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Carta del Editor

No dejemos que nos quiten la democracia también en España

melillahoy.cibeles.net fotos 1605 pagina 3

"Durante el acto tuve ocasión de hablar con personas destacadas de este país nuestro. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a la que Alfonso Ussía le había dedicado ese mismo día un artículo muy crítico, me comunicó que el día 16 vendrá a Melilla. Todos me demostraron su cariño por Melilla, su interés por nuestra composición poblacional y sus deseos de prosperidad para nuestra ciudad" Recuerdo, de lo que leí en el largo viaje en un buque noruego hacia el Polo Sur, que en la conquista del Polo por el noruego Amundsen este precedió, por muy poco, al inglés Scott. De aquél fue la gloria, que alcanzó, muy probablemente, porque para tirar de los trineos utlizó perros, como era habitual en Noruega. Perros llamados al sacrificio e incluso a comerse unos a otros para sobrevivir. Sin embargo Scott, muy inglés, rechazó el sacrificio de los perros y utilizó caballos, que no soportaron el terrible tiempo polar y ralentizaron su penosa y dura marcha. Para mayor desgracia, Scott murió congelado al intentar regresar y tras llegar sólo un mes más tarde que Amundsen al Polo Sur.

Quiero decir, vía esos recuerdos, que la diferencia entre la gloria y la desgracia es, muchas veces, muy pequeña y causada por cosas aparentemente insignificantes (perros o caballos en los trineos) o que así lo parecieron en su momento. Mario Vargas Llosa perdió las elecciones a la presidencia de Perú ante un desconocido y, como más tarde se comprobó, corrupto Fujimori, porque cometió el error político de decir la verdad y apelar más a la razón y a la lógica que a los oscuros sentimientos del pueblo y a las incumplibles promesas electorales. ¿Ocurrirá ahora, en la repetición electoral del 26 de junio, lo mismo en España? ¿Se creerá alguien que un comunista populista como Pablo Iglesias se ha convertido súbitamente en un social-demócrata moderado o que un independentista-separatista se tornará en un españolista respetuoso con la historia y con lo que la modernidad y nuestro entorno exigen? Pues la respuesta es, desgraciadamente, que sí, que mucha gente se lo creerá y que, por unas u otras "razones" irracionales, les votará, sin pararse a pensar que los grandes damnificados, si España vuelve a las cavernas y a la miseria, no serán ni los poderosos, ni los ricos, ni la casta política actual -que será rápidamente sustituida por otra, más numerosa y peor- sino esa misma "gente", ese "pueblo", como les llaman los que, mintiéndoles, les piden sus votos.

Estuve el miércoles pasado, invitado por el presidente del diario La Razón, Mauricio Casals, en uno de esos grandes actos que el periódico organiza periódicamente, en este caso sobre "La Razón…de Leopoldo López", el líder político venezolano encarcelado por Maduro. Las estrellas del acto fueron el padre de Leopoldo, del mismo nombre, y su esposa, Lilian Tintori. El primero, sosegado y emotivo, insistió en el diálogo y su necesidad en Venezuela y nos recomendó a todos los españoles que sopesáramos "cada voto individual" y que antes de votar el 26 de junio pensemos en cómo estábamos y cómo estamos ahora, siendo "un ejemplo mundial". "No dejen que les quiten la democracia en España", concluyó Leopoldo, tras recordar que "España es y seguirá siendo siempre mi madre patria". Lilian es mucho más mitinera, en el mejor sentido de la palabra. "No soy una heroína -como la había definido Alfonso Ussia en su presentación- soy una mujer que lucha por su familia", que sigue lo que su marido, injustamente encarcelado, le va indicando, como venir a España a luchar por su libertad y la del resto de los venezolanos, como seguir peleando hasta que se cumpla el constitucional derecho de la revocación del dictador Maduro, sin apelar, como Maduro hace, al odio, sino al perdón. Revocado Maduro, me parece que va a haber un corto recorrido, para el encarcelado Leopoldo, entre la cárcel y la presidencia de su país. Ojalá sea así, por el bien de un país tan cercano a España como Venezuela, que nunca iba a estar como Cuba, según muchos votantes bienintencionados, y que ahora está incluso peor. Tengámoslo en cuenta en nuestro país.

Menos Podemos, representantes de todos los grandes partidos políticos españoles estuvieron el miércoles mostrando su apoyo a Leopoldo López y a sus familiares, amigos y partidarios. También se lo mostraron muchos representantes de la prensa -yo incluido-, empresarios y representantes destacados de todos los sectores de la sociedad española. Hacia todos enviaron Leopoldo padre y Lilian su agradecimiento, considerando el apoyo español -comunistas excluidos- quizás el logro más importante que han logrado en toda su ya larga andadura de más de dos años por gran parte del mundo pidiendo justicia.

Durante el acto tuve ocasión de hablar con personas destacadas de este país nuestro. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, a la que Alfonso Ussía le había dedicado ese mismo día un artículo muy crítico, me comunicó que el día 16 vendrá a Melilla. Ussía me comentó que cada vez se siente más incómodo en su grupo periodístico, que adopta y alienta diferentes y contrapuestas posturas ideológicas, algunas sumamente peligrosas para España. Cayetana Alvarez de Toledo me aseguró estar encantada de venir a Melilla y dictar una conferencia en el Foro Melilla. El ministro de Exteriores, García Margallo, tan ligado a nuestra ciudad, me mostró -como prácticamente todos con los que hablé- su preocupación con un Podemos que pudiera influir en el gobierno nacional. Todos, los citados y muchas otras personas importantes de este país, como el presidente de honor y fundador del Correo, Santiago de Ibarra, me demostraron su cariño por Melilla, su interés por nuestra composición poblacional y sus deseos de prosperidad para nuestra ciudad, que tiene más importancia para España de lo que algunos, incluyendo muchos melillenses, pueden creer.

Todos aquellos con los que hablé coincidieron también en el drama que para España representan Podemos, el comunismo y el separatismo, un drama no tan lejano como parece, después de conocerse los últimos datos de la encuesta del CIS. Un drama que multiplicaría varias veces la catástrofe que significó el cantonalismo en el año 1873, descrito magistralmente por el republicano Ramón J. Sender en su libro Mr.Witt en el Cantón, sobre la Cartagena insurreccional de los últimos meses de la Primera República. A mí, personalmente, no me dan miedo ni Podemos, ni sus socios separatistas, ni toda esa patulea, pero sí me apena, y mucho, lo que puede llegar a sufrir la inmensa mayoría de los españoles. Por eso termino esta Carta como la empecé y el venezolano Leopoldo López nos recomendó: No nos dejemos quitar la democracia también en España.

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