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CARTA DEL EDITOR

Treinta y un años de una difícil lucha por la libertad

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“Pero, a pesar de todo, cambios ha habido y uno de los grandes protagonistas ha sido nuestro periódico, el periódico de la inmensa mayoría de los melillenses, MELILLA HOY, que cumplió el pasado jueves 21 de abril treinta y un años de vida. Una proeza, algo que resultaba, y a veces resulta hoy todavía, inimaginable, algo casi imposible de lograr, pero que hoy, como todos los datos y todos los melillenses saben, se ha logrado.” Virgilio fue el poeta de cámara del emperador Augusto, que fue un gran emperador. Plauto creó la comedia en latín y fue siempre contestatario con el poder establecido, incluso con los Escipiones. Nervio, contemporáneo de Plauto, fue desterrado y encarcelado por sus críticas a los poderosos. Virgilio, Plauto y Nervio son tres de los grandes poetas de la antigua Roma. Pero, ¿qué poetas gozaron del éxito y la riqueza durante su vida? Aquellos que, como Escanio, se dedicaron a la loa ditirámbica de los emperadores/dictadores de turno.
¿Qué personas de contrastada valía se dedican hoy a la política? Muy pocas. ¿Y quienes triunfan en tan noble actividad pública? Los que se dedican a alabar al líder de turno, que es el que decide las listas electorales. ¿Puede continuar este sistema durante mucho tiempo? No parece posible, si nos paramos un momento a pensar sobre el malestar generalizado y creciente que existe hoy entre los ciudadanos, asqueados por el lamentable espectáculo público que la política, en España y fuera de ella, está produciendo, por esta civilización del espectáculo que padecemos, como Mario Vargas Llosa criticaba en uno de sus libros. La cosa está mal, es bien cierto, pero lo que mueve a la desesperanza, en el ámbito político, es que aquellos que predican el cambio como principal argumento para ser votados tienen toda la apariencia, e incluso producen la certeza, de ser aún peores que los del actual ¨sistema¨. Un gobierno encabezado por Sánchez (nominalmente), por Iglesias (efectivamente) y por los separatistas (aún más efectivamente) sería un verdadero cataclismo para España, una vuelta al peor de los pasados y un retroceso en las libertades que nos llevaría a ser como la Venezuela de Maduro o la Unión Soviética de Stalin, por ejemplo.

Sin embargo, conviene no dejarse llevar por las apariencias, por los tópicos simplificadores de realidades complejas imposibles de simplificar. Pongamos un ejemplo cercano, de Melilla. El tópico es que el gobierno de la Ciudad Autónoma tiene todo el poder y que el que manda, o preside, tan poderosa entidad es el que tiene todo el poder en nuestra ciudad. Pero la simple observación atenta de la realidad melillense nos demuestra que el presidente de la CAM recibe mucha pleitesía, mucho presidente por aquí, presidente por allá, pero que a la hora de intentar poner en práctica sus decisiones se encuentra con barreras insalvables, estructuras funcionariales paralizantes, cloacas varias -como las que están empezando a salir a la luz tras lo que se va conociendo del repugnante y pavoroso caso Salander, o Montecristo- y denuncias judiciales de todo tipo, junto a una débil posición del gobierno de la Ciudad -con un pacto con aquellos que, hasta las anteriores elecciones locales, las de mayo de 2015, habían sido los principales denunciadores de los ahora aliados-. El resultado, repito que visible sólo con un poco de atención, es una ciudad semiparalizada, repleta de personas asustadas incapaces de defenderse. Una ciudad que necesita urgentemente cambios, cambios muy profundos que, me consta, Juan José Imbroda, como otros miembros del Gobierno local, como muchos melillenses (incluido yo mismo) desearíamos ver, pero que no se pueden hacer o al menos no se pueden lograr con la celeridad y profundidad con las que se necesitan dichos cambios.

Pero, a pesar de todo, cambios ha habido y uno de los grandes protagonistas ha sido nuestro periódico, el periódico de la inmensa mayoría de los melillenses, MELILLA HOY, que cumplió el pasado jueves 21 de abril treinta y un años de vida. Una proeza, algo que resultaba, y a veces resulta hoy todavía, inimaginable, algo casi imposible de lograr, pero que hoy, como todos los datos y todos los melillenses saben, se ha logrado. Sobre todo porque no se ha conseguido sólo la supervivencia, algo que ya habría sido, dadas las dificultades, muy difícil de lograr, sino que nacimos líderes, sin apenas competencia, y seguimos siendo líderes, a pesar de las competencias creadas de manera artificial y por razones político-partidistas que hoy, comprobado el fracaso de la intentona de terminar con nuestro periódico a base de emplear dinero público en la creación artificial de una competencia que los melillenses ni precisaban antes ni precisan ahora, apenas hacen sombra a MELILLA HOY, excepto en el reparto de la inversión publicitaria pública. El gran activo de nuestro periódico es el inimitable equipo humano que tiene, y nuestro agradecimiento es con todos los muchos melillenses que nos leen y nos animan a seguir, a seguir luchando por la libertad. No necesitamos que nos mantengan. Sabemos mantenernos solos y lo hemos demostrado a lo largo de ya tantos años, nada menos que treinta y uno, hasta ahora, y así será siempre.

Y eso a pesar de que, como dice a menudo Carlos Herrera en la Cope, en España no cabe ni un tonto más. Añado que, desde luego, eso es algo más que cierto en Melilla, con el agravante de que muchos de los que son rematadamente tontos, son además excesivamente malos y extraordinariamente cobardes. Insultan y calumnian intentando esconderse en el pseudónimo o el anonimato. Se unen intentando competir en ser el más tonto y el más malo de los tontos-malos, el que más denuncias hace, el que más miente, el que más calumnia. Uno de los mantras de esos tontos-malos subvencionados es repetir que MELILLA HOY está subvencionado y que si escribimos algo es porque "nos lo permiten" los que mandan (según ellos). Una vez más he de repetir el famoso dicho de que cree el ladrón que todos somos de su misma condición. El tonto, el inútil, el vago, el perennemente subvencionado, el que tiene pánico a la libertad, cree que los demás somos como él. Afortunadamente eso no es así y MELILLA HOY, con sus treinta y un años de vida melillense, es un buen ejemplo de ello. No nos vencerán, no nos mandarán, no lograrán asustarnos, por muchas denuncias que hagan, por muchas mentiras que intenten difundir.

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