Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Crónicas Artilleras en Melilla

Sidi Ahmed El Hach: un domingo de julio de 1909. Crónica de una lucha sin tregua (II)

melillahoy.cibeles.net fotos 1541 La ArtillerA a caA oneando al enemigo

Bajo este título genérico de CRÓNICAS ARTILLERAS DE MELILLA y con el fin de dar una mayor difusión al CXXV aniversario del Regimiento Mixto de Artillería nº 32 irán apareciendo artículos de índole diversa pero siempre encaminados a dar a conocer la estrecha relación de los artilleros y la ciudad de Melilla, vínculo que se remonta a los primeros momentos de presencia española en la Rusadir fenicia. Desde entonces el Arma de Artillería ha estado y está muy presente en el día a día de la ciudad y de sus gentes. Al día siguiente en El Telegrama del Rif se continuaron publicando detalles con respecto a lo sucedido en el combate del día 18:

"Detalles del combate del domingo
A la amplia información que sobre el ataque de los marroquíes al campamento indicamos, hemos de añadir los siguientes detalles. El teniente coronel primer jefe de la Brigada Disciplinaria, D. Luis Aizpuru, recibió orden de trasladarse a la posición avanzada, llevando consigo la compañía del capitán Nieto, a fin de dar refuerzo a la compañía de África Vázquez Maquieria allí destacada.

Con este motivo el teniente coronel Aizpuru se hizo cargo del mando de la posición, cesando en él el comandante Cos-Gayón.

Si dura fue la jornada del 18 para las tropas de la posición central y del Atalayón, más lo fue, si cabe, para los que ocupaban la extrema vanguardia, sin otra defensa que un débil muro de piedra fácilmente asaltable. Pero las deficiencias de la fortificación de campaña fueron suplidas por la bravura de los defensores que, como los demás, rivalizaron en heroísmo para enaltecer el nombre de España.

Más lejos, en las aldeas, quedaron doce cadáveres rifeños, que también han sido sepultados. Los defensores de la posición tuvieron dos muertos y ocho heridos.

Los cadáveres de los artilleros
Al caer a tierra mortalmente heridos los heroicos comandante D. José Royo y capitán D. Enrique Guiloche intentaron los moros recoger sus cadáveres: pero un pelotón de bravos artilleros, capitaneados por los capitanes del cuerpo señores Pastorfido, Trujillo y Barbeta y tenientes Judel, Espinosa y Zabaleta, consiguieron rescatarlos y abriéndose paso revólver en mano y trasladándolos a las tiendas que ocuparon en vida. El episodio allí desarrollado, que costó la vida a los dos infortunados artilleros, y el en el que tomó parte la compañía López Ochoa fueron las notas salientes de la jornada. "
Nuevamente el día 22 se hacía mención a dos de los heroicos artilleros fallecidos en Sidi Ahmed El Hach para quienes se solicitaba, con gran celeridad, la concesión de la Cruz Laureada de San Fernando, como así ocurriría posteriormente:

"Orden general del día 20
Habiendo muerto gloriosamente en el combate sostenido el 18 del actual contra los moros en el Campamento de Sidi-Ahmed el Hach, el Comandante Don José Royo Diego, y Capitán Don Enrique Guiloche, ambos de la Comandancia de las tropas de Artillería de esta Plaza, defendiendo las piezas que estaban a su cargo, el Excmo. Sr. General Gobernador Militar, que personalmente mandaba las fuerzas, ha dispuesto se abra juicio contradictorio para la concesión de la cruz de la Real y Militar orden de San Fernando a los expresados oficiales, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 21 de los estatutos de la misma aprobado por ley de 18 de Mayo de 1862, nombrándose Juez instructor al Comandante de E.M. del Ejército Don Gonzalo Calvo Conejo Jefe de E.M. de la tercera Brigada mixta de Cazadores.

