruibal, Pedro Guerra, Luis Eduardo Aute, Raphael, Ainhoa Arteta y Pasión Vega pusieron en pie al auditorio con sus canciones. La compañía de danza LaMov, la Compañía Nacional de Danza o el extraordinario espectáculo de Sara Baras, Voces, emocionaron a los espectadores.
En cuanto a las organizaciones y agrupaciones locales, el Grupo de Teatro Arrabal, la Asociación Musical Bombalurina, el Grupo de Teatro Concord, la Agrupación Artística Cultural “Enrique Soler”, Mirrolde Teatro, el grupo de teatro del Tercio Gran Capitán I de la Legión, la Orquesta Sinfónica, Banda de Música y Coro “Ciudad de Melilla” o la Sociedad Cultural de Amigos de la Música son algunas de las asociaciones que han hecho sus montajes teatrales o conciertos en el Teatro Kursaal. De la misma manera, estas instalaciones atienden a otro tipo de celebraciones como el concurso de disfraces del Carnaval de Melilla o el certamen y actuaciones musicales encuadrados en el Premio de Cantautores.
Pero como decíamos antes, también está preparado para realizar proyecciones cinematográficas y desde su inauguración ha acogido a la Semana de Cine, celebrando en este año la octava edición. En su curso se ha hecho uso de la Sala de Ensayos como espacio multifuncional para la realización de mesas redondas con destacados directores y actores y actrices del panorama nacional así como presentaciones de libros relacionados con el cine.
La Sala de Ensayos, espacio integrado en el mismo edificio pero que puede funcionar de manera independiente a él ha sido testigo de variadísimos actos culturales: conferencias, presentaciones de libros y revistas, sala de prensa o escenario para albergar el Teatro Mágico, una iniciativa que pretende acercar a los escolares a la lectura.
Parafraseando a Sir Laurence Olivier, en una pequeña o gran ciudad o pueblo, un gran teatro es el signo visible de cultura y en Melilla, una pequeña ciudad disponemos de un gran teatro que hace posible que nos asomemos a todas las ventanas que nos abre de la cultura.
