De la noche a la mañana, los vecinos del Monte María Cristina se han quedado sin su flamante parque infantil, que había sido inaugurado hacía justo seis meses tras una inversión de la Ciudad Autónoma de 235.000 euros. Un incendio intencionado registrado sobre las cuatro y media de la madrugada dejó totalmente calcinada la zona central del parque, reduciendo a cenizas el castillo, algunos juegos de muelles y varias papeleras, además del suelo de goma para evitar daños a los niños en caso de caídas. El suceso ocurrió de madrugada, justo en el mismo momento en el que los Bomberos atendían otros incendios en otras zonas de la ciudad: un contenedor en la calle General Marina y otro en la calle Universo, además de un coche en la calle Doctor Gómez Morales (Huerta Salama) y unos rastrojos en el Monte María Cristina. Un vecino que vive justo enfrente del parque, en la calle Eume, se tuvo que encargar de sofocar las llamas ayudándose de una manguera.
A la mañana siguiente, el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan José Imbroda, cuantificó en unos 40.000 euros el coste de los daños en este parque. “Han quemado 40.000 euros porque se les ha ocurrido a los energúmenos que le han pegado fuego a ese parque que muchas familias necesitan como zona de entretenimiento para sus hijos”, lamentó Imbroda.
Además, advirtió de que los culpables de este incendio tendrán que pagar el coste de unos daños que “ahora van a sufrir los vecinos y los niños”. Pidió a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado “que hagan todas las indagaciones precisas para que encuentren a los culpables y paguen”.
Recordó que las cámaras de seguridad de la cárcel quizá podrían ayudar a identificar a los presuntos autores y, aunque dijo no poder dar nombres, mostró sus dudas sobre “la casualidad” de que hace apenas unas semanas un grupo de jóvenes pidieran trabajar en el mantenimiento del parque. Sus pancartas pidiendo empleo estaban todavía colgadas ayer en el parque.
“Monumento a la barbarie”
Asimismo, Imbroda abogó por dejar sin reparar el parque durante un tiempo como “monumento a la barbarie y lo que no se puede hacer”.
