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El Supremo obliga a indemnizar a un brigada arrestado por no querer brindar por el Rey

La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha confirmado la nulidad por prescripcón de la sanción disciplinaria de un mes y un día de arresto impuesta a un brigada del Ejército del Aire por una falta grave cometida al decir que no brindaba por el Rey el día de su onomástica aunque, finalmente, acabó alzando su copa por Juan Carlos I junto al resto del Destacamento de Alhucemas.
La sentencia no entra en el fondo del asunto -si es sancionable o no negarse a brindar por el jefe del Estado-, si bien desestima el recurso de casación interpuesto por el abogado del Estado y ratifica el fallo del Tribunal Militar Central que anuló la citada sanción y estableció que se indemnizara al suboficial por los daños morales derivados del cumplimiento de la misma en el Establecimiento Disciplinario Militar de Ceuta.

La cuantía de la indemnización, que el alto tribunal no refleja de forma concreta, sería la suma del importe de la dieta en territorio nacional por cada día que estuvo privado indebidamente de libertad, además de otra cantidad determinada en el trámite de ejecución de sentencia por otros daños o perjuicios que hubiera podido sufrir a consecuencia del castigo.

De acuerdo con la sentencia recurrida, el Supremo indica que cuando se notificó al expedientado dicha sanción, el 17 de septiembre de 2013, ésta ya había prescrito al haberse agotado el plazo de seis meses que establece el Régimen Disciplinario de las Fuerzas Armadas para la caducidad de faltas graves.

Los hechos ocurrieron en junio de 2012, cuando un teniente entonces comandante militar del Destacamento de Alhucemas, le dijo a un sargento que preparara un vino con motivo del santo del Rey Juan Carlos dos días más tarde.

El brigada sancionado replicó que eso "ya no se llevaba" y el mando le contestó que allí sí se celebraría. Dos días después, festividad de San Juan, el teniente se percató de que el militar no se encontraba en la formación con el resto del destacamento para entrar en el comedor y, como fue imposible localizarlo por teléfono, fue a buscarle a su despacho, comunicándole que tenía cinco minutos para bajar.

El suboficial justificó su actitud en que él tenía lealtad a España y a la bandera, pero que no brindaba por el Rey si bien finalmente terminó alzando su copa por su Majestad y marchándose después de la estancia.

Por estos hechos, el 12 de septiembre de 2012 se abrió al militar un expediente disciplinario que acabó con la resolución sancionadora un año y un día más tarde por una falta grave prevista en el articulo 32 del Régimen Disciplinario de las Fuerzas Armadas, que sanciona "emitir o tolerar manifiesta y públicamente expresiones contrarias, realizar actos irrespetuosos o adoptar actitud de menosprecio contra la Corona". También se le abrió una causa penal, pero ésta acabó archivándose.

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Redacción

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