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Los Milagros del cielo

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Director: Patricia Riggen
Intérpretes: Jennifer Garner, Kylie Rogers, Martin Henderson
Madrid, Ana de la Rosa
La historia que nos cuenta Los milagros del cielo está basada en hechos reales, la sorprendente curación de una niña, desahuciada por los médicos, gracias a un insólito accidente.

Los hechos ocurrieron en Tejas. La familia Beam, compuesta por el matrimonio Christy y Kevin (Jennifer Garner y Martin Henderson) y tres hijas, vive sin grandes dificultades. Económicamente, no tienen problemas gracias al padre, que ejerce su profesión de veterinario. Christy se ocupa de la casa.

Las niñas crecen saludables. La familia asiste puntualmente a los oficios religiosos que celebra la comunidad.

Todo cambia repentinamente cuando Anna (Kylie Rogers), la hija mediana de 10 años de edad, comienza a sentirse indispuesta por trastornos digestivos. Al cabo de numerosas consultas y pruebas médicas, es diagnosticada de una enfermedad rara e incurable conocida como pseudoobstrucción intestinal crónica infantil (CIPO), un trastorno de motilidad que impide que los músculos intestinales puedan hacer circular los alimentos a través del tracto digestivo. La CIPO aún se considera incurable en la actualidad.

La familia Beam, sobre todo Christy, decide emprender un desesperado intento como último recurso en busca de ayuda para Anna: una travesía a través del país hasta el hospital infantil Boston’s Children Hospital, en donde el gastroenterólogo pediátrico, el doctor Samuel Nurko (Eugenio Derbez), es considerado la máxima autoridad en el mal que aqueja a la niña. El verdadero doctor Nurko, oriundo de Méjico, es también profesor de Harvard y reconocido no solo por su destreza médica, sino además por el alegre trato con sus jóvenes pacientes; Nurko recuerda la primera vez que vio a Anna, la niña “no estaba nada bien y ni siquiera podía llevar una vida normal”. Solamente podía ofrecer a los Beam un precario tratamiento nuevo que no curaba, pero que podría servir de ayuda.

Una de las cosas más increíbles que le ocurrieron a Christy Beam en Boston, fue conocer a Ángela (Queen Latifah), alguien totalmente diferente a ella, pero que se convirtió en su enérgica guía y entusiasta compañera de viaje.

Cuando todo parece perdido, ocurren una serie de sucesos incomprensibles que dejan no solo a Christy, sino a los médicos, la familia y la comunidad, perplejos a la vez que profundamente inspirados por los extraordinarios misterios que la vida nos depara.

A fecha de hoy, el Dr. Nurko no sabe cómo explicar lo que pudo cambiar en el organismo de Anna en términos médicos y su teoría es que la caída pudo haber “reseteado” su cuerpo. “Lo que le ocurrió a Anna es excepcional… Es increíble lo bien que está y es algo difícil de explicar. A mi modo de ver la explicación podría ser que cuando padeces mucho dolor físico es algo así como un problema en el software de tu cuerpo y de alguna manera su software se reinició, el dolor se hizo mucho más soportable y finalmente desapareció”.

El diccionario define milagro como: Hecho sobrenatural. Cosa extraordinaria que la razón no puede explicar.

Christy Beam afirma: “Solía pensar que un milagro llegaba con un relámpago, un destello de luz o una voz de trueno, sin embargo, ahora sé que un milagro también es la bondad, es el amor, es cuando hay cosas que no tienen por qué salir y lo hacen. Para mí, es la evidencia de la mano de Dios. Hay milagros que son formidables y enormes, como salir ileso de una caída en picado de 10 metros. Sin embargo, la vida está llena de pequeños milagros y estoy muy agradecida y atenta de ellos todos los días. Después de todo lo ocurrido, decidí no dar por sentado ninguno de los pequeños y maravillosos momentos de la vida”.

Esta percepción sobre lo que le ocurrió a su familia fue lo que le dio a la autobiografía de Beam una perspectiva esclarecedora y motivó a lectores de muchas creencias y trasfondos diferentes. En su libro, Beam introduce una visión de la fe que es reforzada por algo que sólo puede ser llamado valor: la pasión y el esfuerzo de avanzar, de continuar creyendo en un camino hacia delante, incluso cuando tu corazón no está seguro de cuál será ese camino. Se comprometió a ser sincera sobre su confusión, su miedo y sus fuerzas imperfectas para que otros que se sintieran solos en la oscuridad quizá pudieran ver que existe una salida.

La obra de Beam llamó rápidamente la atención de una editorial. Antes de llegar a las librerías, se fijaron en ella tres cineastas que buscaban una historia moderna de amor, familia y fe que pudiese captar la atención del público: Joe Roth, T.D. Jakes y DeVon Franklin, productores de la película de 2014 “El cielo es real”. El equipo de producción vio en Los milagros del cielo una apasionante historia de una familia luchando contra lo imposible. Sin embargo, lo que hizo al grupo considerarla como su siguiente proyecto, fue el hecho de que también lidiara con preguntas universales sobre la vida, la muerte y su significado.

