La U.D. Melilla cayó con claridad en Granada ante el filial rojiblanco en una segunda mitad en la que los locales fueron superiores y lograron perforar la portería de Álvaro hasta en cuatro ocasiones. El cuadro melillense llegaba a la instalación del Zaidín tras una espectacular segunda vuelta del campeonato, en la que no solo salió de la zona de descenso, en la que estuvo buena parte de la competición, sino que además llegaba con la salvación en el bolsillo y la posibilidad de alcanzar una plaza para la Copa del Rey. Tres derrotas tan solo desde que finalizara la primera vuelta avalaban al cuadro azulino.
Sin embargo, el filial rojiblanco estuvo mucho mejor que su rival, el cual solo inquietó en los minutos finales y cuando ya no tenía opciones ni de sacar un empate, tras el vendaval que fue el Granada B en la segunda mitad, tras una primera menos brillante.
El Melilla, a pesar de la derrota, puede estar más que satisfecho con su reacción y final de temporada, ya que compró muchas papeletas para pasarlo mal hasta el final de la competición y llegó con los deberes más que hechos a este encuentro.
El esférico echó a rodar por última vez este curso en Los Cármenes y fue el filial el que se mostró más incisivo por llevar la batuta del encuentro durante los primeros compases del mismo. Enfrente el cuadro de la U.D. Melilla se dejaba hacer, pero incomodaba en exceso a los nazaríes en su intento por adueñarse de la bola, y es que el cuadro visitante trató de evitar que su rival tuviera ocasiones y llegara con facilidad.
Esta fue la tónica que más se repitió durante el primer cuarto de hora, con una escuadra melillense que se mostraba muy segura atrás y no arriesgaba demasiado en ataque. Boateng fue el primero en poner las cartas sobre la mesa con un lanzamiento que se marchó fuera por poco. Clifford puso minutos más tarde cerco a la portería melillense, pero no encontró el camino de la portería, tras recibir un pase en largo que a pesar de todo sí que estuvo muy hábil para controlar. El partido parecía mucho más controlado por los rojiblancos que por un Melilla que no inquietaba. Las jugadas y las manijas del encuentro las llevaban los locales, pero el paso de los minutos fue provocando que ese dominio cada vez fuera a menos y que el juego decayera en exceso, siendo los minutos finales de excesivo centrocampismo, mostrándose el Melilla bastante bien en la zaga, después de haber salvado las dos ocasiones más claras para los intereses nazaríes.
Así, el partido se marchó al descanso sin novedad alguna y ambos conjuntos se fueron a la caseta con todo por decir en la segunda mitad, en la que parecía que ambos se estaban reservando todo.
El paso por los vestuarios parece ser que sentó mejor a la escuadra local, que apenas pisó de nuevo el césped y en su tercera llegada con peligro, inauguró el marcador. Sergi Guardiola recibió el balón dentro del área, tras un buen servicio, estuvo hábil para empalar la bola y enviarla al fondo de las mallas, poniendo merecidamente a los granadinitas con ventaja en el electrónico.
El Granada B se animó en cuanto a ocasiones se refiere, tras unos minutos de tímida reacción visitante, y Boateng dispuso de una nueva acción peligrosa sobre la portería melillense, pero el centrocampista no eligió la vía rápida para rematar, tras el pase de Brian desde el costado zurdo y el cuero no encontró la meta finalmente.
Antes del cuarto de hora, y con todo perdido, Carlos Granero realizó un doble cambio para dar otro aire al equipo, metiendo al goleador Diego Cascón, con el que tratar de generar alguna ocasión interesante sobre el arco granadino. Pero ni siquiera los cambios le dieron algo más de ideas o claridad a la escuadra azulina, que era un quiero y no puedo sobre el terreno de juego ante un filial mucho más efectivo y seguro en defensa, que ya trataba de cerrar el partido con alguna jugada rápida al contragolpe o un despiste visitante.
La jugada no salió del todo bien. Más aún cuando se poseen jugadores tan verticales y hábiles como Nico. El motrileño apenas llevaba un cuarto de hora sobre el campo, cuando arrancó para plantarse dentro del área, aprovechando su frescura y definiendo a las mil maravillas ante el guardameta visitante, que nada pudo hacer por impedir el segundo del Granada B.
Pero el segundo tanto solo sería el inicio de una pesadilla que en tan solo cinco minutos le costó la goleada al Melilla. Y es que otro de los jugadores de banquillo les continuó aguando el choque a unos visitantes sin reacción alguna y que además quedaron romos en defensa. Cuero, en el primer balón prácticamente que tocó, alojó el esférico en la red, tras una buena acción de Tomás que puso la bola para que el ariete colombiano no errara a escasos metros del arco.
Apenas un par de minutos después fue Morante el que se unió a la fiesta, por desgracia de los melillenses. Sergio Martín botó una falta y el central cordobés batió la portería melillense por cuarta vez con un testarazo. Los unionistas tan solo despertaron cuando ya lo tenían todo perdido y tras un fallo de la zaga rojiblanca Diego Cascón no pudo recortar distancias en el electrónico de Los Cármenes. El filial ya se relajó definitivamente y de nuevo el Melilla dispuso de la más clara para maquillar el resultado con un tanto de David Cubillas que el colegiado anuló por presunto fuera de juego.
