La Carta de hoy está escrita por uno de los Héroes, cuyo nombre, desde que era muy niño, siempre me preguntaba quién pudo ser, y qué merecimientos obtuvo para que figurase en una de las principales calles de nuestra ciudad, en el Barrio de Isaac Peral (Tesorillo), y dice así: “Queridos melillenses: Soy Fernando Fernández de Cuevas y Ramón, Capitán del Rgto. Infantería África 68. Estoy casado con mi bella esposa, Mercedes Pérez, y somos padres de tres niñas preciosas. Nací en La Habana, Cuba, el 16.11.1876, e ingresé en el Ejército en agosto de 1892, y tres años más tarde salí como 2º Teniente, destinado al Rgto. Infantería León 38. Más tarde me destinaron al Bon. de San Fernando 11; Ciudad Rodrigo 7; y al Expedicionario de Filipinas nº 7. En 1900, asciendo a Capitán, y en 1907, me destinan al África 68. Participé en 1908, en la toma de Cabo de Agua, y en Sidi Hamed hasta el 17.07.1909, y el 2 de ese mes salgo del Hipódromo con la Columna del Coronel Álvarez Cabrera. Los moros me mataron el 23.07.1909, en el aduar de Iguemarien, durante los combates de Sidi Musa. Tengo que decir, que a petición de mis familiares, setenta años después, el 3.11.1979, me trasladaron al Cementerio de la Almudena, de Madrid. Pero eso no quita para que yo visite a mis compañeros, cada vez que me apetezca, y también, a un muchacho, al que llegué a tomarle cariño, por su nobleza, y buen hacer; con el que me encuentro charlando en estos instantes. Se llama: Manuel Fuster Salvador, nacido en Aguaviva, en la provincia de Teruel. A este soldado, de 22 años, lo mataron el 13.08. 1909, en Sidi Hamed; y como fui yo el que lo recibió, con sus heridas de muerte, cada vez que visito La Purísima, se acerca a saludarme, y a continuación, siempre con lágrimas en los ojos, me da un gran abrazo, recomendándome que me atuse el bigote: `El bigote lo tiene caído, mi Capitán`. Ahora me está diciendo, que no sea tímido, y diga que me concedieron la Cruz, Laureada de San Fernando de 2ª Clase, y la de María Cristina, que me otorgaron el 21.09.1897. También debo agradecer, de todo corazón, a las autoridades que colocaron mi nombre en una de las calles del Barrio del Tesorillo. Yo, en la Almudena, desde aquél año de 1979, sigo la Historia de nuestra ciudad, y créanme si les digo que paso más tiempo en La Purísima, que en Madrid. Desde las escaleras del Panteón de Héroes, en este precioso jardín, nos despedimos de ustedes, el soldado, Manolo Fuster, y este que les escribe, Capitán, Fernando Fernández de Cuevas, con todo el cariño que ustedes merecen. Sepan que cuando visiten a todos mis compañeros, mi alma se encuentra entre ellos, lo que les agradecemos infinitamente”.
Sé que muchas personas sienten en su interior una especial desidia, como antaño los tulipanes, lirios, y pensamientos, crecían junto a algunas de estas tumbas, y panteones, todos inclinados en señal de tristeza, resignación, y respeto; pero yo, con estas humildes epístolas deseo que nuestra Historia, con mayúsculas, muchas generaciones, lo recuerden con cariño, y con el inmenso respeto que ellos se merecen. Ustedes, señores autoridades, saben muy bien que estos Héroes, se encuentran en el lado amargo, y dulce, de nuestra Historia, amargo porque toda muerte es un espanto para los padres, y allegados, y dulce, porque fue por una causa patriótica, en la que dieron lo más preciado que poseían: Sus jóvenes vidas, para que nuestra ciudad, nuestra Melilla, siga siendo España.
Y para tener encendida la llama de mi perenne petición, repito que el Cementerio de La Purísima, debe denominarse: “CEMENTERIO NACIONAL DE HÉROES”.
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