Para el que lo ignore, deben saber que en la subida hacia la Alcazaba, hace muchas décadas, se encontraba emplazado el Rgto. Infantería África nº 68. Un joven sargento que perteneció a dicho Rgto. es el que escribe hoy, y dice así: «Queridos melillenses: me llamo Cornelio Vidal Borrás, y soy Sargento del Rgto. Infantería África 68, con guarnición en La Alcazaba. Nací en Cartagena, Murcia, hace 22 años. A las seis de la tarde del día 18.07.1909, según decían los médicos, en el parte que escribieron, los moros me mataron en Sidi Hamed el Hach…» Mis padres, Salvador y María Dolores, como podrán imaginarse, quedaron desolados, a pesar de que les quedó una pensión de 182´50 pesetas anuales. Un «Ceriñolo», como los moros les llamaban a los del Rgto. Infantería Ceriñola nº 42, el Soldado José Vidal Vallo, que como llevamos el mismo apellido paterno, nos decimos «primos», sin serlo. Este «primo» es gallego, de Sobrado, una aldea de La Coruña. Tiene 23 años, y sabe del terruño más que cualquier labrador de estos campos rifeños. El pobrecillo me dice que murió, a las siete y media de la tarde del 26.10.1909, en el Hospital Militar, de una peritonitis causada por la herida que le infringieron los moros en el abdomen, cuando luchaba junto a mí, en Sidi Hamed.
Como si no lo supiera, porque fui yo el que lo recogí a las puertas del Cementerio; y desde entonces, aquí estamos los dos, junto a un antiguo soldado, que dice que tiene más de un siglo de edad, y de apellido Vidal, como paterno, o sea, otro «primo». Al principio supusimos que estaba de broma, pero al contarnos su pequeña historia, sí que lo creímos de verdad. Este Soldado se llama: Jaime Vidal, y pertenece al Rgto. Voluntarios de Cataluña; y nos cuenta que lo hirieron, de un disparo en el pecho, en el Glacis del Fuerte de Victoria Grande. Era el día 17.12.1774, y con el frío que hacía allí, dice que no pudo aguantar hasta que, agotado y la pérdida tan grande de sangre, murió. Yo creo que también fue por la honda tristeza que le embargaba en esas fechas tan señaladas, y tan lejos de su familia.
Jaime, Jaume, como a él le gusta que se le llame, viene casi cada día desde la Bóveda de las Ánimas, en el antiguo Cementerio de Melilla.
Nos comenta que hay muchos compañeros, y también civiles, enterrados en la Bóveda de La Soledad, en el Patio de la antigua Tahona, y en los alrededores de la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción. El caso es que Jaume, a pesar de la edad que tiene, es uno más entre nosotros.
Nos cuenta que cuando colocaron la placa, con el nombre de su Regimiento en una de las calles de la ciudad, quedó muy emocionado, porque cree que toda persona que lee: «Voluntarios de Cataluña», debe entender que ese nombre tiene una gran historia, desde 1762, y que por la falta de espacio no podemos reflejar sus hazañas, ni los cambios de nombres que recibió durante todo este tiempo; pero sí que deben saber que, en 1847, llevó el nombre: «Cazadores de Cataluña nº 1», al que llamaron: «El Sublime y Heroico», por su brillante comportamiento en los campos de batalla. La verdad es que cuando uno escribe de unos hechos tan gloriosos, piensa que nuestras almas están custodiadas en los corazones de todos los que nos leen, por eso les rogamos, queridos lectores que cuando visiten a sus deudos, se detengan unos momentos en nuestro Osario, o Panteón, nos dediquen una pequeña sonrisa, y un «Padre Nuestro». Con eso nos conformamos todos. Reciban un fuerte abrazo».
Como este joven Sargento ya lo ha dicho todo, solo me resta decirles que hay que hacer sublime todo lo que se refiera a estos héroes.
También es mi deseo que la encina Gloriosa de nuestra Historia, se mantenga en perenne lozanía, fresca y pura, como lo fueron todos los que se encuentran descansando en estos sagrados patios.