Si algún individuo de la misma clase o inferior a la de los interesados tuviese que exponer a favor o en contra del derecho que le asiste podrá hacerlo presentándose a dicho Juez instructor por escrito, bajo su palabra de honor o según corresponda su clase dentro del término preciso de 8 días contando desde la fecha.

De O. de S.E. se hace saber en la general de este día para conocimiento y cumplimiento. El Coronel Jefe de E.M. .- P.I., El Teniente Coronel 2º Jefe Gonzalo Gutiérrez."
Una cuestión de tanta magnitud, tuvo mucha repercusión a nivel nacional. Toda la prensa del momento se hizo eco de lo que estaba sucediendo en Melilla y en la zona próxima a ella, en el campo de operaciones del Ejército Español.

A continuación cómo varios de estos diarios publicaron la noticia de lo que había ocurrido en Sidi Ahmed el Hach.

EL HERALDO DE MADRID
Edición del lunes 19 de julio de 1909

Nuevos e importantes sucesos en Melilla
Combatiendo desde ayer hasta hoy

NOTICIAS GRAVES
Los acontecimientos de Melilla han acentuado la gravedad de su aspecto en las últimas horas, como se ve por los despachos que a continuación publicamos y por las propias referencias oficiales, que asienten a las de carácter particular.

El general Real comunicaba a las cinco de la mañana de hoy noticias de seguir la lucha; los telegramas nuestros dan cuenta también de que los moros han atacado furiosamente nuestras posiciones, y se sabe ya que hay bajas de importancia. Muertos, el teniente coronel del regimiento de Melilla, D. Eduardo Ceballos; el comandante de artillería Sr. Arroyo y el capitán de la misma arma Sr. Guiloche, y heridos algunos oficiales.

Estas noticias produjeron al ser conocidas en Madrid honda impresión. Ellas revelan que el conflicto se agrava y que ciertas indicaciones hechas en la entrevista con el general Marina, que ayer publicaba el HERALDO, van a traer cumplimiento. Sin detalles bastantes para formar opinión, porque sin duda la censura retarda y altera el envío de los telegramas que se nos dirigen, no cabe dudar que las circunstancias son de gran transcendencia. Por lo mismo nos abstenemos de comentarios en este punto, cediendo el puesto al relato de lo sucedido.

Es de suponer, además, que el Gobierno comprenderá al fin de que las circunstancias no son propicias para andar por esos deliciosos parajes de veraneo, dando reposo a las respetables personas. Ya lo ocurrido el día 9 requería que el Gobierno, ocupando su puesto, apercibido en él, hiciese frente a posibles contingencias. Ahora ya no cabe duda de que España está frente a una lucha de consideración, y los que tienen por jurar sus destinos graves responsabilidades harán bien en recogerlas diligentemente.

Mejor hubieran hecho en no abandonarlas, suponiendo que estábamos en el más tranquilo de los mundos; pero prescindiendo de lo pasado, que en lo presente se enmienden yerros de consideración. Y que el Sr. Maura, estando en su sitio, comprenda que cuando nuestros soldados combaten y se reciben noticias como las de Melilla no se comprende bien en el Ministerio está acéfalo y hasta disgregado, como si los días actuales fuesen de completa, pacífica y satisfactoria normalidad.

DE NUESTRO REDACTOR SR. ROCAMORA
El propósito de los rifeños.- La artillería española.- Bajas moras.- Acertadas disposiciones.

Melilla 18 (12 n).- Los elementos que componen la harca, apoyados indudablemente por contingentes del interior, trataban de atacar de noche la posición principal frente al Gurugú. Parece que los cabileños, que habían recibido municiones, se anticiparon, rompiendo el fuego sobre las alturas lejanas.

A las cuatro de la tarde nuestra artillería impidió el avance de los moros. Estos, rechazados, se corrieron hacia el Oeste, coronando las estribaciones del monte que domina la posición principal, siendo también cañoneados con gran eficacia por la artillería del campamento.

