Dejarse seducir desde la magia de la sala oscura por el placer de una bonita historia contada a 24 fotogramas por minuto, es decir, por el Cine Intentar implicar al máximo a la ciudadanía melillense con el séptimo arte y en concreto con la Semana de Cine, que se acerca a su primera década en esta segunda etapa en Melilla, es lo que se ha propuesto el tándem conformado por la consejera de Cultura, Fadela Mohatar y el director del evento y conocido cineasta melillense, Moisés Salama. Y en principio, todo aporte de mejoras, parta de donde parta, resulta loable. Lo importante es que no quede en palabras sustentadas en una mera declaración de intenciones.
De momento, Salama, adelantaba ayer en nuestro Diario algunas de las medidas que ya se barajan para que la próxima edición supere a la que acaba de finalizar. Unas propuestas que van desde avivar el interés en acudir a las salas de cine, tan sólo la del Perelló en nuestro caso, a través de unos preestrenos en Melilla con carácter previo a las proyecciones en el circuito comercial y con presencia de directores y actores, es decir, ofreciendo el complemento glamuroso que tanto gusta a la ciudadanía, hasta inculcar el amor por el cine desde la más tierna edad, con la realización de sesiones de cine forum en los colegios y si es posible con la presencia también de algún miembro del reparto de la película que en cada momento se proyecte. Con el tiempo se verán los resultados de estos proyectos todavía en ciernes. Lo que sí es cierto, es el entusiasmo con el que Mohatar se ha volcado en su primera semana de cine como responsable política del evento, lo que ya es importante, porque todo lo que suponga ilusión y ganas de trabajar bienvenido sea. Y si a esa actitud sumamos, la sapiencia y consolidada experiencia de Salama, al frente de un equipo técnico pequeño eso sí pero firme y cohesionado, parece que todo apunta bien. No hay que olvidar además la pertenencia desde hace años del director de la Semana de Cine melillense al comité organizador del Festival de Cine de Málaga. Una circunstancia favorable para poner en marcha futuras acciones conjuntas que permitan a Melilla aprovechar las sinergias cada vez más fuertes que genera el evento cinematográfico de la capital malacitana. De hecho, en esta ocasión, la responsable del área cultural en la Ciudad Autónoma, presentó durante la fiesta del cine en Málaga, el libro que cada año edita en Melilla, el escritor y crítico Miguel Angel Oeste con motivo de la Semana de Cine y en el que diez autores entre los que se encuentra el melillense Ángel Castro, fabulan sobre alguna historia relacionada con el cine y con la ciudad. Un volumen promocional que con posterioridad se introduce en los circuitos culturales de todo el país.
Dejamos ya atrás una edición en la que en lugar de recurrir a apuestas que han primado en otras ocasiones como el fenómeno fans que aportan actores como Mario Casas se ha optado por destacar la trayectoria y la profesionalidad de los que ya se han introducido en el plantel de grandes estrellas del universo cinematográfico español como es el caso de José Sacristán, actorazo que ha disfrutado de su regreso a Melilla cinco décadas después de su estancia de 18 meses de servicio militar en Artillería y de no pocas horas de lectura en la Biblioteca Municipal. Una etapa en la ciudad que le permitió su posterior dedicación a lo que más ansiaba, la interpretación.
Por delante, visos de un futuro más atractivo para los cinéfilos locales pero siempre en base a reforzar con imaginación y esfuerzo por parte de los organizadores, una mayor implicación ciudadana en el evento.
Por tanto, se atisba un apoyo al arte y a la industria cinematográfica con la pretensión de que los melillenses a lo largo de una semana se evadan de su rutinario día a día para introducirse y disfrutar de un mundo de sueños, fantasías o realidades diferentes, que transportan a otras vidas y para dejarse seducir desde la magia de la sala oscura por el placer de una bonita historia contada a 24 fotogramas por minuto, es decir, por el Cine.