Para adaptar al cine la historia de la familia Beam, los cineastas eligieron al guionista Randy Brown, que había escrito anteriormente el drama de béisbol de Clint Eastwood “Golpe de efecto”. Brown redujo la historia a un tenso relato en el que el progresivo suspenso se combina con un amor cada vez más profundo, de forma muy acertada, para crear el retrato de una familia donde se apoyan unos a otros.

Para dirigir Los milagros del cielo, la búsqueda llevó hasta Patricia Riggen, una prometedora directora mejicana nacida en Guadalajara, donde fue criada por un padre cirujano y una madre poeta.

Riggen comenzó su carrera como escritora para el documental de televisión “El laberinto del fauno”. Poco después, se mudó a Ciudad de Méjico para trabajar como director ejecutivo en el Instituto Mejicano de Cine (IMCINE), donde produjo cortos, anuncios y documentales. Es beneficiaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en Méjico.

Más tarde, se trasladó a Nueva York, donde cursó un máster en dirección y cinematografía en la Universidad de Columbia. Su primer corto, “La Milpa”, se proyectó en más de treinta festivales internacionales de cine, recibiendo veinte premios, entre ellos el Oscar para Estudiantes, el Premio de la Academia Mejicana al Mejor Corto, el Emmy para estudiantes y el Premio del Sindicato de Actores al Mejor Estudiante Latino de Cinematografía. Su siguiente película fue “Family Portrait”, un documental sobre la pobreza en Harlem, galardonado con el Premio del Jurado en el Festival de Cine de Sundance en 2005 y el Premio a Mejor Documental en el Festival de Cortos de Aspen.

Riggen dirigió y produjo su primer largometraje, “La misma luna” (un niño mejicano que busca a su madre en Estados Unidos), estrenado en el Festival de Cine de Sundance en 2007 y exhibido en el de Toronto ese mismo año; en 2008, fue elegido para inaugurar el Festival de Cine de Miami.

Dirigió un segmento de “Revolución”, una recopilación de diez cortos en conmemoración del aniversario de la Revolución Mejicana, estrenado en Berlinale 2010 y proyectado en la Semana de Críticos de Cannes y el Festival de Cine de Nueva York.

Posteriormente, ha dirigido “Girl in Progress”, una comedia de la llegada a la madurez, y el musical “Lemonade Mouth” para Disney Channel, nominado a los Premios del Sindicato de Actores. Ultimamente dirigió “Los 33”, el accidente que dejó atrapados a docenas de hombres en una mina en Chile.

Patricia Riggen parecía tener esa mezcla de destreza técnica y corazón abierto queLos milagros del cielo necesitaba. Además, ha sufrido directamente crisis de familia: “Me identifiqué mucho con Christy porque un familiar mío que padecía una enfermedad incurable había fallecido unos años antes. Estoy muy familiarizada con todo aquel mundo de hospitales y de madres luchadoras y pensé que era muy hermoso comprobar que las cosas terminaron bien en esta historia”. Una de sus ambiciones personales es hacer películas entretenidas que unan más a las personas.

Un extenso proceso de casting llevó a los productores a la niña de 11 años natural de Tejas, Kylie Rogers, que había actuado en la serie de televisión de Steven Spielberg “Invisibles”, pero nunca como protagonista en un largometraje.

El punto culminante de la acción es cuando Anna cae de cabeza en el interiordel tronco de un árbol seco. La intención inicial era rodar la escena dentro de un álamo de verdad. Siendo uno de los mayores árboles de madera noble en Norteamérica, pueden crecer hasta superar los 30 metros de altura y son apreciados por su madera suave al tacto, fácil de tallar. Pero no fue posible captar de forma adecuada y plena la travesía de Anna, a la vez que se garantizaba la seguridad de los actores y la protección silvestre del árbol, por lo que se construyó una réplica a partir de cero. El director de producción David R. Sandefur creó, partiendo de simples bocetos y un proceso de I+D, un modelo en 3D. Un equipo de escayolistas, pintores, soldadores e ingenieros, crearon el árbol, una estructura de acero y hormigón completamente encapsulada, de manera que fuera maciza y segura, pero que conservara la esencia de un álamo real. Una vez construido, el centro y las ramas de metal reforzado fueron recubiertas con gomaespuma y sometidas a un tratamiento especial para que su textura se asemejara a la de la corteza de la madera.

Es indiferente si uno cree en milagros o no. Los milagros del cielo emociona a todo el mundo, gracias a su buena adaptación y la forma en que se nos cuenta y, sobre todo, a la extraordinaria actuación de Jennifer Garner y Kylie Rogers que nos arrastran dentro de su drama como si fueran las auténticas protagonistas: Christy y Annabel Beam.

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