Dieciséis clubes de Segunda División B comienzan este fin de semana la disputa de las eliminatorias del Play-Off que decidirán las cuatro plazas de ascenso a la Segunda División A. Entre ellos no figura, sin embargo, la U.D. Melilla, el equipo que más temporadas consecutivas lleva en la categoría de bronce. La Segunda división B es una categoría complicada y para muchos equipos se convierte en un pozo casi imposible de abandonar. Y si no, que se lo pregunten al Cádiz CF, un histórico del fútbol español que llegó a militar doce temporadas en Primera división. Su realidad resulta ahora diferente y el conjunto andaluz lleva una década tratando de huir de la categoría de bronce, aunque todos sus intentos han resultado infructuosos. No se rinde y este sábado afronta la primera eliminatoria de su quinta fase de ascenso a Segunda División en los últimos diez años.
El club que más temporadas seguidas firma en Segunda División B es, sin embargo, la U.D. Melilla, que este curso acababa noveno en el Grupo IV, después de un mal inicio de temporada que le llevó incluso a ocupar puestos de descenso a Tercera División. El cuadro azulino, que en la campaña 1986-87 disputaba su última campaña en Tercera División, antes de dar el salto a la categoría de bronce bajo el mandato de Francisco López Rodríguez -q.e.d.-, acumula ya 29 temporadas consecutivas en la categoría de bronce del fútbol español.
El club presidido por Luis Manuel Rincón Pérez, que hace unos días sustituía en el cargo a Cristóbal Sánchez, se ha convertido en el Decano de la categoría y en la Liga 2016-17 cumplirá tres décadas en el pozo de la Segunda B. Lo hará con la ilusión de conseguir, por fin, ascender a Segunda, una división en la que ya militó durante ocho cursos. Un reto que estará en manos de Carlos Granero, el técnico que ha evitado el descenso y que volverá a sentarse en el banquillo azulino la próxima campaña.
La historia extradeportiva de este modesto club tiene un episodio trágico. En 1951, un grave accidente de tráfico de la expedición del Melilla conmocionaba a la afición española. La muerte de dos futbolistas y el masajista del equipo azulino, después de que un camión se llevara por delante su autobús, vestía de negro al fútbol, que aquel lejano 26 de enero escribía una de sus grandes tragedias.
