Lo que están deseando saber los ciudadanos es qué piensan hacer los partidos políticos si llegan al poder con el problema del desempleo, más allá de echarse en cara unos a otros las estadísticas de parados y lanzar promesas de objetivos sin explicar cómo piensan conseguirlos La maquinaria de los planes de empleo, una de las pocas tablas de salvación y esperanza para cientos de familias en Melilla, está ya en marcha. Serán casi 1.200 desempleados los que podrán trabajar durante seis meses. Para muchos de los que tienen la oportunidad de ser seleccionados no es sólo una cuestión de ingresos, muchos de ellos también ven en los planes de empleo una manera de sentirse útiles después de largos meses e incluso años sin moverse de las listas del paro porque nadie los contrata. Es la triste realidad de Melilla, el principal problema de la ciudad. Un mal endémico del que poco se habló en la anterior campaña electoral.
Las alusiones al desempleo fueron prácticamente anecdóticas entonces. En esta nueva campaña que ya empieza a sonar desde hace días aunque aún no haya arrancado oficialmente con la pegada de carteles, tiene pinta de que el problemas del desempleo será nuevamente un segundón por el empeño de nuestros políticos de poner el énfasis en otras batallas que poco o nada interesan a los ciudadanos. Especialmente a los miles que cuando se levantan por la mañana, no tienen nada que hacer porque carecen de un puesto de trabajo. En España hay más de 4 millones de personas en esa situación. En Melilla, más de 12.000.
Si lamentable es que haya que repetir las elecciones seis meses después porque los partidos políticos que concurrieron el 20 de diciembre no han sido capaces de ponerse de acuerdo y después del bochorno se hayan limitado a echarse mutuamente las culpas, más lamentable va a ser comprobar cómo otra vez poco o nada se habla del paro, ignorando que se encuentra entre los problemas que más preocupan a la sociedad española.
Lo que están deseando saber los ciudadanos es qué piensan hacer los partidos políticos si llegan al poder con el problema del desempleo, más allá de echarse en cara unos a otros las estadísticas de parados y lanzar promesas de objetivos sin explicar cómo piensan conseguirlos. La realidad es que algunos no explican porque no saben cómo van a bajar el paro si de verdad llegan a tener responsabilidades de gobierno, como es el caso del PSOE, cuya especialidad es lanzar titulares vacíos de contenido y de explicaciones, obviando la enorme responsabilidad que tuvieron antaño para que el desempleo se elevara hasta cifras récord. Otros, como el PP, tampoco ahondan en cómo piensan lograr sus objetivos de creación de empleo, limitándose a decir que han demostrado tener experiencia, y aunque es cierto que en los últimos cuatro años ha conseguido lo impensable, como era revertir la tendencia y generar puestos de trabajo, no es menos cierto que parte del mérito está empañado por cierta precariedad y pérdida de derechos laborales. También los hay, como Podemos o Ciudadanos, que plantean propuestas de difícil o imposible ejecución, pensadas como el anzuelo perfecto para electores que se dejan embaucar.
Los partidos que se presentan a las elecciones deberían dejarse de batallas que no conducen a nada y hablar más de empleo, que es lo que de verdad preocupa a los ciudadanos.
