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Historia, deporte y gastronomía

La prueba conlleva además otro tipo de objetivos como la promoción del conocimiento de la zona más llamativa y vistosa de la ciudad a través de un recorrido de cinco kilómetros que habrá que realizar por parejas y que contempla el paso por todos los recintos fortificados. Resulta ya meridianamente claro que el Deporte se ha introducido de manera escalonada entre los hábitos ciudadanos más comunes. Una saludable costumbre que aporta beneficios de todo tipo y que en determinadas modalidades ha alcanzado respuestas multitudinarias. Muy cercana tenemos una prueba directa. El pasado 16 de abril tres millares de personas participaban en la Carrera Africana, que en tan solo cuatro años se ha catapultado por derecho propio como el evento deportivo más importante de cuantos tienen lugar en los trece kilómetros cuadrados sobre los que se aposenta la ciudad. La repercusión del acontecimiento deportivo se refleja en distintos ámbitos como el promocional y el turístico ya que provoca una importante subida de la ocupación tanto hotelera, como de clientela en los establecimientos de hostelería que durante unos días experimentaron, al menos, un leve respiro en una sector que no atraviesa sus mejores momentos.

Una serie de pilares por tanto que sustentan con firmeza las carreras deportivas y si además le sumamos un marco incomparable en torno a Melilla la Vieja, se puede predecir que el anuncio de una nueva prueba, la “Carrera de las Fortalezas” por parte de Francisco Javier Calderón, presidente de la Fundación Melilla Ciudad Monumental, tiene todos los visos de convertirse en otro acontecimiento de máximo interés aunque de menor repercusión cuantitativa ya los túneles y demás recovecos que ofrece el recorrido por el Pueblo han recomendado limitar la inscripción a 150 parejas. Sin embargo, conlleva además otro tipo de objetivos como la promoción del conocimiento de la zona más llamativa y vistosa de la ciudad a través de un recorrido de cinco kilómetros que habrá que realizar por parejas y que contempla el paso por todos los recintos fortificados melillenses. Una carrera para la que todavía falta algo más de un mes ya que se desarrollará el 29 de mayo y que concitará a numeroso público para seguir las peripecias de los 300 corredores que consigan hacerse con la limitada inscripción.

Y es que uno de los fines más perseguidos de la Fundación con sede en el Pueblo es precisamente la dinamización de la Ciudadela. De hecho, son considerables las transformaciones que ha experimentado la zona más antigua de la ciudad desde aquella época en que tras largas negociaciones entre España y Marruecos, el 24 de agosto de 1859 se redactaba y firmaba el Tratado de los Límites de Melilla que reconocían a España la extensión de la ciudad ya señalada desde 1557 y que cuatro años más tarde se materializaba la ampliación de límites, mediante un curioso sistema. Por medio del alcance de un cañón, conocido como "El Caminante", de 24 mm. de calibre y a 21º de elevación, disparado desde el Fuerte de la Victoria. El disparo alcanzó una distancia de tiro de 2.900 metros, que sirvió de radio para trazar los nuevos límites y la demarcación fronteriza con Marruecos, tomando como centro la actual plaza de España. El territorio de Melilla quedó fijado desde entonces en 12,33 kilómetros cuadrados, que hoy día, debido al vertedero de escombros , alcanza prácticamente los 13 kilómetros cuadrados.

Y son precisamente estos pilares de Melilla sobre los que el Gobierno de la ciudad ha mostrado en los últimos años un gran interés en poner en valor a través de actuaciones que llegan de áreas como Cultura, Turismo o la Fundación Melilla Ciudad Monumental que está ya poniendo en marcha toda una parrilla de actividades con el fin de activar, en lo posible, la ansiada dinamización de la zona, que pronto recibirá un impulso con el mercado medieval, denominado desde esta edición de Carlos V y que introducirá un nuevo pilar, el gastronómico. Y es que todo lo relacionado con el arte culinario experimenta un “boom” en la actualidad. Con buen criterio parte de las novedades que se van a introducir en la nueva edición giran en torno a la restauración. Las comidas de Carlos V que se ofrecerán durante el fin de semana que unirá los meses de abril y mayo, ya están suscitando interés entre los seguidores de este tipo de actuaciones y para que el resultado tenga la calidad adecuada se va a ofrecer un cursillo previo, en el Restaurante La Muralla, aprovechando su acreditada experiencia en formación culinaria, para que los cocineros locales que lo deseen se familiaricen con los recetas que gozaban de las preferencias del emperador. Todo sea porque el Pueblo con todos estos impulsos, de forma progresiva, logre el esplendor que merece por su indudable atractivo y grandiosidad.

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