Los rifeños rebeldes sufrieron muchas bajas, pues las granadas estallaban sobre las cabezas de los enemigos. Tan pronto como el general del Real tuvo noticias de lo que ocurría, montó a caballo, y con el general Imaz dirigió al Hipódromo, tomando antes acertadas disposiciones.

El capitán Guerrero, sin descansar, después de cursar las órdenes recibidas, salió nuevamente para el teatro de las operaciones, siendo de notar que en el recorrido de venida de Sidi-Hamed a Melilla no invirtió más que veinte minutos. Durante la marcha, los moros apostados en las estribaciones de las montañas le hostilizaron, disparando contra él sus fusiles.

La tropa de la escolta se condujo valientemente, distinguiéndose el cabo que la mandaba, cuyo nombre se desconoce, quien al ver que el capitán venía sin armas, pues la urgencia del servicio le impidió tomarlas, se adelantó al oficial, y sin perder el galope que llevaba, contuvo prontamente a los rifeños.

A consecuencia de la orden transmitida por el capitán Guerrero, se movilizaron parte de los batallones de cazadores de Mérida y Barcelona, dos compañías del regimiento de Melilla y dos baterías de artillería de montaña, fuerzas que tomaron el camino de Sidi-Hamed-el-Hach.

El general del Real salió al campo, acompañado de su ayudante, el capitán Zegruí y de sus hijos Leo y Pedro, alumnos de la Academia de Infantería. Tomó acertadas disposiciones para la defensa de la plaza, colocando fuerzas en los puntos estratégicos, entre ellas dos compañías del batallón de Alba de Tormes, que ha desembarcado esta tarde el trasatlántico Alfonso XIII. Los moros deben haber tenido muchas bajas. De los nuestros sólo se sabe, hasta ahora, que hay algún muerto y varios heridos.

Cuando empezó el combate.- Táctica de los moros.- Medidas adoptadas
Melilla 19 (12,45 t)
El combate que empezó ayer en el campamento del general Marina, a las tres de la tarde, no cesó hasta la madrugada de hoy y fue tan recio como prolongado. A la hora referida se vio que avanzaban hacia el campamento numerosos contingentes de moros, que marchaban diseminados para ofrecer menos blanco. Se rompió el fuego para contener su avance; pero ellos, aprovechando las ondulaciones del terreno, arrastrándose materialmente por él, siguieron su avance, en tanto que los disparos continuaban.

El general Marina adoptó en el acto acertadas disposiciones, mostrando su peculiar serenidad. El número de los moros que avanzaba era aproximadamente de 400, que atacaron furiosamente, corriéndose hacia las estribaciones del Oeste, que dominan la posición de nuestras tropas. En vista de este movimiento del enemigo, el general Marina ordenó que se reformara la segunda posición en el arroyo Sidi-Musa, pues los marroquíes amenazaban con cortarle la comunicación con la plaza.

Los moros suspenden el combate y lo reanudan con más furia
A las ocho de la noche el núcleo principal de las fuerzas moras suspendió el fuego momentáneamente; pero en seguido lo reanudó de nuevo encarnizadamente, mientras otros hostilizaban otros flancos del campamento. El momento fue terrible. Los cañones de nuestras tropas vomitaban granadas sin parar, que iban a estallar en el campo enemigo, y el fuego nutrido de la fusilería también causaba grandes bajas entre los moros.

Pero nada bastaba, y los moros avanzaban en medio de una verdadera lluvia de plomo, pasando constantemente por encima de los cadáveres de los marroquíes, esparcidos en el campo.

Muerte del Sr. Royo, del Sr. Guiloche y del Sr. Ceballos
El comandante de artillería Sr. Royo y el capitán Guiloche cayeron en el momento en que dirigían el fuego, animando a los artilleros. Uno de nuestros cañones mató, a pocos metros de distancia, a diez moros que avanzaban a la carrera. Los cuerpos quedaron tendidos junto a la alambrada de los parapetos.

