Lo cierto es que la ambigüedad y la ambición de Sánchez está sumiendo a grandes sectores empresariales del país, entre otros, en una incertidumbre que en nada beneficia a la situación por la que atraviesa España. La cita que mantendrán hoy los dirigentes del PSOE y de Podemos, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, dibuja nuevas posibilidades de conformar un futuro gobierno de izquierdas. Una posibilidad que desde la sede central del PP siempre se ha descartado pero que ya los dirigentes populares próximos al presidente en funciones Mariano Rajoy se empiezan a plantear. Y, lógicamente, no exentos de preocupación.
Y es que la ambición de poder y de conseguir la Presidencia del país del líder socialista es tan fuerte, que Sánchez parece dispuesto incluso a ceder hasta límites que le puedan ocasionar grandes tensiones internas en su propia formación política. Parece tener claro aquello de “ahora o nunca”. De hecho, el socialista sufrió un terrible descalabro en las elecciones del 20-D, consiguiendo sentar en la bancada de la Cámara Baja a tan solo 90 diputados. Pero en lugar de volverse a su casa como era lo lógico y lo digno, ha optado por ceder con unos y otros durante los tres últimos meses alcanzando un acuerdo con el cabeza visible de Ciudadanos, Albert Rivera, expuesto a que ahora Sánchez le dé una patada en la zona baja donde la espalda pierde su honesto nombre. Y es que Sánchez parece estar dispuesto al “todo vale” con tal de dormir en la Moncloa, ya que su interés personal predomina a todas luces sobre el de su partido y sobre el general de los españoles.
Todo eso lleva a que desde Génova se tema que el gobierno de izquierdas pueda convertirse en una realidad, aunque se sigue pensando que lo ideal para el país es la gran coalición del PP con un PSOE, que no hace el más mínimo amago por escucharle y un Ciudadanos que navega entre dos aguas. En último término los populares de Rajoy abogan por una repetición de elecciones que nos llevaría de nuevo a depositar nuestra opción en las urnas el próximo junio. Unos comicios en los que, de momento, y a tenor de las encuestas saldría como mayor beneficiado Albert Rivera, debido a su actitud negociadora.
El hecho de tan solo pensar en una posible acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias levanta ampollas en los círculos populares, y en otros muchos, que consideran que ese gobierno de izquierdas es en estos momentos "lo peor que le podía suceder a España".
En Melilla el presidente del PP, Juan José Imbroda considera que en materia de inmigración si se aplica el programa de PSOE y Podemos, las mafias pueden hacer su agosto y las consecuencias del efecto llamada y la imposibilidad de Marruecos de “mantener lo que le venga por la frontera”, podría provocar la situación de que “no cabríamos en Melilla”.
Lo cierto es que la ambigüedad y la ambición de Sánchez está sumiendo a grandes sectores empresariales del país, entre otros, en una incertidumbre que en nada beneficia a la situación por la que atraviesa España.
