Y tuvo que ser un melillense el que nos devolviese lo que perdimos tras el descenso de categoría en la temporada 2012-13. Perdimos dos cosas muy importantes, el respeto del rival y el público, y ambas cosas la hemos recuperado y en tiempo récord. Hoy no tengo más remedio de acordarme de aquellos que criticaron el fichaje de Alejandro Alcoba hace tres temporadas, y que hoy están agazapados y escondidos. Sin duda, el tiempo da quita y razones. Adentrándonos en el quinto y definitivo partido contra el Leyma Coruña, lo primero es valorar desde estas líneas y felicitar al equipo gallego por competir de la manera que lo hizo, tanto en la serie contra el Breogán como en la del decano. Un equipo hecho para aspirar a entrar entre los nueve primeros y que estuvo a punto de ser finalista, sin duda gran mérito del equipo y de su entrenador, Tito Díaz.
Por otro lado, el Melilla Baloncesto tuvo que sudar hasta el último minuto del quinto partido para ganarse la final. Un partido dominado por el equipo de Alcoba en los dos primeros cuartos, en los que sin jugar su mejor baloncesto dejó claras las diferencias entre ambas plantillas, al descanso +12 para el Melilla Baloncesto. Pero una segunda parte muy diferente, con un equipo gallego afincado en una defensa zonal en todo el tercer cuarto (2-3), volvieron a sembrar las dudas y el Leyma volvió a montarse en el tren del partido. El Melilla Baloncesto, sin juego en conjunto, pero con las grandes individualidades que casi siempre aparecen, llevó el partido a un final ajustado. Y regresó de nuevo el salvador, Marcos Suka, el de siempre, el que nos salvó contra el Huesca y el Burgos en la liga regular y el que también nos salvó de no alargar la serie contra el Cáceres. Pero no sería justo destacar solo al gran Suka, también hay que valorar el amor propio que sacó el equipo en momentos críticos y, sobre todo, una gran gestión desde el banquillo.
Particularmente, he vivido muchos Play-Offs, pero este que estamos viviendo va a pasar por ser el Play-Off de la pizarra, de la táctica, de las alternativas defensivas, del tablero de ajedrez, en definitiva de clínics.
Ahora queda un pasito más, y como se suele decir, ya que estamos en la final y somos favoritos, tendremos que ir a ganarla y subir a la Liga Endesa por primera vez en la historia del club. Eso sí, siempre y cuando respetemos a un rival como el Huesca, que va a vender cara la eliminatoria.
Y, por último, el público. Si el pasado martes el Pabellón Javier Imbroda estuvo casi lleno y fue una de las claves para llevar al equipo en volandas hacia la final, quiero imaginar cómo estará hoy y el domingo, habrá un lleno histórico, como antaño, y será clave para el devenir y el futuro del decano.