El otro muerto es el teniente coronel señor Ceballos, perteneciente al regimiento de infantería de Melilla. Los tres perecieron heroicamente, luchando con sin igual bravura hasta que el plomo enemigo les arrebató sus vidas generosas. Merece citarse la conducta del capitán del regimiento de África Sr. López Ochoa, hija del general del mismo nombre.

En el momento en que los rifeños atacaban con ímpetu salvaje y que grupos numerosísimos de moros llegaban a la carrera cerca de la posición de [Coloco], dos secciones, rodilla en tierra, hacían fuego con admirable serenidad, como si, más que en un combate empeñado, estuvieran en un ejercicio militar. A las voces de mango de "¡carguen!, ¡preparen!, ¡fuego!", los soldados preparaban sus fusiles y los disparaban sin que sonase ningún disparo fuera de tiempo.

Disciplina absoluta.- Temores infundados.- Número de balas.- Doce muertos y veinte heridos.

Melilla 19 (12 m.)
La disciplina durante el largo y empeñadísimo combate fue completa y absoluta. Hubo momentos en que se creyó que los moros afectos, así como los que constituyen la Policía, se movilizarían contra nosotros. No ha sido así; al contrario, han dado pruebas de su afecto para nosotros. Varios de ellos están entre los muertos y los heridos. Se han batido con verdadera fe y con gran denuedo. Nuestras bajas son 12 muertos y 20 heridos. En este momento se organiza en la posición donde se ha librado la batalla un convoy de socorro para conducir a la plaza los heridos y los muertos. Entre los heridos figura el capitán de cazadores de Barcelona, Sr. Mena. Tiene atravesado un brazo de un tiro, con fractura del húmero.

Los moros cerca del campamento.- 13 mulas en poder de los indígenas.- La bandera española.-
Los moros se acercaron tanto al campamento español, que pudieron cortar con sus gumias las riendas de varias mulas de Administración, consiguiendo llevarse 13 y el caballo de un teniente de Administración. Un cabo de Policía cayó herido gravemente. La bandera española del campamento quedó agujereada de tanto balazo.

Marina, en peligro.- Cómo murió Guiloche.- Haciendo fuego.

Melilla 19 (1 t)
Para dar idea del riesgo que han corrido cuantos mantenían el combate terminado en la mañana de hoy referiré un incidente.

El general Marina pidió una copa de ron, y al ofrecerle el capitán Cegrí un vaso de agua, una bala se lo quitó de la mano. El capitán de artillería Sr. Guiloche pereció heroicamente con la mano puesta en su cañón, cerca del que avanzaba con furia el enemigo.

Este preparábase al asalto, y al grito de ¡viva España! se dispuso para rechazarlo la tropa, que, bravamente, enardecida, contuvo el avance de los cabileños. El tercero de África fue el encargado de la entrada al campamento, haciendo descargas y dando vivas a España. El grito de ¡viva España!, pronunciado por el capitán Guiloche casi en el instante mismo de caer muerto, enardeció a los soldados, que bravamente contuvieron el avance de los cabileños.

Este momento de la pelea fue tremendo. Los moros, desafiando el peligro y pasando por encima de centenares de muertos, trataban de avanzar, y los disparos de nuestras tropas les hacían caer en tierra. En este combate se distinguió entre todos por su bravura y arrojo, rivalizando con los Sres. Royo, Guiloche y Ceballos y el resto de la oficialidad, que se condujo con admirable valor, el capitán López Ochoa, quien, para asegurar los disparos, salió fuera del campamento con dos secciones y sostuvo el ataque de los moros. Cuando concluyó el encarnizado combate abrazaron al heroico militar con gran entusiasmo todos sus compañeros, que fueron testigos de su arrojo sin igual."

CONTINUARÁ…

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€