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Verónica Forqué: “La valla de Melilla es una herida abierta en nuestro país”

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(Autor: Magazine)

Quienes vieron a Verónica Forqué en la segunda mesa redonda de esta Semana de Cine pudieron comprobar que la actriz no ha perdido un ápice de la magia que siempre le ha acompañado por su personalidad. Tras vencer una depresión, Forqué habla abiertamente sobre la enfermedad para ayudar a otras personas que la puedan estar padeciendo. Su mensaje es claro: se puede superar. Además, la ganadora de cuatro Goyas cuenta los proyectos profesionales en los que está sumergida, además de ofrecer su visión acerca de aspectos como la «dichosa» subida del IVA cultural, la posibilidad de adecuar la Constitución al pensamiento de la sociedad o los horrores que le sugieren imágenes como la valla de Melilla. Los ojos de Verónica Forqué siguen irradiando la misma luz que lo hacían cuando conquistaron hace décadas a directores de la talla de Pedro Almodóvar, Fernando Trueba, Fernando Colomo o Luis García Berlanga. Tras superar la depresión que padeció por el fallecimiento de su hermano, la actriz ha recuperado su sonrisa y sigue conservando ese duende que siempre le ha acompañado. Tal y como ella dice, sigue amando la vida “a pesar de todo”. Como no podía ser de otra forma, la ganadora de cuatro Goyas reivindica el poder de la cultura para empoderar a la sociedad y critica la “dichosa” subida del IVA “que está haciendo mucho daño”. Tras su paso por Melilla con motivo del Festival de Cine, Forqué ofrece su visión sobre aspectos como la Constitución, la responsabilidad de la sociedad civil en la política o los horrores de las fronteras.
-En la mesa redonda pudimos comprobar que su sonrisa ha vuelto a ser la que era. Tras superar su depresión decidió hablar sobre ella para ayudar a otras personas. ¿Le sirve de terapia?
-La depresión es una enfermedad terrible, pero se puede salir. No sabes la cantidad de personas que esperan a que termine la función del teatro para decirme que han pasado o están pasando por ello y agradecerme que hable sobre este asunto tan delicado. Es una enfermedad que da mucha vergüenza porque tiene mucho estigma: se asocia con aspectos como la locura o la falta de de voluntad. Yo pedí ayuda porque sentía que me habían desenchufado de la vida. Creo que es fundamental entender por qué has caído en una depresión para poner remedio. Gracias a los antidepresivos empecé a recuperar mi vitalidad y mis ganas de vivir.
-Precisamente, en la función que está representando, ‘Buena Gente’, da vida a Margarita, una mujer que, pese a todo, no se rinde. ¿Encuentra paralelismos entre usted y su personaje?
-Encuentro paralelismos porque es una mujer de mi edad y porque es una madre que trabaja para sacar a su hija adelante. En ese sentido sí soy como Margarita. Afortunadamente, mi historia es diferente. Ella fue abandonada por su padre, al que apenas conoció, mientras que yo he tenido mucho amor, que es lo que más necesita un ser humano para crecer. También he vivido con muchos libros en casa y he tenido la posibilidad de estudiar una profesión y dedicarme a lo que quiero, cosa que ella no pudo porque se quedó embarazada muy joven. Su vida es mucho más difícil que la mía.
-¿Tiene algún nuevo trabajo a la vista?
-Sí, voy a estrenar próximamente una obra que se llama ‘La respiración’. El autor es Alfredo Sanzol. Estoy muy contenta y muy feliz. Es la historia de una mujer joven que acaba de ser abandonada por su marido. Su madre, Mayte, que es el personaje que yo represento, aparece como Mary Poppins para tratar de ayudar a la hija.
-¿Como Mary Poppins? Entonces por fin va a poder cumplir su sueño de la infancia: va a ser como ella.
-¡Sí! Yo ya le había hablado a Sanzol de mi pasión y mi fascinación por Mary Poppins. Cuando me llamó y me dijo: “Verónica, Mayte es Mary Poppins”, yo no paraba de dar gritos de emoción.
-En su última etapa ha estado muy ligada a los escenarios. ¿Ha notado en el lleno de las salas la subida del IVA cultural?
-Hemos tenido mucha suerte. El dichoso IVA cultural apareció cuando yo estaba haciendo ‘Shirley Valentine’, que estrené en 2011 y estuvo hasta 2013. Fue un gran disgusto para los productores, pero la función era muy buena. Llegaba mucho al público y nos fue muy bien. Con ‘Buena Gente’ nos ha pasado lo mismo. Es una gran obra y llega al corazón de la gente. Somos muy afortunados porque nos ha ido muy bien.
-El recién galardonado en Melilla, José Sacristán, afirmó en su entrevista a Jordi Évole que esta subida ha sido un castigo para el gremio de los actores por su posicionamiento con el ‘No a la guerra’. ¿Usted qué cree?
-Pues que probablemente tiene razón. No hemos tenido un gobierno nada solidario con la cultura. Esperemos que las cosas cambien muy pronto. Si no cambian, el gobierno tendrá que recapacitar. Está haciendo mucho daño al mundo de la cultura.
-¿Qué se puede esperar de gobernantes que castigan la cultura?
-Es una noticia muy triste para los que nos dedicamos a esto. La cultura es el alma de un país. Las películas, las obras de teatro, la música, los libros… son el reflejo de la sociedad y del mundo. La cultura es muy necesaria para vivir en un mundo difícil. Es muy importante que los gobiernos amen su propia cultura.
-Va a recibir el Premio del 47 Festival Internacional de Teatro, Música y Danza de San Javier por su trayectoria como actriz. Después de tantos éxitos y cuatro Goyas, ¿siguen sabiendo igual de bien estos reconocimientos o han perdido parte de la emoción?
-Uy, a mí me encantan los premios. ¿A quién no le pueden gustar? Yo creo que, incluso, me hacen cada vez más ilusión.
-¿Qué cosas le ilusionan en este momento?
-Me ilusiona el presente, el trabajo, mi madre, mi hija, los amigos, las personas… La vida. Me gusta la vida, a pesar de todo. A pesar de que vivimos en un mundo lleno de problemas tremendos, en el que hay tragedias a diario. A pesar de eso, sigo amando la vida.
-La política: ¿le ilusiona o le aburre?
-A mí me interesa mucho.
-¿Y cuál es su percepción?
-Pienso que los políticos no son ni mejores ni peores que nosotros. Son personas que se dedican a un trabajo y que hacen las cosas bien, mal y regular; igual que los demás ciudadanos. No creo que sea del todo justo echar la culpa de todo lo que sucede a los políticos. Todos tenemos que ser un ejemplo de lo que predicamos y de lo que pensamos, y actuar en consecuencia. Creo que el crecimiento está en uno mismo y que si todos evolucionamos y somos mejores, también los políticos serán mejores.
-¿Son el reflejo de la sociedad?
-Sí, no son diferentes.
-Hay quienes apuntan que la Transición fue un fraude. ¿Usted qué cree?
-La Transición fue difícil, pero fue muy bueno lo que pasó. Se consiguieron muchas cosas y evidentemente otras nos fueron impuestas. Yo creo que la Constitución está hecha para que se pueda cambiar, para que haya debate y para que los ciudadanos decidan qué cosas deben cambiar democráticamente. No creo que deba ser una cosa inamovible, sagrada o pétrea. Debería ir en consonancia con los tiempos, el pensamiento y las ilusiones de los ciudadanos.
-Esta no era la primera vez que pisaba en Melilla. ¿Ha llegado a visitar la valla?
-No he ido a verla porque no he tenido tiempo, pero sí que la he visto por la televisión y ya resulta suficientemente escalofriante. Es terrible. Es como una herida abierta en nuestro país. Creo que España no debe permitir ni aceptar eso. Me parece algo muy doloroso y me parece muy mal. Pienso que hay otras vías para solucionar los problemas. Las vallas no pueden ser buenas nunca. En ningún aspecto de la vida.

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Irene Quirante

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